Expertos destacan que este crecimiento en la pobreza se da pese al auge inmobiliario en la Guanacaste.

Un análisis reciente del Observatorio de Turismo, Migraciones y Sustentabilidad de la Región Chorotega (Obtur) de la Sede Regional Chorotega de la Universidad Nacional (UNA) evidenció un crecimiento de la pobreza extrema en Guanacaste del 100% de 2021 a 2024 en personas dedicadas a oficios de construcción, alojamiento y servicios de comida al pasar de 1.9% a 3.9%.

Datos de Obtur-UNA revelaron que si bien la pobreza aumentó de 2019 a 2020, esta disminuyó a partir del 2021, cuando inició el boom inmobiliario en las costas guanacastecas. No obstante, en 2022 y 2023, años en que Guanacaste lideró los metros cuadrados tramitados para la construcción de proyectos habitacionales, la pobreza incrementó considerablemente entre las personas ocupadas en esta actividad pasando de 7,4% en 2022 a 17,1% en 2023.

En el caso de la pobreza extrema, en 2022 se pasó de 1.1% a 3.3% en 2023. En cuanto a pobreza no extrema, para 2023, 15.8% de los individuos ocupados en alojamiento y servicios de comida eran pobres, casi tres puntos porcentuales más que en 2019 con 13%.

Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), las actividades de alojamiento y servicios de alimentación son las que más personas emplean en Guanacaste, con un 14,8%, mientras que la construcción ocupa el tercer puesto, con un 8.9%.

En la primera actividad, el ingreso promedio es de 418.000 colones mensuales y en la segunda, 369.000 colones.

El Instituto Costarricense de Turismo (ICT) señaló que si bien la pobreza se redujo en 2021, al darse la recuperación parcial en la cantidad de ingresos de visitantes al país, esta creció de nuevo en 2022, cuando se estabilizan los números históricos de llegadas de turistas, en comparación con los años anteriores a la pandemia; y en 2023, cuando por primera vez desde la crisis llegan más visitantes que en 2019.

Dicho estudio, elaborado el pasado mes de octubre por los académicos Marlen Díaz y Esteban Barboza, coordinador del Obtur-UNA, obedeció a la merma en la edificación de viviendas de interés social en los distritos costeros de Tamarindo, Sardinal, Nosara, Cabo Velas y Sámara, en comparación con el auge del número de casas de más de 150 metros cuadrados valoradas a precios exorbitantes, imposibles de pagar para la inmensa mayoría de la población local.

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Barboza explicó que según el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA), Guanacaste cerró el 2023 con más de un millón de metros cuadrados tramitados para la construcción de proyectos habitacionales, sobrepasando a San José, en más de 100 mil metros cuadrados.

A la fecha, la región Chorotega suma ya 710 000 metros cuadrados en proyectos habitacionales.

Al respecto, Barboza comentó:

En sana teoría, las personas dedicadas a la construcción deberían ser las principales beneficiadas del aumento exponencial de la edificación de viviendas y condominios en las costas guanacastecas, así como las actividades de alojamiento y servicios de comida, se favorecen del turismo y la misma construcción, dado la demanda de mano de obra”.

Más allá de las personas ocupadas en estas actividades, los distritos costeros de Guanacaste, como Cabo Velas, Veintisiete de Abril, Cuajiniquil, Nosara y Sámara, con vastos aumentos en el desarrollo inmobiliario, arrastran indicadores de bajo desarrollo social, elevados niveles de pobreza y desigualdad. Lo mismo ocurre con el desempleo, rubro en el que la zona Chorotega solo es superada por la región Pacífico Central.