Cuando conocí a nuestro fotógrafo, Eduardo Carmona, no tuve presente que él fue parte de la emblemática banda nacional Inconsciente Colectivo. 

Quien sí lo tiene muy presente es el magistrado de la Sala Constitucional, Paul Rueda Leal. 

Pocas oficinas del sector público me gustan tanto como las del Tribunal Constitucional, están por Calle Morenos, en La Sabana. Son espaciosas, bien iluminadas y muy elegantes. 

Rueda Leal, de 53 años, es el más reciente magistrado en ser reelecto por el Congreso. Y, aunque ha hecho un esfuerzo por mantener un perfil bajo como alto juez, no así ha sido el impacto de su trabajo al mundo jurídico costarricense. 

Por ejemplo, en mayo de este año se anularon 11 pluses salariales que estaban presentes en la Convención Colectiva de RECOPE, gracias al principio constitucional de razonabilidad y proporcionalidad.  

Este principio fue puesto en práctica en nuestro país gracias al trabajo de Paul Rueda Leal, magistrado que durante tres semanas fue la figura mediática que puso una vez más sobre la mesa la nada transparente dinámica alrededor de la elección de magistrados.

Quién diría que el magistrado Rueda tiene en su lista de Spotify canciones de Inconsciente Colectivo. Quién diría que nuestro fotógrafo estrella es además una una estrella del rock nacional.

Luego que el magistrado y el fotógrafo intercambian algunas palabras sobre la banda de rock, y con un "muchas gracias por atendernos don Paul" , doy por iniciada la entrevista.  

Abro nuestra conversación con una frase que le indica al alto juez que la idea es que la persona entrevistada no calcule demasiado sus respuestas. Después de un rato, me doy cuenta que este magistrado, tan honesto como me lo parece, es también políticamente demasiado correcto.

El magistrado Rueda cruza su pierna y habla con las manos. Los sillones estilo Luis VX son característicos en este edificio. | Foto Eduardo Carmona

Una de las primeras entrevistas que hice para este espacio fue con don Fernando Cruz. En aquel momento, él me hablaba de algo que no parecía ser cuestionado entonces: La independencia y la imparcialidad de un juez. Empecemos por ahí.

Parece que algunas personas no terminan de entender la importancia que esto representa. 

—Sí claro. Cuando una persona presenta un caso para ser resuelto por un juez, esa persona siempre tiene una fe. La fe de que la persona que resolverá su situación es imparcial. Esa es la característica fundamental del sistema judicial: imparcialidad e independencia. 

Ese aspecto tan fundamental es también fundamental para la sostenibilidad del sistema democrático. En un sistema político cualquiera de los tres poderes públicos podría fallar, pero el que nunca debe hacerlo es el Judicial. 

En la confianza al sistema judicial radica un aspecto fundamental de la confianza en el sistema democrático. Ahí precisamente radica la relevancia respecto a la discusión de la imparcialidad y la independencia del juez. 

[La imparcialidad e independencia] no es solamente un derecho del juez, sino más bien un derecho del usuario del servicio de justicia. Pero sobre todo una cualidad del sistema democrático.

¿Cuál cree usted que es el mensaje político de que se haya puesto en cuestión la manera en la que usted ha fallado algunos votos? 

—Yo creo que todo es un aprendizaje. Las instituciones va madurando y también el conocimiento que se tiene de sus instituciones. Sinceramente, le digo que veo esto más como un proceso de educación. 

¿Para quién? 

—Para los diversos actores de la sociedad. Creo que la discusión tan rica que se produjo hizo que hubiera replanteamientos sobre cuestiones que no se habían pensado de manera suficiente. O se tenían ideas previas equivocadas. 

Y si usted me lo permite, aunque no me lo está preguntando, hay una cosa que quisiera decir. 

La enorme libertad de expresión que nosotros tenemos en Costa Rica, este régimen de libertad, porque vea que si hubiera sido un sistema político con características dictatoriales la gente no se podría expresar a favor o en contra de determinadas tesituras por miedo de tener alguna represalia. 

Y aquí tantos los que estuvieron a favor como los que estuvieron en contra pudieron expresar sus diversas posiciones sin miedo a que tuvieran algún tipo de sanción. Por tanto fue una experiencia bastante enriquecedora.

