Sin lugar a dudas, pese a sus imperfecciones, la democracia es el sistema de gobierno que mejor garantiza el bienestar, el desarrollo humano y la estabilidad de la sociedad. Quienes hemos crecido en democracia y recibido sus beneficios, no solo debemos comprender su valor, sino asumir la responsabilidad de protegerla y fortalecerla permanentemente. A lo largo de la historia, diversos pueblos han pagado un alto precio con sangre y sufrimiento para conquistarla o recuperarla. Perder la democracia puede ser alarmantemente fácil. Restaurarla, en cambio, suele ser un camino largo y doloroso.
Es probable que, en Costa Rica, después de más de 75 años de paz y estabilidad, hemos olvidado lo que significa vivir sin opresión de ningún tipo y que nuestra democracia sea el pilar que sostiene todo lo que damos por sentado: la inversión extranjera, el turismo, el comercio, el desarrollo económico y, sobre todo, nuestra capacidad de vivir en libertad, en el sentido más amplio de la palabra.
A pesar de sus innegables bondades, muchas democracias en el mundo enfrentan profundas crisis. Paradójicamente, las democracias son tanto víctimas como responsables de su propio desgaste. Costa Rica, de forma similar a otros países que también tienen su democracia en crisis, tras una etapa de conquistas sociales y desarrollo, la propia democracia ha permitido que ciertos políticos y grupos de poder abusen del sistema, fomentando la corrupción y promoviendo políticas que benefician a las élites, en detrimento de los más vulnerables. Esta erosión ha llevado a amplios sectores de la población a la desesperación, creando así el caldo de cultivo perfecto para el surgimiento de líderes oportunistas.
El líder populista moderno es un hábil manipulador que, con su carisma y falsas promesas, se aprovecha de la angustia de la sociedad para consolidar su poder. No busca el bien común, sino su propio beneficio y el de su círculo cercano, sumiendo al país en un deterioro aún mayor que afecta a todos incluyendo de forma irónica a quienes lo llevaron al poder y apoyan. Para lograr su propósito, siguen un libreto que en todos los países resulta muy similar.
Ya no alcanzan el poder mediante golpe de Estado, sino que se disfraza de alternativa dentro del sistema democrático, presentándose en elecciones como alguien “diferente” ya sea por su vestimenta o por su forma de hablar, llega enfatizando la idea de que no es como los demás sino un “outsider” que desafía al sistema.
Bajo este esquema es que llega Rodrigo Chaves a postularse para a la Presidencia. Siguiendo el libreto de los populista, aprovecha la coyuntura de la desesperación de aquellos que han perdido toda fe en la política tras años de desilusiones y abusos y con el fin de distanciarse del político tradicional, desarrolla un estilo propio de comunicación, sin filtros ni formalidades, hablando con crudeza y en ocasiones con vulgaridad. Se presenta como alguien que "dice las cosas como son". Tiene rasgos de vanidoso, soberbio, misógino, machista, confrontativo o incluso agresivo, pero no importa; todo está permitido porque se autoproclama el salvador. La “pomada canaria” para todos los males del país. Para ello, ofrece, como acostumbran estos populistas, promesas de solucionar los problemas complejos que afectan al país a partir de fórmulas muy sencillas pero irrealizables. Su bandera es la lucha contra “las élites”, los políticos tradicionales o cualquier otro chivo expiatorio al que culpar de los problemas nacionales. Aunque su plan de gobierno carezca de sustancia, dice exactamente lo que el pueblo quiere escuchar ya que más que la razón o el contenido, en su estrategia prima la emoción. Explota los temas que más indignan a la población, generando así una conexión con su público que algunos confunden con carisma. Para potenciar su postura, Chaves como acostumbran estos líderes, recurre a la polarización, utilizando discursos de odio que dividen a la sociedad en dos bandos irreconciliables: él y los suyos son "los buenos" que quieren salvar al país, mientras que sus opositores son "los malos" que intentan impedirlo.
