“El año en que aprendí a vivir”, escrito por Miguel Fuentes tras enfrentar un linfoma en estadio 4, se ha convertido en una herramienta terapéutica respaldada por organizaciones oncológicas.
Cuando Miguel Fuentes notó un bulto en su pecho en 2024, nunca imaginó que, pocas semanas después, recibiría un diagnóstico de linfoma no Hodgkin en estadio 4 con metástasis.
La noticia lo obligó a frenar su vida profesional y confrontar un proceso emocional profundo. Durante el tratamiento, aseguró que lo principal que tuvo que aprender "fue a aceptar y dejar ir: aceptar la vulnerabilidad, aceptar la incertidumbre y dejar ir la idea de control que uno cree tener sobre todo”.
En medio de ese proceso difícil, surgió algo inesperado: la escritura. “El libro, en realidad, nació sin proponérmelo. Fue mi hermano menor quien me sugirió escribir, y en ese momento no pensé en un proyecto, sino en una forma de entender lo que estaba viviendo. El año en que aprendí a vivir fue apareciendo poco a poco, como un compañero de camino”, mencionó Fuentes.
Lo que comenzó como un ejercicio personal terminó convirtiéndose en un proyecto literario validado por profesionales de la salud. La Dra. María Luisa Rebolledo, coordinadora de Psicooncología del Hospital México, afirmó:
Este libro no es solo un testimonio: es un grito de vida. Aquí se aprende a sobrevivir a pensamientos intrusivos, repetitivos, catastróficos. Aquí se aprende a vivir de verdad".
Además, tres organizaciones líderes en el acompañamiento a pacientes oncológicos —FUNCAVIDA, AGALEMO y la Comisión de Psicooncología del Colegio de Psicólogos de Costa Rica— han emitido cartas formales respaldando la obra y recomendándola activamente.
Para garantizar acceso equitativo, Fuentes implementó la iniciativa Compra uno, dona uno, mediante la cual cada ejemplar adquirido genera la donación de un libro a organizaciones de pacientes. “Hasta el momento hemos donado 100 ejemplares como parte de la campaña”, indicó. Las entregas se han realizado a AGALEMO, FUNCAVIDA, Hospital México y la Clínica Bíblica, que también ha colaborado en la distribución.
El autor resume el propósito del proyecto de forma clara:
Más que un logro personal, este libro ha sido una forma de cerrar el círculo: transformar algo doloroso en algo que pueda acompañar a otros”.
El alcance de la obra ha ido más allá de lo literario. Fuentes fue invitado a hablar sobre la humanización de la medicina frente a más de 600 colaboradores de la Clínica Bíblica y ha participado en múltiples ferias y presentaciones. “No esperé escribir un libro, así como tampoco esperé que, poco más de un año después, me diera la oportunidad de hablar (…) y recibir las palabras de apoyo de tantas personas que han encontrado compañía y esperanza en sus páginas”, añadió.
Un nuevo paso: acompañar también a la niñez
Durante el proceso de difusión del libro, Fuentes detectó una necesidad urgente:
Nos dimos cuenta de una gran carencia: hay muy pocos recursos disponibles en español para ayudar a los niños y niñas a procesar la enfermedad de sus padres”.
Frente a esto, desarrolló junto a su hija un nuevo proyecto: Los mapas mágicos de Sofía, una historia infantil que nace dentro del universo de El año en que aprendí a vivir.
“Esta versión infantil busca brindar a las familias una herramienta para conversar con los niños y niñas sobre el cáncer de una forma tierna, segura y esperanzadora”, comentó. El libro infantil ya está finalizado y el equipo se encuentra creando alianzas con hospitales y psicólogos que trabajan con población infantil. Asimismo, espera que pronto esté disponible en distintas librerías.
Una serie con sentido humano
Fuentes aseguró que este es solo el inicio de una serie que busca acompañar a pacientes, cuidadores y profesionales desde diferentes ángulos: “El siguiente paso es continuar posicionando El año en que aprendí a vivir como una herramienta de acompañamiento emocional, pero también ampliar la serie para que su mensaje llegue en múltiples formas a las personas y familias que lo necesiten”.
Su visión es clara y profundamente humana:
Queremos que cada libro donado, cada historia compartida, sea un recordatorio de que incluso en los momentos más difíciles, la vida todavía tiene mucho por ofrecer”.
El año en que aprendí a vivir está disponible en Librería Internacional (tiendas físicas y en línea), y por cada libro comprado, uno es donado a un paciente o cuidador.