Una investigación ha identificado microplásticos en todas las playas evaluadas hasta el momento, incluyendo aguas del Golfo de Nicoya y Golfo Dulce.
El Colegio de Químicos de Costa Rica emitió un comunicado de prensa alertando sobre los preocupantes resultados preliminares de una investigación nacional que confirma la presencia generalizada de microplásticos en playas, aguas costeras y organismos marinos en el país. Esta contaminación —invisible a simple vista en algunos casos— plantea riesgos reales para la salud pública, la seguridad alimentaria y la sostenibilidad de nuestros ecosistemas.
La investigación, desarrollada desde el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR) con participación del laboratorista químico Juan Guillermo Sagot, miembro del Colegio de Químicos de Costa Rica, ha identificado microplásticos en todas las playas evaluadas hasta el momento, incluyendo aguas del Golfo de Nicoya y Golfo Dulce. En la provincia de Puntarenas, por ejemplo, se registraron concentraciones de hasta 2.934 partículas por metro cuadrado. Las fibras sintéticas, procedentes del lavado de ropa y redes de pesca abandonadas, fueron las más frecuentes.
Más allá del impacto ambiental, el estudio documenta la presencia de microplásticos en peces, camarones, bivalvos y langostas de agua dulce, todos organismos de consumo humano habitual. La exposición no se limita a lo físico: muchas de estas partículas contienen sustancias químicas tóxicas asociadas a enfermedades graves.
Impactos de los microplásticos identificados por el estudio
Sagot añadió:
Estos plásticos llegan al océano por múltiples vías, y lo preocupante es que regresan a nosotros a través de la cadena alimentaria. Ya no es solo una preocupación ambiental: estamos hablando de salud pública”.
El ente gremial destacó que estudios científicos internacionales han detectado microplásticos en sangre, pulmones e incluso en placentas humanas, lo que refuerza la preocupación sobre el potencial de estas partículas para ingresar y permanecer en el cuerpo humano. Aunque aún se estudian sus efectos a largo plazo, la evidencia acumulada apunta a una exposición constante, cotidiana y preocupante.
Adicionalmente, señalaron que, “aunque Costa Rica participa activamente en redes científicas internacionales como REMARCO y la iniciativa NUTEC Plastics del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el problema también tiene raíces locales. Se estima que menos del 5% de los residuos plásticos en el país se reciclan, y que ríos como el Tárcoles transportan enormes cantidades de desechos sólidos hacia el océano, especialmente durante la época lluviosa”.
El colegio profesional agregó que, los datos del estudio revelan que cerca del 90 % de las muestras analizadas en arena y agua contienen fibras sintéticas, lo que señala fuentes claras como el lavado doméstico de ropa sintética, las redes de pesca fantasma abandonadas y la persistente cultura del uso desechable de plásticos. Botellas, bolsas, empaques y utensilios de un solo uso continúan siendo los residuos más comunes en las limpiezas de playa y en los muestreos científicos realizados.
Proceso de recolección de muestras de aguas para identificar presencia de microplásticos
El ente gremial aseguró que "esta situación se agrava durante la época lluviosa, cuando los ríos se convierten en canales directos de contaminación hacia los ecosistemas marinos. Las corrientes dispersan los fragmentos a lo largo de ambas costas. También se han analizado arenas de playa en el Caribe y se han encontrado microplásticos. Esta circulación no conoce fronteras, por lo que los residuos generados localmente pueden contaminar hábitats distantes y viceversa".
El experto recalca que el impacto ambiental ya es evidente, pero que también debe prestarse atención a la dimensión económica del problema. La industria turística, una de las más importantes del país, podría verse seriamente comprometida si persiste el deterioro progresivo de playas y ecosistemas costeros. Zonas que tradicionalmente han sido percibidas como limpias, saludables y biodiversas corren el riesgo de perder atractivo ante el visitante nacional e internacional.
Sagot explicó que con un corte a datos en el 2024, antes de que finalice el año tendrán resultados para compartir a la comunidad científica nacional e internacional y a la población en Costa Rica.
Sagot concluyó:
Este es el momento para transformar la preocupación en soluciones. La ciencia nos da las herramientas, y tenemos la capacidad como país para liderar un cambio responsable en el manejo del plástico. Desde el Colegio de Químicos reafirmamos nuestro compromiso con la salud y el ambiente. Estos hallazgos son un llamado a avanzar juntos hacia prácticas más sostenibles y políticas más coherentes”.