La doble postulación de los candidatos, a la Presidencia de la República y a una diputación simultáneamente, ofrece importantes ventajas que conllevan a una mejor representatividad del electorado en el desempeño del sistema político.  Despreciarla y estigmatizarla con fines electorales meramente cortoplacistas, presentándola como una debilidad del contrincante o como una pose de seguridad en el propio triunfo, refleja una severa miopía política que impide otear el futuro en busca de alternativas de evolución del sistema democrático.

La atomización de la oferta electoral que ha seguido al rompimiento del bipartidismo en Costa Rica, se enmarca en un fenómeno político de dimensión global que, lejos de constituir una sorpresa, fue previsto y ha sido descrito por diversos autores, como es el caso de Jean-Marie Guéhenno, en 1995, en su libro “El fin de la Democracia”.

Se trata de un cambio de paradigmas cuyos efectos directos en nuestro país han llevado a la proliferación de partidos y pseudopartidos políticos, la mayoría de papel, que ha hecho que, ya desde hace mas de dos décadas, la elección del Presidente de la República se defina en elecciones de segunda ronda. El triunfo en estos balotajes se logra con el voto en contra de candidatos que son percibidos por la mayoría como una amenaza, lo que se convierte en el factor aglutinante de un electorado amorfo, reactivo y desinteresado, por ende, no informado, ni partícipe siquiera de algún programa o proyecto político común.

Sobre la Asamblea Legislativa, el efecto mas notorio es su conformación por muchas pequeñas fracciones, lo que hace que se asemeje un poco mas a los sistemas parlamentarios, en los que la negociación y la construcción de consensos resulta fundamental para el desempeño, tanto del Legislativo, como del Ejecutivo.

La doble postulación hace posible poder contar, en esa acción política cotidiana, con los aportes y la participación directa de todos aquellos postulantes que recibieron suficientes votos del electorado.  Por ser ellos normalmente los líderes en sus partidos, las minorías que los eligieron estarán mejor representadas con voz, voto y algún poder de negociación, en la toma de las decisiones mas importantes para el desempeño del gobierno, por ejemplo, la aprobación del Presupuesto Nacional y de leyes cruciales para el futuro desarrollo económico y social del país.

En los sistemas presidencialistas como el nuestro, el poder a lo interno de los partidos es mucho mas difuso y efímero. Se concentra por algún tiempo en los precandidatos, quienes negocian cuotas de poder con quien resulte escogido como candidato Presidencial de su partido.  La magnitud de ese poder está en relación directa con el apoyo electoral que tenga cada cual.

Al final, del abanico de partidos y candidatos, solo uno es electo Presidente.  Sus partidarios tratarán de hacer valer sus cuotas en el nuevo gobierno, lo cual no siempre consiguen, y todos los demás se limitan a regresarse a sus partidos para reiniciar los juegos e intrigas internos, con miras a una nueva postulación.

La diferencia mas evidente de los sistemas parlamentarios con lo que tenemos hoy en Costa Rica, es que en aquellos el núcleo de poder real de los distintos partidos está en los liderazgos de sus fracciones parlamentarias y el balance final de poder en el Estado se genera desde su interacción en el Parlamento.

Lograr proyectar y extender el liderazgo de los excandidatos a la Presidencia a todo el período legislativo de cuatro años, en la medida en que logren acercamientos reales con la gente y protagonismo por su buen desempeño como legisladores, desplaza el núcleo del poder desde las estructuras partidarias internas hacia la Asamblea Legislativa. Esto cierra espacio a luchas intestinas por el poder en los partidos y podría abrir espacios para la reflexión, el estudio y la generación de propuestas y programas partidarios mas profundos y de mayor proyección que la de los que se generan hoy.  Muchos de ellos son elaborados en función de una visión cortoplacista y hasta sesgada por su palatabilidad electoral y los destellos de una candidatura inmediata.  Ya es consabido que esta deformación es llevada al extremo por el populismo.

Otro efecto importante de lo anterior es que una exposición política real, en vivo y en directo, es la oportunidad ideal para que electorado conozca por sus hechos a esos políticos, lo que no se daría si se regresen a las consabidas luchas de poder a lo interno de sus partidos.

Este análisis debe enmarcarse y entenderse en el contexto internacional, en el que se juega un pulso mayor entre Totalitarismos y Democracia, ámbito en el que nos encontramos también los costarricenses.

No es casual que sistemas de gobierno históricamente estables estén hoy haciendo crisis, porque excluyeron a amplios sectores de la población de los beneficios del desarrollo y hoy enfrentan una nueva y muy distinta realidad.

Ahora la gran mayoría de los habitantes del Mundo tenemos acceso a los mismos tipos de herramientas de comunicación, estamos todos bombardeados por campañas de desinformación, igualmente tenemos acceso a recursos capaces de tergiversar la realidad y cada día tenemos mayor acceso a información extremamente peligrosa, todo lo cual aumenta la capacidad no solo de grupos organizados sino, además, de cada individuo, para afectar severamente a la sociedad.

Los impasse y crisis parlamentarias en Europa, el secuestro y desmantelamiento de las mas importantes instancias estatales, las campañas sistemáticas de devaluación del Poder Legislativo y el Poder Judicial dirigidos a lograr el secuestro del Estado por totalitaristas y narcos, lo cual vemos ocurrir en países desarrollados como en países del Tercer Mundo, así como la generalización y exacerbación de una creciente desigualdad en todo el Mundo, exigen  comprometerse con la creación de sistemas de gobierno mas representativos, resilientes y capaces de generar mas bienestar, específicamente para los sectores de la población que han sido relegados y excluidos de los beneficios del desarrollo.

Por ahora, en Costa Rica, sería muy sabio generalizar la doble postulación y darnos una oportunidad de intentar, y luego perfeccionar, un sistema semipresidencialista de avanzada, mas participativo, mas abierto y mucho mas comprometido con la gente.

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