Recientemente se han visibilizado varios casos y testimonios que explican cómo las organizaciones, y especialmente las entidades financieras, han implementado iniciativas para impulsar emprendimientos liderados por mujeres. Resulta muy gratificante ver cómo se ha venido resaltando la importancia de abrir caminos para las madres jefas de hogar, jóvenes entusiastas o bien, mujeres con ideas de negocio que están terminando de levantar a sus familias y deciden emprender.
Todos los esfuerzos en pro de la inclusión financiera son plausibles ya que está demostrado que transforman realidades. El Banco Mundial indica que el acceso a servicios financieros facilita la vida diaria y ayuda a las familias a su planificación. En Costa Rica hemos venido avanzando, no solo en el aumento de las facilidades, sino en el desarrollo de modelos de acceso al crédito para mujeres y comunidades, incluidas (en especial) las que se ubican en áreas rurales.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer como lo indica el III Informe de brechas financieras entre hombres y mujeres, publicado en el 2023, un ejercicio que se realiza en conjunto con las Superintendencias, el Instituto Nacional de las Mujeres, el Ministerio de Economía, el Sistema de Banca para el Desarrollo y, con el cual se busca llamar la atención del mercado financiero para continuar cerrando las desigualdades.
De acuerdo con ese informe, la deuda total de las mujeres en las entidades reguladas equivale al 70% de la deuda total de los hombres (una brecha del 30%), significa que, por cada 100 colones que los hombres reciben de crédito, las mujeres reciben solo 70 colones. Claramente, el trabajo está en identificar si esta diferencia ocurre porque existen barreras que impiden a las mujeres el acceso a los servicios financieros en igualdad de condiciones frente a los hombres. Algunas de esas limitaciones pueden ser estereotipos de género que no asocian a la mujer como agentes responsables generadoras de recursos propios y de desarrollo económico.
En el caso del Sistema de Banca para el Desarrollo, se ha puesto un enfoque especial en atraer a más mujeres de todas partes del país a aprovechar los programas de crédito. En el 2024 el 51,2% de los beneficiarios de fondos de capital semilla fueron mujeres, y en las colocaciones globales, entre el 2022 y 2024, se beneficiaron casi 13.000 mujeres con 245.421 millones de colones. De este monto, un 32% se colocó en habitantes de zonas rurales.
Es crucial, que en todo el ecosistema financiero se realice un trabajo conjunto para superar los obstáculos que existen, ofreciendo productos y servicios que apoyen las actividades productivas de las mujeres. También son importantes los mecanismos para fomentar la educación financiera, el apoyo técnico y las capacitaciones para que la población en general pueda tomar mejores decisiones sobre la gestión de su dinero.
Es importante que se continúe fomentando el ejercicio pleno de los derechos económicos de las mujeres, para contribuir con su autonomía económica, entendida esta, como el acceso igualitario a los recursos destinados para el desarrollo.
La inclusión financiera de las mujeres es un impulso para su propio desarrollo económico y el de sus familias. Además, promueve el acceso a la remuneración por su trabajo lo que a su vez abre las puertas a productos o servicios financieros, es por esto que, hacer más inclusivo el sistema financiero nacional contribuirá a reducir la pobreza y cimentar la igualdad.
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