El Siglo XX está lleno de grandes avances tecnológicos, científicos y de toda índole. En 1961 el ruso Yuri Gagarin fue la primera persona en viajar al espacio, en 1969 cuatro ordenadores de distintas universidades, en Estados Unidos, se conectaron en red por primera vez y en 2003 se lanzó al mercado Skype.

¿Tiene esto algún sentido respecto a la entrevista de esta semana? Todo. Esta semana nos sentamos a conversar con la costarricense Sandra Cauffman, subdirectora de la División de Ciencias Terrestres de la NASA. Bueno, sentamos digo, yo en mi casa y ella en su oficina, todo gracias a la magia de Internet.

La coyuntura nos sentó bien. Aunque la entrevista no es sobre asuntos políticos internos o externos (por su prohibición profesional), la metáfora de cómo ella llegó a tan alto puesto en la NASA es una manera de ver que, cuando alguien pretende puestos de gobierno sobresalientes debe, como ella misma dice, “saber dónde está parado”.

La NASA es una agencia del gobierno de EE.UU., por tanto, lograr un puesto dentro no es lo que algunos llamarían “darle un chonetazo a una lora”, no, que va. Después de décadas de ser contratista para la agencia, Sandra, finalmente se colocó como recurso de planilla, el resto es historia. Hoy la tica ocupa uno de los 300 altos puestos de esta filial gubernamental. ¿300? ¿Muchos, no? me pregunté yo misma, no si tomamos en cuenta que en la NASA laboran casi 70 mil empleados, me contesta ella.

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Luego de 35 años viviendo fuera de Costa Rica, Sandra, no ha perdido la familiaridad del acento nacional. De vez en cuando se le olvida decir una que otra palabra en español y se le sale el ehhm, ahmm, pero nada la ha hecho perder su “r” arrastrada y su perfectamente pronunciada “s”.

Educación inclusiva

“Todo el empuje que tuve me lo dio mi mamá. Para ella era muy importante que yo tuviera educación. Mami no terminó el colegio, aún siendo una persona inteligentísima... si mami hubiera tenido la oportunidad de estudiar esa señora hubiera terminado con un PhD. Ella quería ser doctora, pero nunca pudo, trabajó en el hospital San Juan de Dios y empezó desde abajo. Cuando era pequeña limpiaba botellas y limpiaba los pisos. También trabajaba con enfermeros, y aunque quiso hacer algo al respecto (para estudiar) nunca tuvo la oportunidad. Ella hubiera hecho muchas cosas.

Nosotros vivíamos en Hatillo y se suponía que me correspondía ir al colegio Roberto Brenes Mesén, pero mami me dijo que yo no iba a ir a ese colegio, ella me dijo que iba a hacer un sacrificio para que yo fuera al Dobles Segreda, en La Sabana. El Dobles me quedaba a dos buses de mi casa. En ocasiones no tenía dinero ni para el pasaje y me iba a pata, me iba por dentro...

Mami me decía que yo tenía que estudiar, que tenía que tener una buena educación y que yo no podía dejar de estudiar. Eso como que se me metió muy dentro, que el cambio era el estudio y ese fue mi tiquete para salir adelante”.

¿Qué tanto le gustaba estudiar?

— Pues sí que me gustaba muchísimo leer. Siempre tengo dos o tres libros y desde que estaba pequeña leía, leía y leía porque no teníamos televisor entonces lo que me tocaba era leer, pero como tampoco teníamos muchos libros entonces a veces leía el mismo libro dos o tres veces, tenía de Julio Verne, y es que siempre me encantó eso de la ciencia ficción y todas esas cosas. En fin, me gradué del Dobles y pude ir a la Universidad de Costa Rica (UCR).

Ya en la universidad lo que pasó fue que yo quería entrar a ingeniería eléctrica y la persona que me atendió, que no me acuerdo ni quién era, me recomendó no ingresar a esa carrera porque supuestamente no era de mujeres, eso fue en el año 79. Me dijo que donde sí había mujeres era en el departamento de ingeniería industrial y que esa era la única ingeniería que yo podía estudiar, así que entonces pase tres años y medio en industriales y después me vine para acá (EE.UU).

La ahora alta ejecutiva de la NASA se fue a vivir a Estados Unidos porque su mamá se casó con un estadunidense. Ella de la UCR se llevó todos los documentos para presentarlos en una universidad de allá pero únicamente le reconocieron 31 créditos. Cuenta Sandra que tuvo que repetir algunas materias pero que no le importó porque luego de casi cuatro años logró graduarse.

