Cada que sale una noticia en el ámbito de tecnología para el clima “Climate-tech” (captura de CO2, limpieza el aire, etc) no faltan quienes salten a decir algo como “¡¿Por qué mejor no siembran árboles?!”. Un ejemplo de esto fue la noticia de hace unos meses sobre los “árboles líquidos” del TEC.

No ser experto en un tema no debería detenernos de tratar de informar nuestras opiniones y no quedarnos con nuestra intuición, que típicamente estará errada en temas dónde no tenemos experiencia. 

El mundo genera casi 37 gigatoneladas de CO2 anualmente. Según estimaciones del IPCC, con reforestación, de manera realista, podríamos estar capturando entre 0.5–10.1 gigatoneladas de CO2 dentro de varias décadas.

Es claro que no sería suficiente resolver esta situación con sólo sembrar árboles. Un bosque maduro puede capturar entre 11 y 50 toneladas de CO2 por hectárea anualmente, lo que significa que necesitaríamos reforestar un área aproximadamente del tamaño de Canadá para compensar las emisiones actuales – una tarea claramente imposible dadas nuestras necesidades agrícolas. Esta realidad matemática nos obliga a enfrentar una verdad incómoda: las soluciones naturales por sí solas no pueden igualar la escala de nuestro desafío climático. Es aquí donde la intervención tecnológica se vuelve no sólo beneficiosa, sino necesaria.

La producción de CO2 típicamente representa progreso y mejor calidad de vida, esto se ilustra al ver los países que más CO2 producen como EEUU, India y China.

Una posición que sostienen algunas personas (incluída personas prominentes a nivel mundial) es que para resolver este problema, tenemos que desacelerar el mundo. Esta perspectiva se manifiesta en propuestas específicas como:

  • Cuotas de consumo de carbono personal: que afectarían desproporcionadamente a poblaciones de bajos ingresos.
  • Políticas de control poblacional: que han demostrado consecuencias demográficas negativas.
  • Reducción obligatoria del consumo: que crea resistencia a iniciativas ambientales.

Esta visión limitada de la capacidad e ingenio humano para resolver problemas es atractiva para ciertas secciones de la población, pero está errada, dado nuestro historial para incentivar soluciones y la falta de precedentes de desaceleración. 

Por supuesto, desacelerar el desarrollo del mundo tiene un impacto tangible en la calidad de vida de las personas, significa congelar las desigualdades y limitar el progreso de las regiones más pobres.

Una visión alternativa: acelerar las soluciones tecnológicas.

Esto implica un enfoque en el desarrollo de tecnologías y su escala, para viabilizar su implementación. Aquí es donde la política podría realmente tener un impacto. Promover startups climate-tech que podrían liderar esta visión desde Costa Rica.

Existe una amplia gama de áreas donde se requieren tecnologías

  1. Tecnologías de descarbonización (energía limpia, manufactura limpia - por ejemplo de acero, concreto, etc).
  2. Soluciones de transporte electrificado.
  3. Remoción y captura de carbono (captura en fuente y captura directa del aire).
  4. Innovación agrícola que integre soluciones tecnológicas con prácticas de reforestación y mejor uso de suelos.

Para posicionar a Costa Rica como líder en climate-tech, se requieren políticas específicas:

  • Infraestructura Educativa: Programas especializados en universidades y partnerships internacionales.
  • Facilidad de Iniciar Emprendimientos: No sólo para el sector climate-tech pero para todo tipo de emprendimiento.
  • Marco Regulatorio: Permisos acelerados para proyectos piloto y zonas económicas especiales.

Desarrollar esas capacidades nos permitiría seguir acelerando en el progreso de la humanidad sin necesidad de agudizar el problema climático causado por ese crecimiento.

Poner la reforestación como el principal foco de política contra el cambio climático sería cometer un grave error. Aunque nuevamente, es lo que nuestra intuición nos diría. Existen otras intervenciones más efectivas y realistas que podríamos estar observando en su lugar.

Hay iniciativas tanto locales (por ejemplo, Data Fund) e internacionales (Breakthrough Energy Ventures, SOSV, Lowercarbon Capital, etc) que apoyan startups y soluciones tecnológicas en este ámbito.

Algunos ejemplo de startups internacionales que están combatiendo problemas de esta escala son:

¿Debemos reforestar? Absolutamente , de igual manera debemos reducir la deforestación. Pero no por eso debemos dejar de crear e impulsar tecnologías que nos ayuden a tener el exceso de gases invernadero bajo control. Debemos acelerar en todos los frentes y sobre todo, basar nuestras opiniones en los mejores datos y modelos disponibles.

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