Daron Acemoglu ganó el Premio Nobel de Economía en 2024 por sus estudios sobre cómo se forman las instituciones y cómo estas instituciones afectan la prosperidad de las naciones. En uno de sus artículos más destacados, titulado “La democracia sí causa crecimiento”, él y sus coautores proporcionaron evidencia de que la democracia tiene un efecto positivo en el producto interno bruto (PIB) per cápita. En ese artículo los autores mostraron que existe una relación económica y estadística significativa de la democracia en el futuro PIB per cápita. Las especificaciones implican que el PIB a largo plazo aumenta entre un 20 y un 25 por ciento en los 25 años siguientes a una democratización.

Sin embargo, una reciente investigación, del académico Ziho Park de la Universidad Nacional de Taiwán, dice que, al considerar las sanciones a países no democráticos, el efecto de la democracia sobre el crecimiento económico se vuelve insignificante o negativo. Investigaciones previas señalaban que este efecto reflejaba las cualidades institucionales de la democracia. Sin embargo, esta nueva investigación cuestiona esa interpretación, mostrando que cualquier impacto positivo podría deberse a que Estados Unidos, sus aliados y las Naciones Unidas tratan mejor a las democracias que a las autocracias mediante sanciones y acciones militares. Este fenómeno es conocido como el canal de favor democrático y ha sido ampliamente ignorado en estudios anteriores.

La investigación examina el canal del favor democrático revisando estudios sobre el impacto de la democracia en el crecimiento económico entre 1960 y 2010. Después de eliminar el sesgo por las sanciones a países no democráticos, el efecto de la democracia en el crecimiento económico generalmente se vuelve insignificante o negativo. El efecto se debilita aún más o se vuelve más negativo al considerar la agresividad de los esfuerzos sancionadores de las democracias en todo el mundo.

El efecto fue más negativo durante la Guerra Fría, cuando las naciones occidentales promovían menos la democracia para justificar las sanciones. Los hallazgos no sugieren que la democracia no haya influido en el crecimiento económico entre 1960 y 2010. Más bien, el análisis sugiere que democracias influyentes favorecieron a otras democracias durante este período, lo que provocó crecimiento económico. En otras palabras, la democracia contribuyó al crecimiento (especialmente después del colapso de la Unión Soviética), pero no se debe concluir que la democracia causó crecimiento debido a sus cualidades institucionales intrínsecas.

La política exterior occidental a menudo favorece las democracias, basándose en la creencia de que democratizar los regímenes autoritarios es una obligación moral y beneficia intereses militares y económicos. La teoría de la paz democrática sostiene que las naciones democráticas no guerrean entre sí. Muchas sanciones y operaciones militares buscan promover la democracia y los derechos humanos, como la Operación Defender la Democracia de Bill Clinton contra un dictador haitiano. Estas acciones impactan económicamente a los países objetivo. Las sanciones causan daño económico significativo y las alianzas militares con Estados Unidos refuerzan la seguridad nacional de los aliados, afectando sus economías. Ignorar esta política exterior puede llevar a interpretar erróneamente que la democracia mejora inherentemente el crecimiento económico.

Existen al menos dos razones para creer que el impacto del favor democrático es mayor de lo que sugieren los hallazgos. Primero, hay casos en que las naciones occidentales casi implementaron sanciones o enfrentamientos militares debido a la autocracia de los países objetivo, pero se abstuvieron. Por ejemplo, aunque la masacre de Tiananmen motivó a la Cámara de Representantes de EE. UU. a votar para revocar relaciones comerciales con China, el Senado no lo aprobó, afectando las relaciones comerciales. Otro caso es cuando el presidente Jimmy Carter pensó retirar tropas de Corea del Sur a fines de los 70 debido a su represión autoritaria, pero temores sobre la expansión comunista cambiaron su decisión. Estos eventos preocupaban a las empresas, pero este análisis no incluye dichos efectos económicos.

Veamos un ejemplo que podría contradecir al premio nobel y dar la razón a Park. La semana pasada Donald Trump amenazó con analizar la exclusión unilateral de Nicaragua del DR-CAFTA para castigar al régimen dictatorial de Daniel Ortega. Según varios analistas expulsar a Nicaragua del acuerdo provocaría tensión comercial en la región y más migración. Ortega perdió en las elecciones presidenciales de 1996 y 2001, pero triunfó en las elecciones del 2006, y desde entonces ha sido reelegido en 2011, 2016 y 2021. De acuerdo con datos del Banco Mundial durante los años 2006 y 2017 Nicaragua creció, en términos reales, en promedio 4,2% cada año. Durante los años 2018 y 2020 el país decreció en promedio 2,7% por año. Por último, entre el 2021 y 2023 creció en promedio 6,2% por año. La evidencia nos muestra que la economía de Nicaragua ha crecido a pesar de la pandemia por COVID-19 y que su gobierno es una dictadura de larga data. Esta potencial intervención de EE. UU. haría que el PIB de Nicaragua no creciera a las tasas promedios de los años previos sin la intervención y potenciaría el crecimiento económico de todos los países restantes del DR-CAFTA ya que EE. UU. los consideraría sus aliados en la región.

La influencia del "canal del favor democrático" puede ser mayor de lo que sugiere el análisis. Occidente, al condenar la opresión autocrática, ha disuelto alianzas militares sin intención inicial, como en Uzbekistán, donde Estados Unidos perdió una base aérea tras criticar la masacre de Andiján. Esta nueva investigación revisa estudios previos sobre el impacto económico de la democracia, señalando que no consideraron cómo la democracia podría impulsar el crecimiento económico. Futuras investigaciones deberían incluir este canal para evaluar con precisión el efecto de la democracia en el crecimiento económico.

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