En 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de la lista de trastornos mentales, lo que deja sin sustento o justificación ética y jurídica a las intervenciones médicas y psicológicas que, sin base científica, pretenden “curar” o “corregir” la orientación sexual o la expresión de género. Este tipo de intervención se conocen como terapias reparativas y tienen como objetivo eliminar o suprimir la homosexualidad del paciente.
Tanto la Asociación Estadounidense de Psicología, la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, la OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se han manifestado en contra de estas terapias ya que no cuentan con validez científica de su supuesta eficacia y porque las pocas investigaciones existentes han identificado graves problemas éticos y repercusiones graves en la salud mental del individuo (por ejemplo: ansiedad, depresión y pensamientos suicidas).
Múltiples organismos internacionales se oponen a cualquier tratamiento que se base en la presunción de que la homosexualidad es un trastorno mental. De acuerdo a la declaración de la Organización de Estados Americanos (OEA) del año 2012 “las terapias de cambio de orientación sexual no tienen justificación médica y amenazan la salud de las personas”. La Asociación Mundial de Psiquiatría —que agrupa a 138 sociedades de Psiquiatría de 118 países— se manifestó claramente en 2016 afirmando que la homosexualidad no es enfermedad y que las terapias reparativas no sólo son ineficaces, sino que incluso son perjudiciales.
Algunos países cuentan con legislación actualizada en este tema. En el 2014 Ecuador tipificó en su Código Penal la aplicación de estas terapias, calificándolas como una forma de tortura y sanciona con privación de libertad de 7 a 10 años a quien aplique algún procedimiento con la intención de modificar la identidad de género u orientación sexual. Esta decisión va en línea con lo señalado por el Comité contra la Tortura (CAT) de la ONU, el cual estableció que las terapias de conversión o curación de la orientación sexual o identidad de género son una forma de tortura. En Argentina, las terapias reparativas están prohibidas en la Ley Nacional de Salud Mental.
Situación costarricense
En Costa Rica mediante el Decreto Ejecutivo N.°34399-S se dispuso que “las instituciones públicas deberán difundir ampliamente los objetivos de la conmemoración del Día Internacional contra de la homofobia, lesbofobia y la transfobia" que se celebra el 17 de mayo. El Poder Ejecutivo ordena así "facilitar, promover y apoyar las acciones orientadas a la erradicación de la homofobia, lesbofobia y transfobia”. Un ejemplo de acciones que van en contra de este decreto son justamente las “terapias reparativas”.
En Costa Rica existen terapias reparativas que se realizan de forma clandestina. La mayor parte de la información que se tiene proviene de la experiencia narrada por las personas que han sido víctimas de dichos procedimientos. Las víctimas son miembros de la población LGBTI que por lo general pertenecen a familias extremadamente conservadoras donde no se acepta la orientación sexual o la expresión de género de esa persona. En su desesperación acuden a servicios de terapias que se promocionan engañosamente ofreciendo una supuesta cura a la homosexualidad o a cualquier elemento de la expresión de género que no sea considerado aceptable por los miembros de la familia.
En abril del 2010, la Asociación Costarricense de Psiquiatría (ASOCOPSI) realizó un comunicado de prensa titulado "La homosexualidad no es una enfermedad". El 01 de marzo del 2013, ASOCOPSI aclara nuevamente que "no hay evidencia científica que apoye la eficacia de las terapias reparadoras y que por lo tanto esta práctica no está incluida como tratamiento psiquiátrico".
ASOCOPSI realizó dichas aclaraciones ante la creciente oferta de terapias reparativas de la orientación sexual que se estaba dando en el país y que parecían estar respaldadas por la realización de un congreso de bioética en el que participaría el Dr. de Irala, médico conferencista español quien en sus charlas no solamente asegura que la homosexualidad es una enfermedad sino que también promociona terapias curativas de la homosexualidad. Diversas organizaciones nacionales reaccionaron en contra de la declaratoria de interés público de dicho congreso. Dicha declaratoria de interés público fue justificada por el Ministerio de Salud de Costa Rica haciendo alusión al respeto a la libertad de expresión existente en el país.
Es por eso se requiere de una modificación de la Ley General de Salud en la cual de forma explícita se prohíba la aplicación de cualquier tipo de técnicas “reparativas” orientadas a la modificación de la orientación sexual, identidad y expresión de género. De esa manera Costa Rica estaría actualizando su legislación conforme a lineamientos internacionales para la protección de los derechos humanos de las personas LGTBI.
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