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— Según los datos de la Caja a 2017, 3 de cada 10 costarricenses consume algún tipo de antidepresivo (1 millón 400 mil personas, aproximadamente, es decir el 28% de la población nacional); ese año, la institución reportó la atención de 16 mil consultas en el área de psiquiatría, de las cuales cuatro mil se debieron a trastornos mixtos de ansiedad y depresión; la depresión, además, es la quinta causa de incapacidades laborales de la Caja y es una de las principales razones por las que la cifra de suicidios que se registra anualmente, ya va por 385. Por eso es imposible que, en el marco del Día Mundial de la Salud Mental que se conmemoró ayer, no le dediquemos un punto a este urgentísimo tema.
— No es poco lo que hemos informado al respecto desde que en diciembre pasado, la Contraloría General de la República emitió la alerta de que el Plan de Acción de la Política Nacional de Salud Mental 2012- 2021 (PA-PNSM) ha sido ejecutado apenas en un 19,5% y que reporta un superávit de más ₡304,6 millones.
— Por ello, el reporte del Ministerio de Salud del día de ayer en el que se señala que las Direcciones Regionales de Rectoría de la Salud y las Direcciones de Área Rectora de Salud ya están implementando 21 proyectos comunitarios enfocados en la prevención del comportamiento suicida, hace que uno respire un poco mejor, principalmente porque 5 de ellos están dirigidos a población de entre 12 a 19 años. Sin embargo, y como la cifra de suicidios no ha hecho más que subir en los últimos años, es a su vez imposible que nos conformemos con eso.
— El contexto actual nos urge a que pongamos nuestro grano de arena en pro de una mejoría en las condiciones de salud mental a fin de reportar cada vez menos casos de suicidio y ese es el mensaje que nos envió el día de ayer la representante de la Fundación Amy, Candy Rivera, con quien conversamos a fin de ampliar en este asunto.
Es necesaria la educación y la sensibilización en salud mental, en Costa Rica estamos muy muy atrás este tema y todavía hay mucho estigma. Tenemos que trabajar por ir quitando esta idea de que es una cuestión de actitud o de que no son enfermedades porque todavía hay gente que no lo entiende: la depresión es una enfermedad que puede matar y que es algo serio, pero también se puede tratar y por eso tenemos que estar con la mente abierta y con los recursos en la mano.
— La Fundación Amy es una organización que empezó su trabajo a partir de la experiencia familiar de Rivera, cuya hija decidió acabar con su vida a mediados de este año. La situación, además, tuvo el agravante de que un medio de circulación nacional publicó la foto de su muerte en una de sus portadas, lo que terminó de convencer a su madre de fundar este espacio que ahora busca dar apoyo a aquellos jóvenes que están afrontando una situación de este tipo.
— Ese objetivo, por supuesto, está cargado de aristas que van desde lo que el costo del tratamiento psicológico y psiquiátrico puede representar para muchas personas, hasta lo saturadas que están las listas de espera de atención en la Caja y lo poco sensibilizados que están los servicios médicos al respecto. El relato de Rivera de que el Hospital de Niños solo atiende crisis psiquiátricas en personas de hasta 12 años y remite a adolescentes al Hospital Psiquiátrico o al área de Psiquiatría del Calderón Guardia, es un buen ejemplo de ello y por eso es necesario un enfoque integral del asunto:
En el trabajo de sensibilización entramos todos. En la medida en la que la sociedad empuje y presione por un cambio es que vamos a empezar a lograr cosas. Hay prácticas que los medios de comunicación deben implementar y que van por no publicar fotos, no mencionar tales palabras y dar información sobre dónde buscar ayuda y eso más bien revierte este fenómeno para que no se dé lo que pasó con mi hija. Hay muchas cosas que se pueden hacer, el problema es que hay poco apoyo y se ocupa una visión integral que entienda que no son solo terapias o medicinas y que todos tenemos un papel que jugar.
— Esta misma línea es hacia donde Cristina Gomar, fundadora de Vaso Lleno, dirigió su mensaje al señalar que es necesario un trabajo enfocado en la sociedad que ayude a romper los estereotipos respecto a la salud mental para así contener las situaciones que llevan cada año a cientos de personas a acabar con su vida: "Lo primero es educarse y aprender que una persona con un trastorno mental no es un 'loquito' como a veces se piensa. Tenemos que ver a la persona y tratarla como tal: como una persona".
— Gomar agregó que se le ha puesto un peso tan grande a la salud mental que por ello es un tema cargado de tabúes donde a veces se olvida de que quien sufre un trastorno es un ser humano que lo que necesita es apoyo y atención, dos de los principales medios que tiene una persona que sufre un trastorno de este tipo para salir adelante: "preguntále a la otra persona cómo se siente, reconocé sus emociones, empatizá, no juzgués y no le quités el valor a esos sentimientos". Es decir empatía y compañía, justo eso que salva vidas según señaló Rivera: "cada uno de nosotros informándonos y tomándonos las cosas en serio, podemos ser la diferencia entre la vida y la muerte".
— Esos últimos puntos, esos que no le competen tanto al sistema de salud sino a cada uno de nosotros, son con los que nosotros cerramos este punto el día de hoy. Las falencias en materia de política pública debe solventarlas el Estado pero mientras tanto hay mucho que podemos hacer para evitar que la cifra de 385 siga aumentando. Es un trabajo que nos toca a todos, a ponerle atención y cuidado.
Bonus Track: Vía AmeliaRueda.com: Maneras de enseñar sobre salud mental a los niños y niñas.
Hidden Track: Fiorella Rojas preparó un hilo con los números de asociaciones, programas e instituciones costarricenses que abordan la salud mental, gracias al trabajo de Patricia Blanco Picado, UCR.