¿Qué significa que un juez o jueza permanezca estable en un puesto de magistratura? 

—Significa que el juez tiene que mantenerse en el cargo mientras su comportamiento sea adecuado y mientras no cometa alguna falta grave en el ejercicio del cargo. 

¿Falta grave? 

—El mero hecho de tener un criterio jurídico [disidente] no lo es. Porque el juez necesita absoluta libertad para resolver conforme a derecho, y de acuerdo a su línea de saber y entender. 

El único caso, que ya lo expresó doña Rosaura Chinchilla, es cuando hay una verdadera mala praxis judicial. Un error absolutamente injustificable, situación para la cual se requiere un debido proceso. 

El magistrado Rueda tiene una manera de hablar pausada, didáctica y afable. Es sin duda, políticamente muy correcto | Foto por Eduardo Carmona.

Antes de empezar a profundizar sobre este mismo tema, me gustaría saber un poco más de usted. 

—Bueno… parte de mi historia, fui uno de los presidentes más jóvenes de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica, en el 87. Luego, trabajé en el Instituto Nacional de Seguros. 

De la época de la universidad guardo con mucho cariño el hecho de que fui asistente de la Cátedra de la Filosofía del Derecho, con el doctor Pedro Haba Müller, que es un reconocido filósofo del Derecho en el país. 

Siempre digo, tal vez, con poca humildad que fui de los estudiantes que le pegó 10, 10, 10, a don Pedro Haba, que era bastante difícil. Hicimos una bonita relación de profesor a alumno. 

Tuve pensado estudiar en Alemania, de hecho Alemania es como mi segunda República. Porque fui estudiante de la Humboldt con una beca, y a Alemania me fui a estudiar también con una beca. Todas esas becas fueron del gobierno alemán, nunca tuve una beca tica. 

Entonces, dentro de mi proceso de formación tuve un acercamiento a la cultura alemana realmente estrecho. Me doctoré en Alemania, igual, modestia aparte saqué magna cumme laude [desempeño destacado], de la Universidad Johann Wolfgang Goethe de Francfort del Meno, Alemania, y luego vine a Costa Rica. 

Con un doctorado en Derecho Constitucional, el magistrado Rueda volvió al país. No está de más decir que, con este bagaje académico sus opciones laborales estaban, digamos… un poco reducidas.

Sin conocer a ningún magistrado o magistrada, menciona Rueda como quien menciona la clave para entrar a cualquiera de las Salas, una amiga suya, letrada, le contó de una posibilidad en la Sala Constitucional.

Paul se entrevistó con Eduardo Sancho, ex magistrado 1990-2002, y con Paulino Mora Mora, ex presidente de la Corte. “Así empezó esta historia”, recuerda.

Empecé a trabajar en la Sala Constitucional en el año 1999. Estuve un tiempo en la escuela judicial y luego regresé a la Sala. Ese ha sido todo mi trabajo acá. 

Estando acá en el país yo quise aportar algo de la jurisprudencia alemana. Lo podía hacer como letrado a algunos institutos. Por ejemplo lo que ahora entendemos como principio de razonabilidad y proporcionalidad, técnicamente hablando, eso fue algo que se pudo introducir merced a los estudios que tuve fuera del país.

¿Qué significa ese principio? 

—Es sencillo. Hay un protocolo para saber si algo es razonable y proporcional, es el llamado test de razonabilidad. 

Entonces, existen cuatro pasos donde se miden aspectos muy concretos, por ejemplo, entre varias medidas se debe escoger cuál es la que menos lesiona un derecho constitucional; hay otro aspecto de proporcionalidad, en sentido estricto (eso significa que, una medida puede ser aparentemente razonable, pero si afecta lo que uno llama el contenido esencial de un derecho, entonces no es constitucionalmente procedente), entre otras características. 

¿Un ejemplo donde se haya aplicado este principio? 

(Magistrado explica, denle play).

Me cuenta, además, el magistrado Rueda que, cuando estuvo en la Junta Directiva del Colegio de Abogados, 2002-2004, empezaron una agenda Nacional de Reformas al Poder Judicial, y que, por las casualidades de la vida, años después le correspondió proponer 10 puntos medulares de reforma judicial. 

