Los cambios emergentes del nuevo mundo del trabajo en la Cuarta Revolución Industrial se están convirtiendo rápidamente en una realidad para millones de trabajadores y empresas de todo el mundo. Las oportunidades inherentes para la prosperidad económica, el progreso social y el progreso individual en este nuevo mundo del trabajo son enormes, pero dependen de manera crucial de la capacidad de todas las partes interesadas para generar reformas en los sistemas de educación y capacitación, políticas del mercado laboral, enfoques comerciales para desarrollar habilidades, acuerdos laborales y contratos sociales existentes. Lograr resultados positivos y un futuro con trabajos de calidad para todos requerirá un liderazgo audaz y un espíritu emprendedor de las empresas y los gobiernos, así como una mentalidad ágil de aprendizaje permanente de los empleados.

Sin embargo, a pesar de las oportunidades, existen disrupciones. La disminución del costo de las máquinas pone especialmente en riesgo a los trabajadores poco cualificados que realizan labores rutinarias. Estas ocupaciones son las más susceptibles a la automatización. Luego de la publicación de Frey y Osborne que aseguraba que el 47% de los empleos de los Estados Unidos del año 2010 se encontraban en un alto riesgo de ser automatizados, diversas líneas de investigación han surgido desde entonces, todas intentando comprender cómo la llamada Cuarta Revolución Industrial afectará las economías del mundo.

Estimaciones del Banco Mundial indican que el porcentaje de trabajos amenazados por la automatización será de 77% en China, 69% en India y Ecuador, 67% en Bolivia, 64% en Argentina, Paraguay y Uruguay y 47% en Estados Unidos, evidenciando que los países en desarrollo son los que tienden a tener el mayor porcentaje de trabajadores manufactureros, que hacen labores manuales que serán cada vez más automatizadas.

Recientemente fue publicada la investigación titulada Retos de la Cuarta Revolución Industrial en el Mercado Laboral Costarricense, que identificó el perfil de los empleos en mayor riesgo de ser automatizados en Costa Rica. Con base en los datos de la Encuesta Continua de Empleo del IV Trimestre 2019 del Instituto Nacional de Estadística y Censo, los resultados muestran que la mitad de los trabajadores el país se encontraban en una situación de alto nivel de riesgo de que sus funciones puedan ser automatizadas en un futuro, ya que corresponden a la realización de actividades intensivas en la realización de tareas rutinarias, es decir, ocupaciones que consisten principalmente en tareas que siguen procedimientos bien definidos que pueden realizarse fácilmente mediante algoritmos sofisticados.

Se trata de un millón de personas que trabajan esencialmente en el sector privado, pero la mayoría lo hace en el sector privado informal, concentrados especialmente en el sector de comercio y servicios y que realizan tareas que requieren un nivel de calificación media o elemental, ya que la mayoría de ellos ni siquiera ha logrado concluir la educación secundaria.

Informes del Banco Mundial, el BID, la OECD, entre otros, coinciden en muchas de las propuestas que se plantean a los gobiernos, especialmente a los países en desarrollo, y estas se relacionan con mejorar el capital humano de la población así como anticipar medidas para la protección de los trabajadores que serán reemplazados y no se encuentren preparados para re adaptarse a las nuevas demandas del mercado laboral. Una de estas propuestas está relacionado con el concepto del “aprendizaje permanente”, asociada a la adquisición de nuevas habilidades para la población adulta.

La Cuarta Revolución Industrial traerá consigo nuevas formas de producción que incluirán cambios y adaptaciones en los empleos actuales, por lo que ciertos trabajadores se verán más afectados que otros por los constantes cambios en las habilidades requeridas. Las reformas al sistema educativo se enfocan en preparar el capital humano de las próximas generaciones, pero la población que actualmente se encuentra en edad de trabajar claramente se verá afectada por sus perspectivas laborales. La mayoría de las personas que están en empleos con un muy alto nivel de riesgo de automatización tienen bajo nivel educativo, ya que el 64% no ha concluido o empezado la educación secundaria, y el 40% a lo mucho concluyó la educación primaria. Esto plantea grandes retos.

Dado lo anterior, es claro que los gobiernos deben promover el aprendizaje en la edad adulta con el objetivo de transmitir a los trabajadores que no están estudiando ni tienen empleo nuevas habilidades o permitirles mejorar las que ya poseen.

Sin lugar a dudas, el fortalecimiento del Instituto Nacional de Aprendizaje será clave para la preparación del país antes los retos de la Cuarta Revolución Industrial. Mediante el proyecto de ley 21.738 recientemente aprobado en segundo debate se pretende que el INA “coadyuve en la inclusión e inserción laboral, en el autoempleo y en el desarrollo continuo en el empleo de las personas, a través del aprendizaje permanente, la capacitación y formación profesional para el desarrollo de competencias, la certificación de competencias, la reconversión y actualización, así como de acciones de intermediación laboral, orientación vocacional, profesional y laboral, seguimiento y otros servicios para el mejoramiento de la empleabilidad, en apego a los lineamientos de los ministerios rectores respectivos. Esto priorizando la atención a personas en condiciones de vulnerabilidad e históricamente excluidas”.

El rol del INA incluso se expandiría más allá de las actuales capacitaciones y la formación profesional, sino que, aprovechando los fondos del Sistema de Banca para el Desarrollo, podría ampliar su espectro de acción hacia temas de acompañamiento empresarial, generación de incubadoras de emprendimiento, asesoría técnica, entre otras, que son funciones que se enmarcan en un ámbito más amplio que el de capacitación y formación profesional, y se adentran más en el ámbito del desarrollo empresarial.

El involucramiento del INA en los procesos de transformación digital de las empresas que así lo requieran, acompañando en la adaptación de los empleados hacia las nuevas demandas de habilidades, y en conjunto con las políticas establecidas por el MICITT para cumplir la Estrategia de Transformación Digital hacia la Costa Rica del Bicentenario 4.0, serán claves para preparar al mercado laboral costarricense.

El INA será una de las instituciones que deberá aprovechar el país para prepararse adecuadamente ante los retos que plantea la Cuarta Revolución Industrial. La readaptación de trabajadores que serán desplazados de sus trabajos será clave en este proceso.

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