Figuras literarias de gobierno

“La razón por la que quise estudiar ingeniería eléctrica es porque le encontré un uso práctico a lo que realmente me gustaba, que era la física. Pero como en Costa Rica estudiar física es ser maestro, entonces estudié ingeniería eléctrica, porque yo no quería ser maestra, yo quería aplicar algún conocimiento físico y esa aplicabilidad la vi en la ingeniería eléctrica. Ya cuando me vine decidí sacar los bachilleratos y lo saqué”.

Como ya les conté, eventualmente Sandra empezó a trabajar como contratista para la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, en 1991, y ya cuando pasó a ser personal de planilla, entre los puestos que ocupó, se desempeñó como directora del Proyecto MAVEN, que estudia la superficie marciana.

De pronto hago una pausa e intento dimensionar el trabajo de Sandra. La creatividad no me da para imaginar cómo exploran Marte y tratan de saber cómo fue que desapareció el agua de ese planeta. Es un campo que suena muy lejano para mí, pero a la vez es algo que inminentemente... está ahí. Realmente los seres humanos quieren llegar al astro rojo y Sandra ha sido parte clave de ese proceso.

Como dice el dicho “go big or go home”. En mayo del 2016 la física costarricense mudó de cargo dentro de la agencia espacial estadounidense para convertirse en la subdirectora de la División de Ciencias Terrestres. Este puesto tenía ciertos requisitos, entre ellos, cualquier candidato o candidata debía escribir un documento en el que se reflejara sus cualidades de liderazgo.

Claramente el gobierno del país norteamericano no le daría a cualquier persona la confianza ni la responsabilidad de coordinar las misiones que se envían al espacio para estudiar la Tierra a través de satélites, mucho menos de los recursos económicos para tales misiones. Pero como tampoco era algo para salir del paso, la agencia no solo solicitó hablar de liderazgo, sino, aún más importante, hablar de liderazgo para el cambio.

¿Para usted qué es liderazgo para el cambio?

— Bueno el documento en sí no era acerca del liderazgo para el cambio en su totalidad. Para poder aplicar a una posición de este tipo hay cinco competencias que uno debe tener, si mal no recuerdo, son liderazgo para el cambio, poder liderar grupos de trabajo, la otra es... ahmm ¿cómo se dice eso en español? Qué pena, a veces soy muy chapa diciendo cosas en español...

— En inglés, no importa...

— Building coalitions...

— ¿Construir alianzas?

— Exacto, construir alianzas, que no es únicamente empezar un trabajo sino también llevarlo a su conclusión y la última es tener un conocimiento muy amplio de los negocios que se hacen en la NASA y en todo el Gobierno.

Entonces para cada una de esas áreas tuve que escribir con claridad cuáles eran los conceptos, cuáles eran los retos, qué cosas había hecho yo en el pasado y cuáles eran los resultados que obtuve. Pero no era solo escribir por escribir, sino que también tuve que explicarlo con dos ejemplos reales y muy claros de cómo fue que yo pude liderar cambio, de cómo fue que yo pude liderar grupos de trabajo, etc. Cada ejemplo tenía que ser bien específico, bien explicado y con buen inglés.

¿Si ven los debates presidenciales? Ven lo importante que son. Los candidatos son eso, candidatos, los ciudadanos somos el panel decisor, nosotros somos quienes contratamos al presidente. Es importante asistir a la entrevista, tanto ellos, los candidatos, como nosotros los electores.

La entrevista fue bastante dura porque eran siete personas en el panel de entrevistadores y todos me tiraban preguntas por aquí y por allá, estas pruebas son bien difíciles de pasar. En toda la NASA hay, me parece que, menos de 300 puestos de este tipo para una población total de 70 mil personas.

Volviendo al tema de liderazgo para el cambio, ¿cuál ejemplo dio para demostrar su liderazgo para el cambio?

— Un ejemplo que di es el de cuando fui la directora de cierta misión en la cual había un montón de inconsistencias en los procesos que nosotros trabajamos con otra agencia. Pero como teníamos interdependencias (entre la NASA y la otra agencia) tan enredadas, tuvimos que hablar y empezar a entendernos para ver cómo era que se podían hacer las cosas en conjunto.

Hablando con la otra gente, de la otra agencia, pudimos identificar qué cosas nosotros debíamos cambiar internamente y qué cosas ellos debían cambiar para continuar trabajando juntos. Esto, claro, benefició a ambas agencias y el panel de entrevistadores tomó este ejemplo como uno de los ejemplos más positivos (entre los candidatos), porque a veces uno tiene que dar un poquito y la otra parte también tiene que dar un poquito. No se puede nada más decir “esto es mi proceso, esto es lo que voy a hacer y punto”. En ocasiones hay que hacer modificaciones o ajustes internos en el entendido de que al hacer eso, al mismo tiempo, es un beneficio estratégico para la la organización.

