La situación actual afecta a muchos costarricenses, sin embargo, mi familia experimenta otro tipo de temor. Pronto mi madre será operada por cáncer de mama, una noticia que ha cambiado en gran medida el diario vivir de mi hogar.

Según estadísticas de la Caja, el cáncer de mama afecta a 1 de cada 19 mujeres en Costa Rica. Mi madre, al igual que la mayoría de las costarricenses, cree profundamente en el servicio de seguridad social costarricense. Sin embargo, uno de los factores que más le preocupa, no es sobre su salud, sino en su ámbito laboral. En concreto, que después de superar dicha enfermedad pierda su empleo debido a la incapacidad. Perder el salario, por el cual durante 20 años ha luchado para demostrar que es merecedora e igualmente capaz que los 5 hombres que trabajan junto a ella, a pesar de que el salario de ellos sea mayor que el de ella. Es por esto que en este texto trató de visibilizar la deuda que tiene Costa Rica con las mujeres en ámbitos laborales, específicamente en su salario bajo 3 aspectos: división por quintiles, nivel de instrucción y trabajo no remunerado.

En primer lugar, Costa Rica presentó un avance en temas de igualdad en el año 2013 con respecto al año 2011, específicamente, en la brecha salarial. En esta medición la diferencia del salario promedio principal neto entre hombres y mujeres era de ₡2.000, la cual ha sido la más baja durante los últimos 10 años. Asimismo, como se observa en el gráfico 1, se descompone los promedios salariales de la población por regiones y por quintiles en el 2019. Se puede observar que las brechas salariales existen en cada quintil y se aprecia como, el hombre gana aproximadamente ₡3 por cada ₡2 que gana una mujer, exceptuando las regiones de Chorotega y Huetar Caribe que conforme las mujeres se ubiquen en un quintil mayor, la brecha salarial se invierte. El gráfico evidencia las brechas presentes al 2019 con respecto al salario principal neto en los respectivos quintiles.

Por otra parte, mi madre al igual que muchas mujeres en Costa Rica logró, con esfuerzo, obtener un título universitario. De hecho, las mujeres constituyen el 57% de personas con un título universitario en el país. Pero, curiosamente el mercado laboral no asocia un mayor nivel de educación con mayores salarios para las mujeres en comparación con el hombre. No importa el nivel de instrucción, una mujer tiene un menor salario que un hombre. ¿Cuáles pueden ser las razones? Conforme pasa el tiempo se torna más difícil justificar esta situación, como a su vez, las pocas razones que quedan toman más relevancia. El machismo es el claro responsable de las brechas salariales, por ejemplo: hombres con mayor astucia para pedir un aumento, hombres que aplican a puestos de trabajo sin todos los requisitos; mientras que las mujeres solo se postulan a puestos en los cuales cumplen todos los requisitos, segregación laboral, trabajo no remunerado de parte de las mujeres en el hogar, entre otras.

Bajo cualquier nivel de instrucción, el hombre recibe un salario mucho mayor a una mujer, no obstante, las razones se intensifican más en los niveles instrucción más altos, esto se debe a que la sociedad inculca a hombres a especializarse en áreas en el mercado laboral que están correlacionadas con un salario alto. Según Hipatia del Programa del Estado de la Nación, los estereotipos de género mantienen alejadas a las mujeres de carreras mejor remuneradas, aunque las mujeres muestran un mejor perfil educativo que los hombres. Por ejemplo, carreras del área de ciencias, matemática o ingeniería. A pesar de que las mujeres forman el 57% de las personas con un título universitario, sus especialidades no permiten encontrar siempre las mejores oportunidades laborales.

Cuando se habla de trabajo no remunerado la diferencia según sexo es abrupta, esto es algo que, para la mayoría de lectores, es evidente, pero ¿cuánta es la diferencia de trabajo no remunerado entre hombres y mujeres? Según el Banco Central de Costa Rica, en el 2017 la razón de horas realizadas en trabajo no remunerado de mujeres sobre hombres es de 2,41 en zonas urbanas mientras que en zonas rurales llega a ser de 2,87. Esto significa que por cada hora que dedica un hombre a trabajo no remunerado, la mujer trabaja 2,41 horas en zona urbana y las mujeres en zonas rurales 2,87 horas. Siguiendo esta división por zonas, una mujer en realiza (en promedio) 36,8 horas semanales de trabajo no remunerado, mientras que un hombre suma solamente 15,3 horas. En  las zonas rurales la brecha es aún más evidente ya que en promedio las mujeres realizan 48,8 horas de trabajo no remunerado mientras que los hombres solamente 14,9 horas.

Mi madre, al igual que muchas mujeres de Costa Rica, conoce las consecuencias de una desaceleración de la economía, porque son ellas las que se ven más afectadas en el mercado de trabajo.

Como dijo Natalia Morales en un artículo: “Si a la economía de Costa Rica le va mal, a las mujeres les va peor”. Creo que en tiempos de cuarentena corresponde analizar la situación que viven las mujeres de parte de todas las personas y entes de Costa Rica. La concientización es un requerimiento para las futuras generaciones, buscar una igualdad en cantidad de horas en trabajos no remunerados sin depender del sexo, trabajos en casa no tienen que estar estereotipados por un género. Los hombres no son los protagonistas en esta lucha de igualdad, pero, el apoyo y la empatía de parte del hombre es necesario, y no solo en palabras, también en acciones. Un salario justo e igualitario es una obligación de toda institución públicas como privadas. Falta mucho camino por recorrer para saldar la deuda con la igualdad.

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