Desde el 6 de octubre de 2025 está en operación el nuevo sistema operativo del Ministerio de Hacienda: TRIBU-CR. Ya llevamos casi cuatro semanas con esta plataforma y, como contribuyentes, es un buen momento para mirar lo que funciona, lo que está generando fricción y cómo convertir la transición en una ventaja competitiva.
Una de las promesas del sistema era centralizar trámites: declaraciones, pagos, actualización de datos y notificaciones en un solo portal, la Oficina Virtual (OVI), lo cual, luego de utilizar la plataforma, parece funcionar de forma sencilla y clara. Hasta ahora la plataforma ha permitido que nuevas cuentas se creen y que las declaraciones empiecen a transitar por el nuevo módulo. Además, se han publicado guías, tutoriales y canales de soporte oficial. Para las empresas, este tipo de modernización significa menos plataformas que vigilar, menos “saltos” entre sistemas viejos y un camino hacia trámites más ágiles.
Sin embargo, no todo ha sido fluido. Varios reportes muestran fallas técnicas, especialmente en los módulos de declaraciones específicas. Algunas de las incidencias detectadas incluyen: formularios que generan decenas de páginas innecesarias, campos confusos en la declaración de IVA, imposibilidad de declarar créditos fiscales de IVA cuando no hubo compras en el mes (esto es abiertamente contrario a la Ley) y retenciones de tarjetas de crédito/débito que no automatizan como se esperaba. También se registraron demoras en códigos de validación y créditos fiscales no reconocidos por el contribuyente.
Ante esto, es importante:
- Verificar que el RUT (Registro Único Tributario) tenga los datos correctos: dirección, correo electrónico, representante legal. La migración tuvo corte al 25 de septiembre, por lo cual inconsistencias pueden persistir.
- Crear e ingresar cuanto antes al sistema: generar usuario en la OVI, probar los accesos, autorizar al contador o tercero que gestionará la empresa. La autorización de terceros tiene un rol clave para la operación fluida.
- Revisar el software de facturación electrónica, asegurando compatibilidad con la versión 4.4 y con TRIBU-CR, pues los datos de facturas alimentan las declaraciones automáticas.
- Tener un plan de contingencia interno: en caso de que el sistema presente caídas o bloqueos, que no se paralice el cumplimiento. Un retraso puede traducirse en sanciones o intereses.
- Mantener monitoreo de pagos y saldos: algunos usuarios han reportado que pagos realizados no aparecían inmediatamente en “Cuenta Integral Tributaria”.
- Verificar si los créditos fiscales utilizados para compensar el pago de deudas tributarias son reales, y no un crédito sin sustento. Esto por cuanto con una validación posterior, se podría detectar el uso de créditos no generados, provocando el deber de pago y eventuales sanciones.
Este arranque, con sus luces y sombras, es un paso vital hacia la modernización tributaria en Costa Rica. Para las empresas que lo gestionen bien, habrá ventaja: mejores controles internos, visibilidad del estado tributario, y reducción de cargas administrativas. Pero si se gestiona pasivamente, el riesgo es que se genere “costo de transición”: muchas horas de ajuste, errores que podrían evitarse, y posibles sanciones por descuido.
En resumen: como empresario o contribuyente, estas semanas son clave. Verificar datos, entrenar personal, ajustar procesos y familiarizarse con TRIBU-CR es necesario y parte del cumplimiento tributario que debemos tener, controlar y gestionar.
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