La disidencia política y el debate democrático solamente son posibles cuando hay libertad de expresión, de manera que los grupos y personas que difieran de las decisiones políticas puedan plantear sus cuestionamientos y propuestas. En ese debate democrático también es posible manifestar mi apoyo o mi simpatía hacia las decisiones políticas.

La libertad de expresión es hermana de la libertad de pensamiento, si pienso diferente con respecto a un tema puedo externarlo siempre y cuando lo haga dentro los límites de este derecho, es decir, no es un derecho irrestricto. Sus límites están definidos a nivel internacional y también en la Constitución Política, siendo estos los discursos de odio, las injurias y las calumnias, la seguridad nacional, el orden público y algunas otras cuestiones de suma gravedad. Como regla general no se aplicará la censura previa, sino el régimen de responsabilidades ulteriores.

De ahí en adelante, ya sea con carteles, redes sociales, canciones, artículos de opinión, libros, música, danza, expresiones políticas, esculturas, refranes, cuentos, teatro, cine, coplas, manifestaciones políticas, actividades grupales, comedia y otras decenas de manifestaciones espontáneas o cuidadosamente elaboradas permiten que nos expresemos.

La libertad de expresión tiene una doble vertiente, por una parte, publicar o expresar mis pensamientos y por otra la de buscar y recibir información. No es casualidad que en los regímenes autoritarios se busque restringir este derecho mediante acciones concretas que van de lo sutil a las formas más graves de represión, por ejemplo, la detención arbitraria de periodistas o la persecución política.

La libertad de prensa abarca un amplio espectro de canales de información, algunos más tradicionales y otros alternativos, emergentes, incluyendo el auge de medios regionales, que plantean nuevas plataformas y formas de expresión, menos rígidas, desde los podcasts hasta los influencers.

Es por esto, que la Corte Interamericana de Derechos Humanos reconoció desde 1985 (Opinión Consultiva 5/85) que la colegiatura obligatoria de periodistas es contraria a la Convención Americana, siendo esta una de las pocas excepciones a la obligatoriedad de colegiatura profesional, esto en consideración del interés público, el valor supremo de la libertad de expresión, el derecho de informar y el derecho o bien mayor de la comunidad o alcance público en el debate nacional o internacional.

Mas allá de si nos gusta un medio de prensa o no, si nos gusta más uno que otro, todos tienen el derecho de expresarse y tener su línea editorial o hasta ideológica, aunque no sea de nuestro agrado, inclusive debemos recordar que los medios que sean de mi predilección no lo son para otras personas, por lo que, permitir ataques o hasta intentos de censura contra unos, implícitamente atenta para que eventualmente la censura o ataques sean contra los que me gustan.

En resumen, la libertad de expresión es para todos, siempre dentro de los límites establecidos, y la libertad de prensa es para todos los medios, por estos motivos, no es de recibo que el presidente Chaves Robles ataque a algunos medios y use constantemente referencias despectivas sobre la prensa. Más allá de eso, que ya por sí solo, debe ser señal de alarma, también es recurrente su ataque a la disidencia mediante la descalificación, la falta de respeto, la burla y la exageración y las falacias.

Esto podría parecer una exageración de mi parte para algunas personas, entiendo esa postura, aunque definitivamente no la comparto.

Una vez señalada la amplitud del tema, procedo a referirme a hechos puntuales que demuestran la disminución de la salud de la libertad de prensa en Costa Rica.

Durante el periodo 2016 a 2022 Costa Rica estuvo posicionada entre los primeros diez lugares de la clasificación o ranking mundial de libertad de prensa, mientras que entre 2023 y 2034 muestra un descenso que es contrario a su tendencia de todo el milenio. Así, en el 2023 pasó del octavo puesto al número 23, perdiendo otros tres puestos en 2024 y cayendo 10 puestos más en 2025 hasta llegar al puesto 36. Un desplome de cuatro veces y media y 28 puestos en tres años.

En ese mismo período, la Sala Constitucional declaró con lugar varios recursos de amparo contra el poder Ejecutivo por violaciones a la libertad de expresión y/o a la libertad de prensa (sentencias 2022-23107, 2022-25167, 2023-12085 y 2025-16964).

La constante pugna del Ejecutivo contra algunos medios ha sido extendida contra sus periodistas, quienes son simples personas trabajadoras haciendo su trabajo. Esto debería llamar la atención de la ciudadanía, hoy son algunos medios, mañana podrían ser todos los medios disidentes. La actitud recurrente del mandatorio no abona a la democracia, la erosiona.

Un problema regional en escalada

En nuestra vecina y tan sufrida Nicaragua la persecución de la prensa y las restricciones a la libertad de expresión bajo el régimen Ortega – Murillo han sido ampliamente documentadas, el año pasado la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de DDHH ilustraba la situación mediante un comunicado de prensa. A su vez, Reporteros sin Fronteras (entre otras) ha reportado los retrocesos en libertad de prensa en El Salvador, dicho país cayó 61 puestos en la clasificación mundial en los últimos cinco años.

Recientemente, Donald Trump ordenó suspender el financiamiento de la Radio Pública Nacional y la Televisión Pública Nacional, a finales de mayo, ambos medios llevaron el caso ante los tribunales de justicia. Estos son algunos ejemplos del auge de ataques contra la libertad de prensa en países cercanos.

Volviendo a Costa Rica

Un dato histórico que quisiera resaltar; la primera imprenta en Costa Rica fue traída al país por Miguel Carranza Fernández en 1830, se llamó “Imprenta la Paz”, se encuentra disponible al público en el Museo Nacional.

La prensa también debe rendir cuentas como cualquier otro gremio, pero debe trabajar libre, nunca amordazada, cumpliendo con la ley y con los deberes éticos, nunca amedrentada. La paz se construye, no es generación espontánea.

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