En el aire ya se puede sentir el olor a elecciones nacionales. Tiempos convulsos esperan al pueblo costarricense. Probablemente observemos debates con ocurrencias, anuncios televisivos igual o peor que los de los 2000 y una oleada de tik toks desinformativos nunca antes vista. En nuestra política las cosas no cambian mucho, a pesar de la enorme cantidad de partidos políticos nuevos que se han sumado a la carrera electoral seguimos viendo las mismas caras añejas, los mismos oportunistas, pero con colores diferentes y seguimos escuchando las mismas propuestas vacías que se repiten como si de una canción se tratase.

Nuestra política es repetitiva, poco gustosa, elitista, alcahueta, populista, pero sobre todo adulto centrista. Lamentablemente la función política de Costa Rica sufre de un secuestro por parte de las y los adultos que no se cansan de seguir repitiendo sus nombres en las papeletas, esto sin importar que cada cuatro años van sumando más canas y sus ideas se vayan añejando más y más.

Dentro de los partidos políticos (tradicionales y los no tan tradicionales) seguimos viendo las caras repetidas, políticos quemados y hasta con mucho rabo que les majen. Las estructuras políticas arriesgan poco, o sino más bien poquísimo, por las poblaciones jóvenes para puestos de elección popular.  Es decepcionante que los grupos políticos busquen añadir en sus papeletas nombres reciclados que más bien promover por sangre fresca y renovada.

Gracias a los avances del Tribunal Supremos de Elecciones (TSE) contamos con cuotas de paridad de genero en los grupos políticos, sin embargo, considero que se debe abordar más en aspectos de juventud. El TSE debe ser más estricto con la participación joven obligatoria en puestos de elección popular. No es justo para ninguna persona joven que desea aspirar a la política que los partidos políticos no los utilicen como verdaderas opciones en puestos elegibles y que lo más cercano sea una diputación por San José en el puesto 19. Algo claramente imposible…

Las personas jóvenes de nuestro país están deseosos de hacer política, de poder ejecutar ese cambio generacional tan importante que nuestra praxis política añeja, tradicional y anticuada necesita. Es cierto que cada vez vemos más jóvenes en puestos de elección, como por ejemplo que tenemos la Asamblea con más jóvenes en nuestra historia, al alcalde Diego Miranda como un excelente ejemplo de juventud en la práctica política y a Carlos Alvarado, el presidente más joven de la historia de Costa Rica.

Es hora de poner la mirada en los jóvenes, en darle oportunidad a lo nuevo, a las ideas del hoy y del mañana, desprendernos del ayer que nos ha condenado en repetidas ocasiones. Que los grupos políticos realmente consideren a las juventudes como pilares fundamentales y no solo como votos necesarios para poner a los mismos de siempre en las sillas donde ya han estado. Costa Rica necesita urgentemente a la juventud en la elección popular.

"Si los jóvenes no participan en política, los políticos seguirán decidiendo su futuro sin ellos."Anónimo

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