A enero de 2019 existían más de 128 millones de piezas de basura espacial inferiores a 1 centímetro.

Basura espacial de una nave experimental altamente clasificada y reutilizable de China lanzada en agosto del 2022 iluminó el cielo de Costa Rica y el suroeste de Panamá la madrugada de este lunes durante su reingreso a la atmósfera terrestre.

El fenómeno captado por numerosos usuarios de redes sociales entre la 1:45 am y 2:00 a.m. mostraba una estela luminosa de varios filamentos desplazándose por el cielo despejado de la madrugada del lunes, causando preguntas entre los testigos que se cuestionaban si se trataba de un meteorito.

El astrónomo y astrofísico del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica, Jonathan McDowell, señaló en su perfil en la red social X (antes conocida como Twitter) que lo observado eran restos de un cohete Chang Zheng 2F lanzado por China en agosto del 2022 para desplegar un avión espacial robótico. El reingreso a la atmósfera terrestre ocurrió justo sobre San José y fue avistado desde distintos puntos del territorio nacional así como al sur en Panamá.

La sección del cohete que reingresó a la Tierra es la denominada "etapa superior", una parte de los cohetes espaciales que se activa después de que la etapa principal o primaria ha cumplido su función y se ha separado. La etapa superior se encarga de realizar maniobras precisas, ajustar la órbita, o incluso iniciar trayectorias específicas una vez que la nave espacial ha sido liberada de la etapa principal. Por lo general, la etapa superior contiene su propio sistema de propulsión, como motores y tanques de combustible.

Poder ver el fenómeno visual que genera el reingreso a la Tierra de basura espacial es poco común pues por lo general esos reingresos ocurren sobre el océano o lugares más abiertos.

La basura espacial es el nombre que reciben los objetos artificiales que orbitan el planeta Tierra y que ya no cumplen una función útil. Su tamaño puede ser tan grande como el de un satélite inactivo o tan pequeño como una escama de pintura.

La basura espacial ha sido considerada una amenaza para el futuro de la humanidad en la exploración espacial debido al riesgo incremental de que colisionen con satélites en funcionamiento y ocasionen daños a los mismos, ya que aunque sean de tamaño pequeño, la basura espacial se desplaza a velocidades de hasta 56.000 kilómetros por hora.

A enero de 2019 se tenían identificadas más de 128 millones de piezas de basura espacial con tamaños menores a 1 centímetro; unas 900.000 más con tamaños de 1 a 10 centímetros y más de 34.000 con tamaños mayores a 10 centímetros orbitando la Tierra.