Liderar un país requiere de estas acciones. Liderar un país precisa de ciudadanos conscientes de qué estamos haciendo mal como nación y cómo podemos enmendar. El mundo no se acaba por reconocer en qué fallamos y en dónde necesitamos apoyo. Ahora, de este primer ejemplo, en el que Sandra describió una situación en la que reflejó el liderazgo para el cambio, al mismo tiempo plasmó que hablando se entiende la gente, y que es importante entender a la otra parte y que no necesariamente la otra parte es la contraparte, sino un aliado estratégico, es decir, un solo ejemplo habla de cómo cambiar, de cómo construir alianzas y, al mismo tiempo, de cómo ejecutar lo que se emprende...

— Usted construyó alianzas con la otra agencia, y ambas partes identificaron lo que tenían que cambiar y se beneficiaron, porque no es sólo proponer cuáles son los cambios, sino cómo alcanzar resultados en las cosas que uno emprende, ¿cómo se logra alcanzar resultados?

— Esto es parte de la comunicación que hay que tener entre las dos partes. Lo primero es saber exactamente dónde se está parado, porque si usted no sabe dónde está parado no sabe qué puede cambiar o qué puede mejorar. Entonces hay que entender muy claramente el alcance que uno tiene. Uno tiene que estar seguro cuánto puede rendir, debe dejar de pelear por las cosas que no valen la pena y únicamente preocuparse por las cosas que realmente agregan valor a las alianzas.

De pronto, durante esta parte de la entrevista me percato de que Sandra ha dejado de verme “a los ojos”, más bien cuando habla mira su escritorio y empieza a jugar con sus manos. Al rato me pregunta que si la sigo viendo y le digo que sí, ella me dice que se ha congelado su pantalla y que dejó de verme en vivo. Pero como nos seguimos escuchando, entonces seguimos con la entrevista.

— ONU mujeres le había hecho un perfil y me llamó muchísimo la atención una frase que usted dijo respecto a cuando trabajó en la misión MAVEN. Usted manifestó que celebra la oportunidad de trabajar con gente que acepta la diversidad. ¿Qué significa hoy en día para la sociedad, según lo que usted cree, aprender a trabajar en diversidad?

— Bueno, para mí la diversidad es no solamente ser mujer u hombre, ser una persona de color, ser un adulto mayor, o qué sé yo... Por ejemplo, una de las cosas que me he dado cuenta que sucede en Costa Rica es que a las personas mayores de 50 años les cuesta más encontrar trabajo y a mí me parece una cosa muy tóxica. Me parece, además, una cosa de poca diversidad laboral y una cosa muy tonta.

Lo que trae la diversidad a cualquier organización es la diversidad de pensamiento, y para mí eso es lo más importante, porque si consideramos la opinión de un grupo diverso para alcanzar un objetivo, será posible (lograr el objetivo) en muchos aspectos. Porque si solamente mujeres nos unimos a hablar de una cosa solamente vemos las cosas de una manera, pero si incorporamos hombres a la a la discusión ellos tendrán otra perspectiva y también a las personas jóvenes y a personas mayores, pues enriquece aún más.

Si siempre estamos proponiendo lo mismo de la misma manera entonces las personas nunca vamos a avanzar y eso es parte de lo que a mí me encanta de trabajar aquí, nadie ve si es que yo soy mujer o si es que el otro es hombre, si soy hispano, o si soy norteamericano. Acá lo que se ve y lo que se busca es una persona capaz de llevar a cabo su trabajo y contribuir a la comunidad con el trabajo encomendado...

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Una de las cosas que ha dejado esta campaña, independientemente de con quien simpatice uno, es que ambos candidatos, aún en carrera presidencial, han precisado de personas de otras agrupaciones para respaldar su trabajo y lograr apoyos colectivos. No sé si es que no recuerdo campañas pasadas tan frescamente, pero creo que algo empieza a suceder en Costa Rica. Empezamos a darnos cuenta que, aunque el campeonato nacional tenga equipos distintos, cuando juega la Sele ganamos todos. Es decir, para quienes no somos muy ágiles con las metáforas, nos empezamos a dar cuenta de que trabajar en equipo, y en equipo diverso, es importante.

Luego de 30 minutos Internet apagó su magia y colgamos la video llamada. Y aunque en principio no diríamos que fue una entrevista política, de esto se trata vivir en sociedad, de ver la lógica política en nuestras acciones cotidianas, ver la similitud de la política, como tradicionalmente la entendemos (políticos, gobierno, etc.), con nuestras vidas diarias.

¿Qué tal si le perdemos el miedo a la política y salimos todos a votar?