El pasado 12 de mayo el diputado David Gourzong (PLN) agredió de forma física al joven politólogo Giancarlo Casasola (asesor de otro legislador también liberacionista). La agresión fue motivada por un comentario que Casasola hizo en un chat privado, que luego fue reenviado (por otra persona) sin su consentimiento a un chat donde estaba el diputado Gourzong. El mensaje filtrado calificaba de “hps” a las y los diputados que firmaron una moción para retrasar la vigencia del matrimonio entre personas del mismo sexo en Costa Rica por hasta 18 meses después de pasada la pandemia del COVID-19. Ante estos supuestos hechos muchos han acusado en varios medios de comunicación y en las redes sociales, lo ocurrido como un acto de homofobia, pero pocas han sido las intervenciones acertadas sobre la conceptualización de la homofobia como estructura social.
A consecuencia de lo sucedido, en las redes sociales se popularizó una imagen con la definición de homofobia por parte de la Real Academia Española, la cual es descrita como la “aversión hacia los homosexuales o las personas homosexuales”. Existe una serie de problemas con esta definición tan blanda de este tipo de discriminación, esto ha provocado una confusión tremenda entre quienes alegan que la presunta agresión que propinó el diputado es un acto de homofobia, así como las declaraciones del jefe de la bancada liberacionista, Luis Fernando Chacón, que alegó que más bien fue el diputado Gourzong quien fue víctima de homofobia, en ocasión del insulto en el texto de Casasola. Emprendo a continuación un esfuerzo por desarrollar una línea de pensamiento que aclare algunos puntos que encuentro complicados sobre la discusión alrededor del uso de este término.
Es desafortunado este conflicto ya que ha desatado el uso de la palabra “homofobia” de forma inocente, sin tomar en cuenta la complejidad con la que ha sido estudiada esta categoría. Esta se define con frecuencia de la mano de un estereotipo o como un prejuicio. Se dice que son los conservadores, extremistas religiosos y gente poco educada, que tiene prejuicios que no todo mundo comparte en el resto de la sociedad. Si definimos la homofobia de esta forma este no es un problema tan grave, ni complicado, ya que se convierte en un problema psicológico que funciona en la mente perversa de grupos marginales.
El problema es que la homofobia no son prejuicios ni ideas en la mente de los locos, la discriminación en razón de orientación sexual es institucional, es una parte fundamental de la sociedad. Uno puede tener un prejuicio sobre un grupo poblacional, pero para que este sea homofobico tienen que haber instituciones sociales que apoyen este en detrimento de algún grupo. La homofobia es sistémica, estructural y funciona en la práctica política en poblaciones que son inferiorizadas. Sin estas instituciones que generen el efecto social sistemático y de vulnerabilidad, estos prejuicios son solo ideas en la cabeza de la gente y el conflicto acontecido entre los funcionarios de la Asamblea Legislativa no es sería más importante que cualquier pleito entre vecinos.
No hay una sola manera de definir la discriminación, en la historia la hay de color, de identidad religiosa, de género, por etnia o por orientación sexual. La homofobia es una jerarquía institucional de poder donde se traza una relación de inferioridad y superioridad sobre la línea del humano.
Quien está por debajo de la línea es considerado subhumano o no-humano. Por encima de la línea los mecanismos de administración de los conflictos son mediados por códigos de regulación y emancipación, se da un tratamiento de forma pacífica con momentos excepcionales de violencia. Mientras que el subhumano ha sido considerado más cerca del humano que el no-humano y por esto es que se hace creer a uno (subhumano) que es superior a otro (no-humano). Esta distinción no es accidental, ya que mantiene el discurso divisorio en las clases vulnerables, donde los conflictos se administran por medio de la violencia y desposesión con excepcionales momentos de paz.
Esta idea de la línea del humano fue expuesta por Franz Fanon en su libro “Piel Negra, Máscaras Blancas". Fanon plantea que existe una línea que divide el ser del no ser, entonces la homofobia no es solo un prejuicio en la mente de las personas, en el mercado laboral o si se permite a los homosexuales erigir una familia, más bien supone una estructura que califica de superiores a todas la formas de existencia de un grupo e inferioriza las formas de ser de otro grupo. Esta perspectiva existencialista funciona como una medida para determinar que es humano y que no, es por esto que Fanon y autores como Boaventura de Sousa y Ramón Grosfoguel plantean que existe una epistemología racista/imperialista/occidentalocentrica/cristianocentrica/patriarcal/colonial en las sociedades modernas, como la costarricense, que dan privilegio a las formas de pensar de los hombres de tradiciones judeo-cristianas. Convirtiendo los aportes de cualquier otra forma de conocimiento que se salga de este canon, en la excepción y algo raro en la producción de conocimiento.
Johan Galtung pensador danés fundador de los estudios de la paz ha dicho que “detrás de la violencia hay siempre un conflicto no resuelto”. Más importante que preguntarnos ¿cuál conflicto subyace a los supuestas agresiones que nos anteceden? Considero que es preguntarnos ¿De qué tipo de conflicto estamos hablando? Existen muchos tipos de conflictos, los familiares, de información, estructurales, así como de intereses y de valores. En especial este último tipo son causados por una reacción que intenta imponer por medio de la fuerza sistemas de creencias incompatibles, es decir sobre qué es lo bueno o malo, lo verdadero o falso, o bien lo justo o injusto. Sobre el caso narrado me atrevería a clasificar como causa directa un conflicto de valores, dada la desafortunada discordia entre el valor de los mensajes con la intención de ofender a un individuo o a un colectivo.
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