Con ello, siguiendo este libreto del líder populista Chaves hace uso de otro pilar fundamental en su estrategia: la manipulación. La mentira descarada se convierte en su herramienta habitual. No importa cuán absurda sea, sus seguidores la creerán ciegamente, porque proviene del líder que supuestamente representa "el lado correcto".
Pero, ¿cómo lograr que las masas no cuestionen ni piensen por sí mismas? La clave está en el uso estratégico de la propaganda, diseñada para reforzar el mensaje y bloquear cualquier crítica o pensamiento independiente. La facilidad con la que estos procesos se llevan a cabo hoy aquí y en otras partes del mundo se debe, en gran medida, al impacto de las redes sociales y a un aprendizaje -más bien, un desaprendizaje- programado, que ha generado una masa incapaz de cuestionar lo que sucede a su alrededor. Son ciudadanos moldeados por un sistema que los vuelve altamente manipulables. El uso indiscriminado de las redes sociales, sin análisis crítico, sin lectura y sin investigación en fuentes confiables, permite que cualquier persona caiga fácilmente en una realidad paralela, víctima de la distorsión y la posverdad.
Bajo esta dinámica, Chaves y estos líderes populistas no tienen simplemente partidarios o seguidores, sino fanáticos que lo aplauden incondicionalmente, sin importar qué haga o diga. Si hoy dice algo será fervientemente apoyado, pero si mañana afirma todo lo contrario de lo que sostuvo hoy, esos mismos seguidores lo apoyarán con el mismo fanatismo. Se comportan en realidad como una secta no pensante.
Con una masa hipnotizada y una oposición que no siempre lo ha hecho de la mejor forma, Chaves y su círculo cercano hacen y deshacen favoreciendo sus propios intereses, de los suyos y los de las élites que lo financiaron, quienes exigen sus prebendas a cambio porque sabemos que ningún almuerzo es gratis. Aun así, la gente que los sigue estará tan distraída por la retórica y el espectáculo, que no percibirá el engaño, al menos no hasta que el daño sea irreversible.
Por desgracia, Chaves, como estos tipos de líderes que llegan al poder bajo este esquema, no lo hacen con la intención de gobernar y retirarse. Su vanidad, ansias de poder, y necesidad de impunidad de sus fechorías, hacen que su plan vaya mucho más allá: a como dé lugar buscarán perpetuarse en el poder en detrimento de la democracia.
La norma para que estos líderes consigan tal objetivo, se basa en eliminar de forma autocrática a los disidentes u opositores, y culpar a otros y a la institucionalidad democrática del país, como responsable de todos los males y que le impiden hacer los cambios que se requieren. A partir de esto, se pretende promover las reformas a su antojo para ello y a la postre hacerse del poder absoluto. El pueblo enajenado que lo apoya, se dará cuenta tarde que cuando ello suceda, ya habrán perdido su democracia y se encuentran frente a una tiranía.
Rodrigo Chaves, a vista y paciencia nuestra, ha seguido y está siguiendo este libreto al dedillo.
Ante la incapacidad e ignorancia para gobernar, Chaves ha culpado a todos los demás. Siempre tiene un enemigo externo al que responsabilizar. Su personalidad arrogante le impide cualquier atisbo de autocrítica y, mucho menos, ha tolerado críticas de terceros. Quien se ha atrevido a cuestionarlo se ha convertido en su adversario al que hay que desacreditar y silenciar, a veces a través de la burla, a veces con persecución de algún tipo.
Cuando ha sido la prensa la que lo investiga por posibles actos de corrupción, como lo ha hecho con todos los gobiernos, o informa sobre realidades que no favorecen al gobierno, los ataques han sido fuertes y constantes. Como resultado, la libertad de prensa se ve gravemente erosionada y así se ha destacado internacionalmente.
