Es difícil encontrar una definición estricta de crisis económica, pero si hay algo en que lo cual varias fuentes coinciden es en caracterizarla como una contracción repentina de la producción, acompañada de una caída de los mercados financieros y niveles altos de inflación y desempleo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) brinda una aproximación de crisis financiera y subcategoriza sus efectos en crisis de deuda, crisis de tipo de cambio, crisis bancaria, entre otros.
Este concepto del FMI es el más adecuado si se considera un ejemplo como el de Costa Rica. Varios analistas han publicado en medios de prensa que dada la continua tendencia a la baja del Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) y niveles altos de la tasa de desempleo, es posible concluir que Costa Rica está atravesando una crisis económica. Lo correcto antes de hacer este tipo de aseveraciones, es ver la economía como un agregado y no solo los datos que dan indicaciones negativas.
Empecemos con la producción
El Banco Central de Costa Rica (BCCR), como ente totalmente independiente, publica de manera mensual el Informe de Coyuntura Económica. El último disponible es el de Abril del 2019, el cual tiene observaciones. Lo primero que señalan es que la producción de los últimos 12 meses creció a una tasa de 2,4%. Las actividades con mayor dinamismo fueron la construcción y los servicios financieros, las que vieron una caída fueron la actividad agropecuaria y el comercio y el resto mantuvieron un crecimiento moderado.
Mientras que los bancos vieron mayores ingresos por comisiones de tarjetas de crédito y un aumento en los depósitos, la actividad agrícola se vio afectada por las fuertes lluvias en el Caribe y el hubo menor venta de vehículos. Lo interesante es notar que la economía como un todo logró recuperarse en los primeros meses del 2019 y frenó la tendencia negativa, como se observa gráficamente:
Es importante anotar que la economía costarricense se divide en dos: la externa que crece a ritmos bastante positivos y la interna que está totalmente congelada. Las empresas de Zona Franca bridan miles de empleos a personas con manejo de inglés (servicios de soporte) y título universitario; además mantienen a flote las exportaciones. Por el contrario, el crecimiento del comercio nacional se ve ahogado por un exceso de burocracia e incertidumbre del consumidor con respecto al futuro económico del país. Pero si lo vemos en conjunto, lo correcto es decir que no hay una crisis de producción y más bien hay un crecimiento y un cambio en la tendencia.
Seguimos con el desempleo
Las cifras indican que Costa Rica es el país con mayor desempleo de América Latina. En lo personal tengo mis reservas en cuanto a la exactitud de los cálculos de la Encuesta Continua de Empleos (ECE), ya que variaciones de ± 10,000 empleados de un trimestre a otro (sobre todo en el sector público) suenan alejadas de la realidad. Con un nivel tan alto de varianza, puede que el escenario sea mejor o peor de lo que los datos estiman.
La tasa de desempleo contabiliza las personas que están en búsqueda de trabajo y no lo encuentran, por lo que esta cifra tiende a variar significativamente dependiendo del crecimiento económico. Es decir, si un grupo importante de personas se da por vencido en su búsqueda de empleo, esta tasa va a disminuir, pero no significa que la situación haya mejorado. En el caso de que un grupo de personas repentinamente decida buscar trabajo y no lo encuentra, la tasa va a incrementar. Esta información se debe analizar con lupa, utilizando el número de personas ocupadas y la tasa de participación.
El ejercicio ya lo realizó el economista Alonso Alfaro en este interesante hilo, con base en los datos del INEC. Aquí señala que hubo una recuperación en los últimos trimestres en la población ocupada, pero que este impacto no se vio reflejado ya que la tasa de participación (personas que quieren trabajar) se incrementó sustancialmente. Por lo tanto, concluye que más gente salió a buscar trabajo y el alza en la tasa de desempleo del último año no es estadísticamente significativa.
Por supuesto que los datos preocupan, son más de 250.000 personas que quieren y necesitan trabajar y no encuentran empleo. El Gobierno debe triplicar esfuerzos en dinamizar la economía local (ojo que ahí va moviéndose), generar políticas que capaciten a las personas en inglés y enfocar los recursos en carreras que efectivamente tengan oportunidad laboral. Son miles de familias que no logran satisfacer sus necesidades básicas de transporte, alimentación, vivienda y eso debería trasnocharnos a todos.
Pero concluir que hubo un alza en el desempleo por causa de la reforma fiscal - por ejemplo- es simple y llanamente populismo. Costa Rica lleva años fallando en la generación políticas de generación empleo; por supuesto con la excepción de la administración Arias que abrió 10.000 plazas públicas de la noche a la mañana y todos sabemos en que terminó eso.
Inflación y tipo de cambio
Ni siquiera el más cínico puede poner en duda el trabajo realizado por el Banco Central para controlar los agregados monetarios, siempre mirando de reojo el tipo de cambio. Declaraciones testimoniales y datos de países que sí están atravesando una crisis en este momento (Venezuela, Turquía, Nicaragua, Argentina) sirven para no dar sentada la importancia de que los precios de la canasta básica no incrementen en 2 dígitos año tras año.
En fin
Me anticipo a la sección de comentarios en aclarar que no soy un partidario del PAC ni del PUSC, ni me interesa. La crítica es absolutamente sana y necesaria, y me uno al llamado de realizar una mejor política pública para generar empleo y vender activos y reducir el aparato estatal para reducir el déficit fiscal.
A lo que no me uno es a salir a los medios de prensa a encender las alarmas de crisis y decirle a la gente que guarde la plata debajo del colchón porque nos metieron un “paquetazo” y se viene una debacle. Una debida diligencia de analizar la economía completa, incluso tan breve como esta, demuestra que la producción está en crecimiento y no hubo un incremento repentino del desempleo. En cuanto a los efectos futuros de la reforma fiscal, ciertos estudios nos empiezan a dar un color “no tan trágico” al respecto, pero en futuros artículos y viendo cómo evoluciona la aplicación del IVA voy a hondar más en ese tema.
La objetividad no existe, y la gente debe tener claro que los analistas y voces de opinión tienen sus propios objetivos políticos por lo cual les conviene criticar constantemente. Eso combinado con una labor bastante deficiente por parte del Gobierno en comunicar las cosas buenas que se hacen y generar fairness, es nefasto para la confianza del consumidor, tan necesaria para levantar la economía.
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