En realidad, fueron nueve y luego se incorporó uno, de parte de doña Carmen María Escoto. Estos puntos tienen que ver con mi experiencia de vida y aquel trabajo que hice en el 2002.

Estas propuestas de reforma dieron paso a la conformación de 10 comisiones en las que participan magistrados y magistradas, a fin de generar “un documento ejecutivo, conciso y preciso, para ser discutido en Corte Plena”, que asegure la implementación y cumplimiento de cualquiera de las siguientes reformas:

Nombre de comisiones judiciales por tema y magistrados y magistrada que las lideran.

Las 10 comisiones cuentan con productos disponibles en el sitio web, es decir, documentos que muestren algún avance. Especialmente increíble, la comisión que pretende separar de la función de magistrados los asuntos administrativos de la Corte, presenta importantes avances.

¿Cuáles diría usted que son las cosas que [de manera prioritaria] se deben reformar y por qué? 

—Tenemos que blindar la labor del Poder Judicial de amenazas, que podrían afectar la independencia de los jueces. 

¿Qué tipo de amenazas? 

—Como dijo Fernando Cruz, nosotros no tenemos tanto músculo político como puede tener otro tipo de instancias. 

Porque precisamente, a la hora de resolver de manera imparcial y de manera independiente, nosotros debemos tener alguna actitud de prudente distancia ante diversos intereses. 

Esto no significa que el juez o la jueza se deba aislar en una cápsula ni que no tenga contacto con el mundo. Para nada. Lo que yo sí he planteado al respecto es que, en la resolución de casos en concreto debe existir una clara independencia y debemos desarrollar instrumentos, por ejemplo, acabamos de aprobar un protocolo para prevenir conflictos de interés.

¿Qué otra reforma considera necesaria? 

—Lo he dicho con claridad, el tema de que la Sala Constitucional debe salir del Poder Judicial. 

Esto es necesario porque, nosotros tenemos el control de constitucionalidad de todos los poderes [legislativo, ejecutivo y judicial]. En este sentido, es curioso que siendo nosotros parte del Poder Judicial, a cada rato tenemos que inhibirnos de cosas que se conocen en Corte porque luego vienen a dar acá, para ser resueltas en Sala Constitucional. 

Para muestra un botón, el plan fiscal, el tema de pensiones de funcionarios judiciales, etcétera. En estas áreas creo, lo más sano es usar la estructura normal de un tribunal constitucional. 

Si se hiciera un análisis de Derecho Comparado, lo común es que los tribunales constitucionales estén separados de los demás poderes. Lo que es atípico es lo que sucede en Costa Rica.

¿Cómo se ha tomado esta propuesta dentro del Poder Judicial? 

—Don Jorge Araya [magistrado Sala Constitucional] me había dicho que él tenía la misma idea. No podría decirle sobre los demás compañeros de Sala Constitucional, porque sólo he conversado con Don Jorge. 

Ahora, lo que habría que hacer es plantear la propuesta por escrito y discutirla aquí, en pleno de la Sala.

Paul Rueda Leal La oficina del magistrado, como otras, tiene dos ambientes. El ambiente de trabajo, donde nunca falta el escritorio lleno de papeles, y el ambiente de reunión, donde está la sala y un pequeño comedor | Foto por Eduardo Carmona.

¿Cuáles [propuestas] diría usted que han causado más roce al interno de la Corte? 

—Yo no diría que roce. Diría que son temas en los que las personas tienen distintas posiciones. 

Ahora, es público y notorio que existe una discusión en la cual 11 magistrados pensamos que debe analizarse todo lo relativo a cómo se nombran las magistraturas y el procedimiento de las magistraturas suplentes, y hay otro grupo de 11 magistrados que tiene una tesis diferente.

Dicen que, tal vez, es mejor esperarse a que la Asamblea Legislativa haga la consulta para nosotros manifestarnos. 

Esa es una discusión que está en veremos. El presidente de la Corte [Fernando Cruz] verá cuándo es el momento más adecuado para desempatar. 

Yo soy de la tesis de que la discusión debe darse más allá del Poder Judicial, también [deben participar] las facultades de derecho, el Colegio de Abogados y la sociedad civil. Este es un tema nacional.