Asimismo, ha dirigido su ofensiva contra las instituciones democráticas del país, presentándolas como responsables de los males nacionales. Para él, cualquier restricción, control o sistema de pesos y contrapesos es un obstáculo que debe ser eliminado. En consecuencia, ha emprendido ataques férreos contra los órganos de control del Estado: la Contraloría; el Poder Judicial; el Tribunal Supremo de Elecciones; la Asamblea Legislativa y la Sala Constitucional. Su propósito claro es que la masa lo acompañe en esta cruzada, generando así el ambiente propicio para impulsar "reformas" que, lejos de beneficiar al país o a sus seguidores, solo le servirán a él y a su círculo de poder. Su objetivo es claro: concentrar el poder absoluto y cuando esto suceda, nuestra democracia habrá caído por completo. Depende de nosotros impedirlo.
Todos somos responsables de esta coyuntura y de que nuestra democracia se encuentre en jaque. Liberación, el PUSC, y el PAC, partidos que democráticamente son los que nos han gobernado por décadas, si bien permitieron un gran crecimiento humano y un desarrollo económico y social significativo, han tenido a su vez grandes falencias, todo lo cual fue propicio para dar cabida a la llegada al poder de un líder populista como Rodrigo Chaves. En esto radica el peor pecado de los partidos tradicionales que nos han gobernado: generar las condiciones para que llegara nuestro actual presidente.
Chaves llegó a capitalizar el descontento con un discurso sencillo, pero emocionalmente efectivo, diciendo que, a pesar de lo difícil de los problemas, él se comía la bronca. Si bien los graves problemas que aquejan al país llevan décadas gestándose, él prometió solucionarlos y esto no ha sucedido ni va a suceder. Al contrario, en estos tres años de gobierno todo ha empeorado de manera drástica, alcanzando niveles negativos sin precedentes, rompiendo todos los récords. Este gobierno ha sido el más desastroso en materias como seguridad pública, narcotráfico, homicidios, seguridad social, infraestructura, vivienda, educación pública, cultura, derechos humanos, protección al medio ambiente, inversión social, salud, entre otros. La Ruta del Arroz, la reducción del precio de las medicinas, la Ruta Educativa, la eliminación de pensiones de lujo, la “Ley Jaguar”, el plan nacional de seguridad, etc., han sido un verdadero fiasco. Tanta crítica hacia los partidos que nos han gobernado antes y este gobierno ha sido por muchísimo, el peor de todos.
La corrupción, otro eje que le sirvió para ganar adeptos, ha alcanzado niveles históricos bajo su mandato. Irónicamente este gobierno pasa también a la historia no solo por su ineficiencia, sino también por ser el más corrupto, actuando con un descaro y cinismo sin precedentes.
Todo el proceso de la campaña política que lo llevó al poder estuvo montado en al menos dos estructuras paralelas plagadas de irregularidades y presuntos delitos cometidos por las más altas esferas incluyéndolo a él, tal y como ha quedado contundentemente evidenciado en el expediente secuestrado por la Fiscalía en el Tribunal Supremo de Elecciones y que recientemente ha salido a la luz pública. No se deje engañar. Basta de tanta mentira. No se trata de un borrador o provisional, ya el Tribunal confirmó que se trata de un informe concluido con bastante evidencia que compromete a los imputados.
Chaves no tiene formación en el ejercicio de la administración pública. Acostumbrado a hacer todo su antojo, ha demostrado no solo una total incapacidad para el diálogo, sino también una falta absoluta de conocimiento sobre el funcionamiento de un Estado de Derecho. Por ello, y debido a su afán por la ejecutar su plan para favorecer a los suyos, ha acumulado más de cincuenta denuncias penales. No es casualidad que es el presidente en ejercicio con más cantidad de denuncias en su contra.
Ante este panorama, el deseo de Chaves de permanecer en el poder deja de ser un capricho o ambición personal, sino que se convierte para él en una necesidad para salvarse de prisión, tal y como le sucede usualmente a este tipo de líderes. A como dé lugar, al terminar su período, Chaves debe asegurarse la inmunidad que conlleva el ostentar cargos como los de presidente y diputado.
Su temor a la prisión es directamente proporcional a los ataques que realiza para desprestigiar al fiscal general, y pedir insistentemente su renuncia. No coma cuento: no existe persecución alguna malintencionada por parte del fiscal. Si las denuncias llegan —y han llegado por diversos medios e instancias— y son en contra del presidente o altos funcionarios, la ley obliga al Fiscal General a dirigir las investigaciones. El no hacerlo, sería una clara violación a sus funciones.
