El síndrome de Takotsubo o del corazón roto, es un mal silencioso, generado por factores estresantes, crónicos y de plazo prolongado. La situación de confinamiento y las crisis de que ella derivan, pueden estar acentuando la incidencia de esta enfermedad sobre la salud de la población en general.
El ser humano está expuesto constantemente en su cotidianidad, a situaciones que pueden atentar contra la vida, entre ellas están: los desastres naturales, la contaminación, el cambio climático, fenómenos sociales como la violencia, y otros a los que le damos cierto grado de importancia, ya que se pueden los observar, sentir y percibir de forma más evidente. Sucede lo mismo con las enfermedades, se tiene la tendencia a darle mayor importancia a aquellas que tienen una manifestación clínica severa o que se presentan de forma súbita y sin aviso alguno que a muchas otras que son latentes y silenciosas.
No todo padecimiento o afección a la salud se manifiesta de forma aguda, hay algunos que llegan con discreción, y van afectando poco a poco los diferentes sistemas del cuerpo humano, y cuando determinado padecimiento no resulta completamente evidente, tiende a confundirse con algo poco significativo y pasajero que se pueden diagnosticar por sentido común y tratar mediante la automedicación más fácilmente.
Las enfermedades silenciosas son aquellas que están presentes en el organismo de manera pasiva. Al momento en que se llegan a manifestar sus signos y síntomas, lo hacen de forma constante, pero leve, razón por la cual pueden pasar desapercibidas. Aun así, se sabe que ellas están ahí latentes, buscando en el mismo cuerpo humano o en cualquier actividad de la vida diaria un punto de quiebre para poder manifestarse de forma más severa y, al hacerlo, generalmente se evidencia que ha existido una combinación de diversos factores que desembocan en estados de deterioro avanzado de la salud. Un ejemplo particular de estas enfermedades lo es el Síndrome Takotusbo.
¿Se puede “romper” el corazón?
Popularmente, se ha dicho que el corazón se puede romper, esta metáfora romántica se ha tomado de manera simbólica, cuando en realidad, representa algo literal; ya que el corazón si se puede “romper”, pues este órgano puede rasgarse ante una alta y constante carga emocional o de estrés durante la realización de actividades como los deportes o en la experimentación de episodios emocionales fuertes, como las pérdidas, la violencia, entre otros.
Algunos ejemplos de las mencionadas situaciones que pueden desencadenar la manifestación de esta enfermedad, son; el fallecimiento de un ser querido, un diagnóstico médico alarmante, la violencia doméstica, perder o incluso ganar mucho dinero, las discusiones fuertes, una fiesta sorpresa, hablar en público, pérdida del empleo o dificultades económicas, el divorcio, u otros factores de tipo físico que generan estrés, como un ataque de asma, la quebradura de huesos o una cirugías de importancia, el sexo femenino, la edad, antecedentes neurológicos o psiquiátricos e incluso la infección por COVID-19.
El Síndrome Takotusbo, una patología poco comprendida
Esta enfermedad posee varios nombres entre ellos; miocardiopatía inducida por el estrés, el síndrome de discinesia apical y también el síndrome del corazón roto. A pesar de los avances en la medicina, la enfermedad continúa siendo un reto para las ciencias médicas, pues no se cuenta con métodos diagnósticos avanzados que sean capaces de prevenir este mal y porque además la multiplicidad de factores que pueden estar asociados a la enfermedad, añaden dificultad a la resolución de este enigma.
No obstante, el Registro Internacional de Takotsubo, elaboró el Score InterTAK, con la finalidad de evaluar la probabilidad de presentar el síndrome y adoptar estrategias de manejo en urgencias. Tal evaluación consta de siete parámetros que suman un total de 100 puntos, donde si se tiene un puntaje mayor a 70, existe alta probabilidad de padecer este síndrome, mientras que si es menor a 70 la probabilidad es baja o intermedia.
La pandemia por el virus SARs CoV-2 y su relación con el síndrome Takotsubo
Se sabe que tanto el Sars-CoV-2 como el Mers-Cov son virus de origen animal y que se pueden transmitir de forma directa a humanos, generando un contagio de manera exponencial. Las acciones tomadas por los diferentes países a nivel mundial han producido una suplantación de la dinámica de “normalidad” que deteriora el funcionamiento sistémico de las sociedades y con ello, reduce la salud y el bienestar social de las personas.
Hay que recordar que el ser humano ya vivía en un planeta enfermo y además con estilos de vida muy poco saludables, es decir; altos índices de contaminación ambiental, sedentarismo generalizado, obesidad, hipertensión, diabetes, enfermedades cardiorrespiratorias y otras que, tanto a nivel físico como mental, terminaron de acentuarse con la pandemia y los procedimientos de confinamiento, distanciamiento social y en general, la imposición de una nueva normalidad.
La enfermedad COVID-19 es un factor circunstancial de alto impacto en el bienestar humano, no solo por el hecho de ser una enfermedad nueva, sino porque ha traído consigo mayor posibilidad de que los factores asociados al Síndrome Takotsubo, incidan con más fuerza sobre la salud de las personas.
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