Con la claridad de que sí, es un problema nacional, pero al Parlamento le toca resolver. Ellos pueden tener diversos insumos, pero, parte de su exclusiva competencia en el debate parlamentario es establecer cuál diseño [para la elección de magistraturas] es el más adecuado. 

A dos años de que el Poder Judicial haya entrado en una crisis de imagen, más allá de lo que ustedes a lo interno han hecho, ¿cómo cree que han salido frente a la sociedad? 

—Francamente creo que la percepción negativa que teníamos ha disminuido mucho. Eso creo que es notorio (...)

Pero, creo que podríamos mejorar nuestros niveles de comunicación.

Cuál diría usted que es uno de los trabajos...*

—El pésimo es el administrativo. Tal vez pésimo es exagerar el término pero, el trabajo que requiere más análisis y estudio es la concentración de asuntos que estamos teniendo de un órgano compuesto por 22 personas [Corte Plena]. Esto no es funcional. 

Un órgano más ejecutivo [eficiente] debe tener menos integrantes. Debe dejar de dedicarse exclusivamente a las cuestiones de gobierno [cuestiones administrativas]. 

Debemos analizar casi desde un punto de vista de ingeniería, qué modelo podría ser el más eficiente, para tener mayor agilidad y ejecutividad en las decisiones que se toman.

Habrá diferentes puntos de vista... 

¿Por qué cree que esta reforma no se ha hecho antes si es tan urgente y evidente? 

—Casi se me sale una mala palabra, (ríe). Bueno... la ventaja de las crisis es que son excelentes oportunidades para cambiar lo que por alguna insospechada razón no se ha podido antes. 

Lo que pasó en el 2017 es algo que nos da una oportunidad para impulsar cambios que en algún momento se plantearon, pero que la misma dinámica institucional impidió que se dieran con la suficiente celeridad. 

Entonces, ¿usted cree que estos cambios no se han dado por rutina su desidia?

—Yo no he entrado analizar por qué todos estos cambios no se hicieron antes. Sí le puedo decir que he sido parte de un grupo de personas que hemos impulsado cambios.

Y, cuando estaba don Luis Paulino Mora en vida empezamos a discutir toda una serie de reformas judiciales. Luego, se quiso volver a retomar el tema, pero no puedo explicarle exactamente las razones por las cuáles no se han hecho estos cambios.

La oficina de Rueda Leal, está perfectamente decorada. Todo combina. Cada color está en relativa armonía | Foto por Eduardo Carmona La oficina de Rueda Leal, está perfectamente decorada. Todo combina. Cada color está en relativa armonía | Foto por Eduardo Carmona

***

Después de una última pregunta y al baile de las manijas del reloj de un de repente le digo “muchísimas gracias por atenderme don Paul”. 

Bromeando, el magistrado Rueda pregunta, “¿pasé la prueba?” Ambos reímos, y no me deja marchar sin antes decir una última cosa:

Hay una cosa importante que no le dije. Todo este proceso que hemos vivido refleja la importancia de la libertad de expresión en Costa Rica. 

Aquí, nosotros podemos plantear diversas tesituras sin temor a que tengamos una represalia o alguna sanción, simplemente por opinar de una manera diferente. 

Hay cosas positivas en una sociedad a las cuales uno se acostumbra, y de repente las ve como normales. 

La discusión que se dio a raíz de mi reelección es buena. Porque refleja que nosotros vivimos en un régimen de libertad. 

Pienso que nosotros hemos tenido una lección de libertad y de democracia muy importante. Existe la maravilla de que aquí, la gente puede expresar sus opiniones.

Entonces, aparte de rescatar lo que el país ha ganado en este conocimiento: de qué es la independencia, la imparcialidad y su importancia, debemos reconocer que, gracias al sistema que nosotros tenemos ahora podemos expresarnos libremente, sin temor a repercusiones y eso ciertamente hay que defenderlo. 

Personalmente me he sentido muy satisfecho por esto.

La lámpara de sal, según cuenta el magistrado, fue un regalo de su esposa, para "limpiar la vibra" | Foto por Eduardo Carmona

De este encuentro salí particularmente en paz. Desde la lámpara de sal anaranjada que yace sobre el escritorio del magistrado, hasta los adornos milimétricamente acomodados por toda la oficina, me transmiten una sensación de tranquilidad. 

