Siempre hemos escuchado que las personas jóvenes somos el futuro, que nuestra voz se debe escuchar más adelante “cuando tengamos la capacidad de decidir”, que nuestras acciones serán el presente del mañana, pero se equivocan. El contexto histórico de cada movimiento nos recuerda que las personas jóvenes realmente somos el presente, que la juventud ha tenido su papel, la mayoría de las veces protagónico.
El liderazgo de las juventudes no se queda atrás ante el cambio climático, nuevamente el contexto mundial nos recuerda que las personas jóvenes somos el futuro. ¿Han escuchado de Fridays for future? Bueno, este movimiento nace gracias a una joven sueca de quince años, Greta Thunberg, que ante los efectos de cambio climático decide, a modo de protesta, dejar de ir a clases los viernes y en su lugar ir a marchar al Parlamento en Suecia, exigiendo que se apliquen las medidas del Acuerdo de París, el cual se enfoca en la mitigación, adaptación y resiliencia que deben tener los país ante el cambio climático —las negociaciones de este acuerdo fueron lideradas por la costarricense Christiana Figueres— en su país.
Tan fuerte fue la protesta de la joven Thunberg, que participó en la 24ª Conferencia de las Partes de la Convención sobre el Cambio Climático (COP24) donde expuso su mensaje frente a representantes y liderazgos de cada uno de los países que la conforman. Ahí, hizo un llamado, con mayor intensidad a las personas jóvenes, con énfasis en adolescentes, para que se sumen a su causa. Producto de esto se consolida el movimiento “Fridays for future”, donde adolescentes de distintas partes del mundo comienzan a protestar cada viernes frente a las autoridades estatales de cada país, exigiendo acciones a cada uno de los Gobiernos.
Incluso el pasado 15 de Marzo se dio una megamarcha en distintas parte del planeta a la cual se sumaron escolares y miembros de la comunidad científica, que respaldan las solicitudes, así como personas jóvenes de distintas edades… y es que justamente el cambio climático nos compete a todos y todas, las consecuencias no distinguen edad, pero si somos las personas jóvenes y la niñez quienes vamos a tener que enfrentar las consecuencias más fuertes e intensas.
¿Y Costa Rica?
Este movimiento mundial poco a poco va llegando a cada una de las áreas del planeta; lo que comenzó como una protesta de adolescentes ahora se está convirtiendo en un movimiento de personas jóvenes que exigen acciones en conjunto ante el cambio climático. Cuando hablamos de estas acciones, nos referimos a medidas de mitigación que van en función de evitar el aumento de las emisiones contaminantes y de reducir los efectos de cambio climático, medidas de adaptación —la línea por seguir— que deben tener como objetivo reducir la vulnerabilidad ante el cambio climático y las medidas de resiliencia que buscan fortalecer las capacidades de recibir perturbaciones sin alterar la estructura y funcionalidad.
En Costa Rica, a pesar de que el movimiento “Fridays por future” no ha tenido mayor presencia, existen distintos trabajos que se están realizando por incluir a la niñez y adolescencia en temáticas ambientales. Además, hay varios esfuerzos de organizaciones no gubernamentales que están trabajando en sensibilización ambiental, incluso varios están siendo liderados por personas jóvenes.
También existe la Asamblea Nacional de la Persona Joven, que es el máximo órgano de representación de las juventudes del país (en una próxima columna hablaré sobre este espacio), que desde hace tres años comenzó un esfuerzo por trabajar sobre una agenda verde-azul. Desde ahí hemos exigido tanto al expresidente Luis Guillermo Solís, como al actual presidente Carlos Alvarado, que prioricen en sus agendas la temática ambiental, que dejemos de darle la espalda al mar —porque tenemos un área marina inmensa—, que se den acciones concretas ante el cambio climático, que se realicen esfuerzos por trabajar de forma transversal el cambio climático y no verlo como una materia aislada.
Además, hemos presentado iniciativas de trabajo sobre la Agenda 2030, que si bien tiene solo un objetivo que menciona el cambio climático específicamente (objetivo 13), acuerpa en los demás objetivos las acciones necesarias de implementar en cada país camino a un futuro verde. Hemos entendido y aceptado que el desarrollo sostenible ha sido el camino que no hemos logrado seguir y que es necesario entender que el concepto original de dicho desarrollo ya no funciona debido a que ya no es solamente necesario un equilibrio entre los tres ejes: ambiental, social y económico, si no que es urgente comenzar a priorizar el ambiente por encima de los otros dos ejes.
También realizamos un trabajo a nivel local dado que contamos con presencia en cada uno de los cantones y espacios de juventudes, además contamos con distintas representaciones que asumen un rol de aliadas estratégicas. Así se van construyendo juventudes con sensibilización ambiental y con buenas prácticas de consumo que realizan acciones que contribuyen en la protección de los distintos ecosistemas, haciendo un uso racional y responsable de los recursos naturales.
En el país estamos dando los primeros pasos, pero son firmes y por eso hacemos un llamado diario a trabajar en equipo, a sumar esfuerzos y a unirse a la causa, que desde acá también respaldamos a las personas jóvenes que han dado lugar a este movimiento de juventud ante cambio climático, porque en efecto: las juventudes no somos el mañana, somos el presente, siempre lo hemos sido y nos corresponde llevar a cabo las acciones ¡hoy!
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