La pobreza no es un accidente. Igual que la esclavitud y la apartheid, es producido por el hombre y puede ser eliminada por las actuaciones de los seres humanos.

Nelson Mandela

Mi propuesta consiste en la eliminación de los impuestos sobre el trabajo y la producción y reemplazarlos con tributos al valor territorial.

La pandemia ha esclarecido varios problemas sociales. Uno de ellos, las cuarterías, edificios viejos que no han recibido el debido mantenimiento, ni las adecuaciones para funcionar saludablemente como habitaciones.

El actual sistema tributario penaliza el trabajo y la inversión privada en infraestructura a la vez que situaciones como las cuarterías son premiadas con muy pocos impuestos. Quiero presentar un ejemplo de otra ciudad que implementó un sistema de tributos que despenalizó la inversión en infraestructura y a la vez incrementó la tasa del tributo a los valores territoriales.

En la ciudad de Harrisburg, Pennsylvania, EEUU, la tasa del impuesto a los valores territoriales se fijó a seis veces sobre la tasa a las inversiones de infraestructura.  Recalcando que la ciudad de Harrisburg fue número dos en la lista de las ciudades más afligidas en el país antes de implementar el cambio tributario.

El alcalde de Harrisburg, Steven Reed, en 2003 en su recomendación a la ciudad de Philadelphia en torno a la aplicación del tributo a los valores territoriales declaró:

En la actualidad, hemos registrado un exceso de $3,100 millones en nuevas inversiones. El número de negocios registrados ha incrementado desde 1.908 a más de 5.900. Los valores territoriales han incrementado desde un valor de $212 millones a más de $1600 millones. El número de propiedades vacantes se ha reducido por más del 76%. El desempleo, que en general ha estado en los doble dígitos, está a la mitad de lo que estaba.

Todos los impuestos a la producción encarecen la vida, especialmente para los que menos tienen. En cambio, el valor territorial no lo produce el dueño de esa propiedad, el valor territorial es producido por la misma comunidad. Una propiedad aumenta en valor por la población que requiere de ella para vivir y la infraestructura que beneficia a esa población.

El impuesto a bienes inmuebles es en realidad dos impuestos. Un impuesto a las mejoras y otro impuesto al valor territorial. Es un impuesto muy reducido que cobran las municipalidades. Es de un cuarto de un porciento.  Simplemente se podría cambiar la ley, eliminar el impuesto a las mejoras y aumentar el impuesto a los valores territoriales por un porciento todos los años, por seis años. A la vez ir eliminando otros impuestos.

Lo que se quiere con la recuperación del valor territorial para usos públicos es eliminar el marco económico que hace factible para dueños de propiedades mantenerlas como cuarterías.  Si el impuesto territorial sube, no sería factible mantener este uso tan poco rentable. El propietario estaría motivado a darle un buen uso al terreno o dejar que otro lo haga.  Muchos recursos económicos están actualmente parqueadas en dichas propiedades, tierras de alto valor pero ociosas o mal aprovechadas. Se ven en abundancia en nuestras ciudades. El impuesto a los valores territoriales es un fuerte incentivo para modificar esta estrategia de inversión. Se convertiría en una estrategia para asegurar que las inversiones fueran rentables no recursos ociosos esperando futuras alzas en el valor territorial.

Los valores territoriales no son producidos por el dueño del terreno. Son producidos por la comunidad expresando su demanda para esa tierra, porque nadie puede vivir sin acceso a tierra, aunque sea indirecta. El valor territorial, por eso se llama el incremento no ganado.

El impuesto directo al incremento no ganado se ha aplicado en muchos lugares del planeta siempre con los mismos resultados.  Los recursos naturales se aprovechan en su mejor uso sin desperdicio.  Los recursos económicos buscan su mejor rendimiento aplicándolos a la producción y al empleo de las personas a salarios más altos. Los montos recaudados son suficientes para reducir y hasta eliminar los demás impuestos que encarecen el costo de vida.

El régimen tributario actual es responsable de que existan cuarterías y también de que hayan tantas personas que se encuentren obligadas a vivir en estas condiciones.

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