El magistrado Rueda tiene una personalidad interesante. Aunque disimula muy bien su olfato político está claro que tiene una lectura apropiada de su entorno. Él sabe que el bien común de la Corte, es decir, mantener una imagen de confianza, no permite que ninguno de sus miembros se salga de la canasta. 

Aunque me dijo que cree con total convicción que sus compañeras y compañeros son libres de expresar sus opiniones en Corte Plena, cosa que no dudo, algo parece no andar bien con el tema de la elección de las magistraturas en propiedad y suplentes. 

Su necesidad de exponer la ineficiente de la dinámica entre la Corte Plena y el Consejo Superior lo hizo no esperar a que yo terminara de formular mi última pregunta*, en la que le iba a preguntar cuál trabajo de reforma es el que se ha entregado de manera más completa, hasta ahora.

En cambio, el magistrado se apresuró a responder que el trabajo que más urge reformar es el que hace que, en pleno los 22 magistrados y magistradas discutan temas de carácter administrativo: revisar compras de suministros, activos, inversiones, etc.

Fue mi percepción que durante el proceso de reelección del magistrado Rueda Leal, la cual ocasionó que tres importantes medios de comunicación dedicaran sus editoriales al tema, hubo una atmósfera de pesimismo entre quienes creemos en la independencia de poderes. 

El pobrísimo debate y el nivel argumentativo entre quienes declinaron nombrar por otro periodo a Paul Rueda, realmente demostraron que la ignorancia es atrevida. Pero, mientras algunas y algunos vivimos el proceso medio espantados, parece que el magistrado tuvo un punto de vista diferente:

He estado cualquier cantidad de sentencias relacionadas al tema de la libertad de prensa. Pero uno escribe en teoría, de que la libertad de prensa es importante para la lucha contra la corrupción y para la rendición de cuentas etcétera. Muy bien. 

Pero otra cosa muy distinta es cuando uno está directamente en el centro de la tormenta.

Cuando uno es directamente actor del asunto es una experiencia académica muy interesante. En Derecho hay un término que se llama internalizar, lo usan los abogados penalistas. Internalizar una conducta. 

Aquí hubo una internalización porque, uno aprende no solamente de lo que lee, o de lo que estudia. Muchísimas veces uno aprende más de lo que vive, y esto para mí fue una experiencia muy gratificadora. 

Gratificadora por constatar que vivimos en un sistema de libertad y gratificadora porque efectivamente cuando se trata de defender valores fundamentales de nuestra sociedad, los realmente esenciales para mantener la estabilidad democrática, las ideologías no cuentan. 

De pronto personas que tienen visiones de mundo muy distintas saben que tenemos ciertos aspectos fundamentales de nuestra sociedad que todos debemos defender. Esto fue muy interesante. 

Esta ha sido una vivencia muy positiva y me da esperanza. 

Porque a veces uno ve todo en penumbra… que recesión económica, que la situación fiscal del país y en muchas otras áreas... uno ve en negativo. Pero no, de pronto uno ve ciertas actitudes positivas y constructivas. Esto hace que uno se sienta feliz de vivir en este país.

Magistrado Paul Rueda Leal, Sala Constitucional | Foto por Eduardo Carmona

Con este esperanzador pensamiento nos despedimos, el magistrado, la estrella de rock y esta periodista. 

El punto de vista del magistrado Rueda me hace reflexionar en si el pesimismo social que vivimos no ha llegado demasiado lejos. A veces, de veras pensamos que todo está perdido. Y no. 

Pero, aunque no todo esté perdido, no debemos dejar de vigilar cómo algunos intereses particulares se cuelan entre nuestra institucionalidad. De acá me voy satisfecha, pero siempre cuestionando, ¿hay algo más en el tema de la elección de magistrados y magistradas? Parece que sí.

La respuesta queda para la próxima semana, cuando les comparta la entrevista con el magistrado Luis Guillermo Rivas, presidente de la Sala I, y quien está a cargo de la comisión para la Selección de Magistrados y Magistradas con garantía de independencia e idoneidad técnica y ética. 

Gracias por acompañarme. Recuerden que siempre me pueden escribir a [email protected]. Nos leemos la próxima semana.