Para los vecinos de San Francisco de Heredia hay una estructura que es mucho más que un tanque de agua que tuvo como función abastecer las locomotoras a vapor. Es un símbolo del desarrollo económico del distrito y de la provincia, de aquella época de auge económico para el transporte de nuestros pobladores y mercancías, donde destacó principalmente el café, a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX.
Escondido a simple vista, constituye un mudo testigo de los cambios políticos, económicos, sociales, urbanísticos y comerciales que a lo largo de las décadas ha experimentado el distrito. Siendo hoy, en el mejor de los casos, una improvisada parada de bus para los usuarios de las líneas de transporte público hacia Santa Cecilia, La Aurora y Belén.
Por desgracia, como se puede comprobar con un simple recorrido por la zona, se encuentra rodeado de basura, delincuencia, oscuridad y descuido. Con las paredes de sus bases rayadas y la indiferencia de quienes pasan por la zona, como nota característica desde hace varios años.
Como usuario del servicio del tren todas las semanas desde el andén en San Francisco de Heredia y transeúnte ocasional por la zona, lamento mucho ver el estado deplorable en el que se encuentra esta estructura que bien podría ser considerada como Patrimonio Cultural de Costa Rica por su simbolismo e historia, como ya lo son algunas otras estructuras relacionadas con el ferrocarril como por ejemplo las estaciones en el centro de Heredia y la de San Antonio de Belén.
Incluso, podríamos pensar en realizar alianzas público-privadas con empresas cercanas al sector como Walmart, el Ingenio Taboga (Oficinas Sánchez Cortés) y el Mall Oxígeno para recuperar, preservar y embellecer no solo el tanque, sino todo el corredor de la línea férrea y el andén a su alrededor de manera integral y permanente con condiciones de seguridad, ornato, accesibilidad para personas adultas mayores y con discapacidad e iluminación adecuadas.
Soy consciente de las limitaciones presupuestarias por las que atraviesa nuestro país y de la necesidad de invertir en temas como policía municipal, arreglo de calles y puentes cantonales, entre otros. Pero también soy consciente que invertir en espacios públicos sostenibles y en la protección de nuestra historia y nuestro patrimonio, son aspectos esenciales para el desarrollo de nuestras ciudades.
Por lo pronto, como ciudadano y vecino del distrito, envié un oficio el pasado lunes 12 de mayo a la señora alcaldesa de Heredia; las señoras regidoras y los señores regidores de dicho Gobierno Local; el presidente ejecutivo de INCOFER; el Director del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Histórico Cultural del Ministerio de Cultura y Juventud y, al presidente de la Asociación de Desarrollo Integral de San Francisco de Heredia; para que, como representantes populares y funcionarios públicos llamados a coordinar recursos, acciones y presupuestos, unan esfuerzos y voluntades para este fin ya que no es aceptable que normalicemos vivir en entornos descuidados.
Pero estoy seguro de que incluso, si se impulsara alguna campaña para estos fines, seríamos muchos los vecinos de la localidad que estaríamos dispuestos a aportar de acuerdo a nuestras posibilidades para recuperar este espacio.
Es tarea de todos, recuperar, preservar y promover la poca identidad histórica que aún nos une en nuestros barrios y comunidades.
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