Como parte de su estrategia de manipulación, Chaves desvía la atención de las graves acusaciones en su contra y de la crisis sin precedentes a la que ha llevado al país. Para ello, cada miércoles monta su espectáculo en la que pone a propios y a extraños a discutir sobre temas polarizantes sin abordar los problemas de fondo. Son meras cortinas de humo diseñadas para distraer a la ciudadanía y evitar que perciba las grandes deficiencias de su gestión ni su corrupción y acusaciones. Todo está magistral y cautelosamente diseñado para engañar y manipular.
Previo a las elecciones que lo llevaron al poder, hubo quienes advertimos de lo nefasto que podía ser Rodrigo Chaves como presidente y el riesgo que representaba para la democracia, pero muchos lo minimizaban diciendo que con la institucionalidad democrática de Costa Rica impedirían cualquier riesgo. Pues bien, ya estamos en fase dos: desde el poder, él está preparando el camino para desmantelar esta institucionalidad. Él y sus allegados lo han dicho claramente: el propósito es que para las próximas elecciones se llegue a tener una mayoría amplia en el Congreso para hacer las reformas constitucionales que él quiere. Su abogado Jose Miguel Villalobos lo ha dicho sin rodeo alguno: entrarían a cambiar la Constitución para que Chaves regrese al poder lo antes posible. Esto sería solo el inicio del fin de la democracia. Está más que claro que él pretende eliminar la Contraloría, dominar la Asamblea Legislativa, y controlar a la Fiscalía y al Poder Judicial.
Increíblemente, hay ignorantes que repiten como loros el dicho del oficialismo: “hay que acabar con la nefasta oposición”. ¿Será que no se han puesto a pensar que un país donde solo exista el oficialismo y no exista la oposición, se convierte en tiranía? En todo caso, de qué sirve no tener oposición si el chavismo lo ha hecho todo muchísimo peor. ¿Será que no entienden lo más elemental de clases de educación cívica que para que exista democracia debe existir división e independencia de poderes? Una oposición fuerte, una prensa libre que pueda criticar y un sistema sólido de pesos y contrapesos son imprescindibles para la existencia de la democracia. Es lo que se necesita para un sano intercambio de ideas y negociaciones entre las diferentes fuerzas de un país. Está claro que a Chaves no le interesa nada de eso. Al contrario, él lo quiere hacer todo por su cuenta, como si fuese un emperador o un dictador. La clave aquí es ¿En serio usted le va ayudar a ello? Costa Rica y su democracia atraviesan su momento más crítico desde la fundación de la Segunda República. Depende de usted decidir de qué lado de la historia quiere estar.
Para ejecutar su plan, Chaves, además de su prensa comprada, cuenta con una batería de troles pagados de forma cínica, algunos incluso con fondos del BCIE. Sí, esos que incluso posaron recientemente con él en Casa Presidencial. Este aparato propagandístico ha sido lo más clave para facilitar la divulgación de mentiras y posverdades.
Nosotros, en cambio, solo contamos con nuestras propias redes para compartir nuestras ideas por convicción; por amor a la Patria y con la certeza de que es lo mejor para usted, para mí y para el país. Estamos a un año exacto de las elecciones. Ya es momento de no callar porque el hacerlo nos hace cómplices. Es momento de hablar, denunciar, y contrarrestar tanta mentira. Compartamos, divulguemos la verdad. Otros países se quedaron pasivos, dejaron que todo pasara y luego lamentaron el colapso de su democracia. Muchos aún no la han recuperado; otros van en vías claras de perderla. Evitar que eso nos ocurra a los ticos está hoy en nuestras manos. Hoy en día la pregunta no es si nuestra democracia está en riesgo, sino hasta dónde estamos dispuestos de actuar para salvarla.
"La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios, sino sobre las faltas de los demócratas."
— Albert Camus
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