En una época donde las democracias están en peligro, debemos preguntarnos qué sucede en asignaturas tan relevantes como Estudios Sociales. Las ciencias sociales son la base para desarrollar un pensamiento crítico sobre la sociedad, la ciudadanía y la convivencia. La tarea docente no es menor, si se trata de formar ciudadanías críticas que sean conscientes de la vida en colectivo. Por tanto, la formación del profesorado debe ser una prioridad en el debate nacional.
En el año 2023, empezó a regir el Marco Nacional de Cualificaciones para las carreras de Educación de Costa Rica, y no hemos visto un debate en torno a las implicaciones de estas medidas estandarizadas para formar docentes de secundaria en diversas especialidades, pero la que más nos preocupa es la de Estudios Sociales.
Hoy, las carreras en esta área fragmentan el conocimiento disciplinar en historia, geografía y pedagogía, y aunque en las universidades estatales existen esfuerzos por vincularlos, la disciplinariedad es una característica intrínseca en la formación del futuro profesorado.
Además, los planes de estudio proponen prácticas docentes al final de la carrera, lo cual no permite al estudiantado vincular los aprendizajes que obtienen durante su formación, al aula de secundaria. Hay poco contacto con los centros educativos. Tampoco se debaten las diferencias entre el conocimiento disciplinario y el escolar, o el papel de las memorias y representaciones sociales en las dinámicas de la escuela.
Lo anterior, constituye de entrada los retos que se enfrentan en la formación de profesores de Estudios Sociales, pues ellos tienen la enorme tarea de formar las ciudadanías que requerimos en nuestros contextos. Ciudadanías críticas que lean en clave histórica y social su mundo, y que sean capaces de actuar en él desde discursos que superen el odio.
Sin embargo, el Marco Nacional de Cualificaciones (MNC) para Estudios Sociales no integra estas discusiones y propone conocimientos muy específicos del área pedagógica, que no son suficientes para cuestionar la realidad socio histórica y su debate en las aulas de secundaria. Pareciera que estos estándares promueven un conocimiento muy tecnificado de la docencia, sin cuestionar las dinámicas de poder.
En una materia como Estudios Sociales, la estandarización del conocimiento modela una sola forma de pensamiento por tanto, un solo tipo de ciudadano, que responde a los deberes con la patria, y que nunca la cuestione.
Quizá esta sea una de las razones por la cuales se ha desvirtuado la palabra democracia, porque se cree que el poder del pueblo es el derecho al berreo, a opinar sin argumentos y a tomar decisiones electorales teniendo solo una parte de las idea o información falsa.
Creo que el profesorado de Estudios Sociales es clave para revertir esas formas de moldear ciudadanos, y que la formación docente es fundamental para darle al futuro profesorado las herramientas históricas, geográficas y didácticas con las que enseñará a sus estudiantes a leer el mundo, y fomentar nuevas formas de democracias y ciudadanías.
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