En nuestro país, uno de los conceptos más malentendidos, e incluso, ensuciados, ha sido el de la socialdemocracia. Esta ideología, con fuertes raíces progresistas y de izquierda desde su nacimiento en el seno de los movimientos obreros que tomaban acción ante la Revolución Industrial, ha sido fuertemente tergiversada en Costa Rica. Muchas personas en política que dicen ser o pertenecer a agrupaciones socialdemócratas en la sociedad costarricense, terminan actuando en contra de estos principios ideológicos, mientras que muchas personas que, en cambio, no se identifican abiertamente con la socialdemocracia, terminan actuando precisamente acorde a ella. De esta premisa, elaboraré mi artículo de hoy realizando un diagnóstico de opinión de la socialdemocracia en Costa Rica, así como desarrollando qué, desde mi óptica, significa ser socialdemócrata.
La socialdemocracia en Costa Rica ha sido principalmente tergiversada y dañada por personas que, con afán de conseguir poder y moviéndose desde el oportunismo, han tomado lugar en espacios ideológicamente socialdemócratas sin creer en sus postulados. En diversas ocasiones, estas personas tienden a irse por otros caminos ideológicos, y sin embargo, a fin de obtener una plataforma en política, ingresan a estos espacios sin estar en la línea partidaria o política. Como consecuencia, estos espacios pierden su identidad de a pocos, a tal punto que llegan a estar al borde del colapso. Uno de los casos más notorios, es el del Partido Liberación Nacional. Se crea o no, idóneamente, Liberación Nacional debería ser un partido progresista y de izquierda, al ser un partido que desde sus principios es socialdemócrata, que pertenece a la Internacional Socialista, y cuyas juventudes forman parte de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas.
Sin embargo, desde gobiernos privatizadores hasta liderazgos neoliberales, Liberación Nacional ha llegado a una gran división interna, donde las diferentes tendencias políticas se inclinan a variados postulados ideológicos. ¿Y por qué se ha dado esto? Me gusta resumirlo en la siguiente idea: porque, desde hace ya mucho tiempo, liderazgos de Liberación Nacional han vendido sus principios y los han utilizado como moneda de cambio para la obtención de puestos y privilegios políticos. Porque en Liberación Nacional, han existido liderazgos que están en política no porque realmente creen en ella como una vía para hacer cambio positivo, sino porque desean únicamente el beneficio propio y ver cómo sacan provecho de la política para obtener sus ambiciones personales, sin pensar o tener en consideración la importancia de ayudar a las demás personas.
El Partido Liberación Nacional debe renovarse no sólo en la teoría, sino en la práctica. Y esto empieza adoptando una firmeza ideológica. En política, no podemos complacer a todas las personas. Siempre tendremos a quienes nos apoyan y a quienes discrepan. Esto es algo que el partido debe entender. Cuando una agrupación política vende sus principios a cambio de la complacencia coyuntural de algunos sectores, se convierte en un partido débil, con poca credibilidad, pero sobre todo, sin identidad propia. Esto es algo que en el PLN debe cambiar.
Ahora, ¿por qué traje el caso del PLN en el artículo? Es simple: porque muchas personas asocian la socialdemocracia con el PLN en Costa Rica, cuando es certero que no todos los sectores que se denominan liberacionistas creen realmente en la socialdemocracia. Por un lado, un partido histórico como el PLN, debe ser firme con sus principios ideológicos y cerrarle la puerta a los pactos con los sectores neoliberales y abrirse a los diferentes progresismos socialdemócratas que quizás no se han identificado con el partido. Debe ser autocrítico, y consciente que ha hecho acciones importantes para el desarrollo del país, ha tomado decisiones contrarias a los derechos humanos y contrarias al Estado Social y Democrático de Derecho. Debe ser autoanalítico, y entender que la importancia de reconocer errores pasados es crucial, para así comenzar a renovarse, y que la plataforma política de mayor tamaño en nuestro país, retome sus principios socialdemócratas.
Ahora, me preguntarán quizás, ¿qué es ser realmente socialdemócrata? Primero, entendamos qué no es, con algunos ejemplos. Una persona que apoya las jornadas 4x3 de 12 horas no está siendo coherente con los principios socialdemócratas. Una persona a favor de la privatización de la institucionalidad pública o de servicios como la educación o la salud no está siendo coherente con los principios socialdemócratas. Una persona en contra de los derechos humanos o del Estado Social y Democrático de Derecho no está siendo coherente con los principios socialdemócratas. Una persona en contra de las manifestaciones o movilizaciones sociales no está siendo coherente con los principios socialdemócratas.
Según lo anterior, ¿qué es ser realmente socialdemócrata? Ser socialdemócrata es creer en derechos humanos para todas las personas. Es creer, defender y luchar por la justicia social. Es buscar mecanismos para alcanzar el desarrollo sostenible. Es defender firmemente la democracia y saber que la importancia del pluralismo político y de la diversidad ideológica enriquece el diálogo cívico, al mismo tiempo que se es capaz de sostener fielmente los principios propios (es decir, saber dialogar y escuchar no quiere decir que se tenga que negociar los principios, sino simplemente poner atención a otros puntos de vista, mientras se mantiene fiel a los principios propios). Es estar al lado de los movimientos y luchas sociales. Es defender la institucionalidad pública y el Estado Social y Democrático de Derecho. Es defender la educación pública de calidad, la salud pública y seguridad social, la vivienda digna y accesible, la seguridad alimentaria, el acceso al recurso hídrico y eléctrico, entre otros servicios. Eso es ser, en términos muy pero muy resumidos, socialdemócrata.
Los liderazgos socialdemócratas deben fortalecerse en Costa Rica y hacerse presentes. Ahora más que nunca, necesitamos recuperar, rescatar y reivindicar los valores y principios progresistas que nos permitirán avanzar hacia una mejor Costa Rica mucho más justa, accesible, sostenible e inclusiva para todas las personas.
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