A los profesionales de salud nos toca combatir la desinformación inclusive cuando esta informa de un hecho que le merece mérito al país. Toda noticia mal reportada y toda notica falsa es un momento para educar. En ese espíritu redacto estas líneas.
Por redes sociales, telenoticieros, y servicios de mensajería circuló una tabla donde supuestamente destaca que Costa Rica tenía la tasa de letalidad más baja por COVID-19 en todo el mundo. Con bombos y platillos inclusive se mencionó que íbamos ganando la batalla, como ningún otro país lo ha logrado hacer. Sin embargo, los datos no eran totalmente exactos, ni completos.
La tasa de letalidad es una medida que se usa mucho en los medios de comunicación cuando se discute el riesgo de muerte por COVID-19. Esta medida también a veces se le llama riesgo de letalidad, o sencillamente CFR (por las siglas en inglés de Case Fatality Rate). El CFR es relativamente fácil de calcular: se toma la cantidad de personas que han muerto y se divide entre la cantidad total de personas diagnosticadas con la enfermedad. Por ejemplo, en Costa Rica al día del 6 de abril teníamos 2 muertes confirmadas y 467 personas fueron diagnosticadas con COVID-19. La tasa de letalidad sería:
2/467= 0.00428265525.
Una razón por la cual la CFR no nos dice fielmente cuál es el riesgo de morir por la enfermedad es que la CFR usa el número de casos confirmados, no el total de casos. Sabemos que existen casos sin diagnosticar, por lo que estos no se toman en cuenta al calcular la CFR. Por ejemplo, si suponemos que en Costa Rica tal vez hay 100 casos que no fueron diagnosticados (no tuvieron síntomas, o no acudieron al servicio de salud por que creyeron que era una gripe común), la tasa cambiaría a:
2/567= 0.003527337
Es decir, la CFR puede subestimar o sobreestimar —como en este caso— el verdadero riesgo de morir por la enfermedad. Es fácil entonces suponer que el número total de casos diagnosticados dependerá de muchas variables, tales como la cantidad de personas que se les hace la prueba por COVID-19, la fortaleza del sistema de salud, la facilidad del acceso a la prueba diagnóstica, entre otras. Puesto de otra manera, cuando se compara el CFR entre diferentes países, las diferencias no solo reflejan la mortalidad, sino también las diferencias en los esfuerzos por diagnosticar la enfermedad.
También es importante aclarar que muchas veces se hace referencia a la CFR como si fuera una constante, pero en realidad nunca lo es. Cuando cambia el número de casos diagnosticados, se modifica la CFR. Cuando aumenta el número de muertes también cambia la CFR. La CFR refleja la letalidad para un contexto, un momento, y una población particular. Diferentes poblaciones tendrán diferentes conformaciones y otras variables que modifican la tasa. Por ejemplo, en Italia la CFR es alta, en parte debido a la saturación del sistema de salud por la pandemia, y en parte debido a que tienen una población más envejecida, esta, al tener mayor riesgo de muerte, registra un CFR que tiende a ser más alto. Esto es imposible verlo desde solo la CFR cruda.
La CFR tiende, además, a no ser exacta en el transcurso de una epidemia. Usando el ejemplo de nuevo de Costa Rica, puede suceder la situación desafortunada que algunos de los casos confirmados hoy eventualmente mueran. Esto puede llegar a tomar hasta 8 semanas. Esto significa que la CFR no consideraría el día de hoy esa muerte, pero si vemos la CFR 8 semanas después sí la consideraría. Esto puede parecer pequeño, ya que se trata de solo una muerte, pero si habláramos de una población donde hay miles de infectados en un contexto de posible colapso del sistema de salud, la evolución de la enfermedad hacia la muerte sí tiene implicaciones importantes para la interpretación de la CFR.
Por estas y otras razones, la CFR no es una buena herramienta para comparar países, y menos durante el transcurso de la pandemia.
Si bien, y en repetidas ocasiones lo he mencionado, el gobierno de Costa Rica y las autoridades de salud han hecho un trabajo excepcional con el manejo de esta pandemia, no tenemos la CFR más baja del mundo y tampoco es un buen indicador para comparar desempeño. Esto no nos resta mérito, pero sí sentimos que para bien o para mal, nuestro rol como profesionales es en parte combatir la desinformación para poder tomar las decisiones más adecuadas en el contexto.
Aquí el cálculo al 6 de abril (el día que circuló la información) de los países con la tasa de letalidad más baja:
País | Casos | Muertes | CFR |
Nueva Zelanda | 943 | 1 | 0.00106044539 |
Kuwait | 665 | 1 | 0.0015037594 |
Latvia | 543 | 1 | 0.00184501845 |
Qatar | 1832 | 4 | 0.00218340611 |
Slovakia | 534 | 2 | 0.00374531835 |
Islandia | 1562 | 6 | 0.00384122919 |
Palestina | 253 | 1 | 0.00395256917 |
Costa Rica | 467 | 2 | 0.00428265525 |
Singapur | 1375 | 6 | 0.00436363636 |
Uzbekistán | 397 | 2 | 0.00503778338 |
Fuente: Coronavirus Disease (COVID-19) – Statistics and Research
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