Feliz domingo, disculpen la hora.
El Repaso Dominical de hoy está dedicado al valiente texto publicado por la escritora, poeta y crítica cultural argentina Leticia Martín en el diario argentino Perfil.
Tituló su texto así mismo: “nadie lee nada”. Se burló, por supuesto, de la exigencia de los medios a sus periodistas de producir contenido “viral”, asfixiando cualquier línea editorial seria con ese tipo de parámetros. Ya conocemos la tendencia, desde titulares “clickbait” hasta contenido abiertamente polarizante y provocador, pasando, por supuesto, por una alta dosis de sangre, especulación, chismes de la farándula, etc.
Como no podía ser de otra manera, la breve columna de Martín se “viralizó”, completando así la divina ironía de la profecía autocumplida.
Lo realmente notable, sin embargo, es que su texto trasciende el inevitable (e intencional) oxímoron antropológico. La autora se resiste a escribir textos virales y al anunciarlo al medio y a la audiencia consigue el más leído de todos los que ha escrito. Sí, eso pasó. Pero también pasó algo más interesante: logró comprobar el enunciado de su título (“Nadie lee nada”) de forma magistral.
Martín no solo reprochó en su columna el despropósito de dejar que el algoritmo sea el parámetro editorial de un medio, reclamó abiertamente que Perfil tiene 6 meses de no pagarle por su trabajo. El texto se publicó incluyendo tan notable denuncia, tanto en la versión digital (de donde luego fue eliminado) como en la escrita.
Podemos inferir (sin tener certeza todavía) que la persona encargada de editar el texto de Martín... no lo leyó. Podemos asumir que, una vez arriba, en la versión en línea, algún ejecutivo o periodista de vieja escuela pidió bajarlo, porque nunca vio el episodio de South Park dedicado al efecto Streisand. Eventualmente se dieron cuenta de que no tenía sentido bajarlo o empezaron a pensar en el beneficio de las visitas si lo subían de nuevo y en efecto, fue republicado.
Me gustó cómo lo resumió un tuitero, de nombre Federico Carluccio, quien escribió: “Ni el editor lee. O al editor también le deben, vaya uno a saber”.
Vaya uno a saber, pero qué grande Leticia.
Aprovecho para contarles dos cosas.
La primera: nadie lee. A mí también me pasó. Poca gente lo recuerda, pero para las elecciones del 2014 yo anuncié en un medio de circulación masiva que no tenía pensado votar por ninguna candidatura a la presidencia porque no consideraba que ninguna me representara. Acepto que fue una canallada pues la revista en la que se publicó estaba dedicada en su totalidad a las elecciones, de modo tal que mi texto resultaba anticlimático. Al día de hoy sostengo que lo que dije también forma parte de los principios abrazados por una democracia, por incómodo que resulte. El punto es que al lunes siguiente la editora me llamó la atención. Acepté su regaño pero no pude evitar pensar que, si hubiera leído el texto, no habría sido publicado.
La segunda: precisamente hoy domingo vimos dos videos con mi esposa sobre el tema. Quisiera dejarles ambos muy especialmente recomendados.
En el primero de ellos, Freddy Vega, de Platzi, repasa los tres grandes momentos de la inteligencia artificial (en fácil: Google, redes sociales, y ChatGTP) y sus efectos en la sociedad. Espero puedan verlo: es brutal. Como probablemente ya están imaginando aborda (entre muchos otros temas complejos) los efectos del marcado abandono en el que hemos dejado la lectura. Espóiler: hasta la democracia ha salido golpeada. Otra divina ironía.
En el segundo video, mi querido Mark Manson (cuyo libro naranja nunca dejo de recomendar) contesta la pregunta del momento: ¿Por qué todo el mundo dejó de leer? Al igual que el primer video dura más de 15 minutos, así que es probable que muchos de ustedes ignoren la tarea, pero créanme, vale la pena. Entre otros datos comenta cómo la agencia AP tenía como estándar 800 palabras (3 páginas) por artículo a inicios de siglo. Para el 2014 la recomendación a sus periodistas bajó a 500 palabras (2 páginas) y para el 2019... 300 palabras (1 página). ¿A qué se debe todo esto? ¿Qué implicaciones tiene? ¿Qué podemos hacer? Por ahí va el tango y no tiene desperdicio. Ojalá les despierte el deseo de leer un poquito más e instagramear un poquito menos.
Ambos videos incorporan publicidad, que pueden saltarse si lo desean. Freddy vende su curso de Ai y Mark un APP que se supone facilita la concentración. ¿Yo qué vendo? Un periodismo que no se somete al algoritmo del odio y que, como dije en el Café Para Tres del viernes, pretende alinearse con lo que planteó el Papa León XIV días atrás: en Delfino.CR elegimos “conscientemente y con valentía el camino de la comunicación pacífica”.
En este segundo episodio de Café Para Tres también les conté que esta semana publicamos 60 buenas noticias. Sí, nuestro fuerte es el control político y la búsqueda de la verdad, pero estamos claros en la responsabilidad de comunicar y recordar todo lo bueno que tiene nuestro maravilloso país. ¡Que es mucho!
Estamos totalmente convencidos de la importancia de hacerlo y de seguir haciéndolo, por espeso que se ponga el panorama, pero necesitamos de su ayuda. Así que una vez más le recuerdo: si usted está leyéndome hoy es porque tiene una cuenta D+. Es decir: voluntariamente nos apoya con una suscripción para que podamos seguir trabajando. Como siempre: gracias. No es mucha la gente que da ese paso y lo apreciamos y necesitamos más de lo que imagina. Por eso, si usted conoce a alguien que también considera importante y necesario el trabajo que hacemos y que estaría en disposición de apoyarlo, por favor, invítele a suscribirse también. Compártale el enlace de https://delfino.cr/suscribase.
Espero que la información que les compartí les resulte valiosa y, sobre todo, que tengan una semana provechosa, productiva, pacífica y feliz. La vida es un ratito, no dejemos nunca de enriquecerlo desde el amor. ¡Salud!