
Un estudio con más de 50 investigadores en seis continentes analizó cómo la presión de los depredadores define las estrategias de coloración en distintas especies.
Una red internacional de más de 50 investigadores respondió por qué algunas especies utilizan colores brillantes para advertir su toxicidad, mientras otras optan por desaparecer en su entorno mediante el camuflaje, como parte de uno de los experimentos colaborativos más amplios sobre estrategias antidepredatorias realizados hasta ahora.
El estudio, en el que participó Costa Rica a través de la Universidad Nacional, fue publicado en la revista Science y analizó el comportamiento de los depredadores frente a distintos patrones de coloración en ambientes naturales.
Un experimento replicado en seis continentes
El proyecto fue liderado por Iliana Medina, de la Universidad de Melbourne, y William Allen, de la Universidad de Swansea. El experimento se replicó en 21 países, en bosques tropicales, zonas templadas y áreas con diferentes niveles de intervención humana.
Para el estudio se utilizaron más de 15.000 presas artificiales, consistentes en pequeñas mariposas de papel con tres patrones de color:
- Naranja y negro (aposematismo clásico).
- Café críptico (camuflaje).
- Azul con negro, un patrón poco común en la naturaleza.
Cada modelo iba acompañado por una larva de tenebrio como recompensa para los depredadores.

El caso de Costa Rica: alta presión de depredación
En el país, el trabajo se desarrolló en Hacienda Barú, uno de los sitios con mayor tasa de ataques registrada en todo el proyecto. La participación estuvo liderada por Carolina Esquivel, académica de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional.
“La comunidad de depredadores aquí es enorme. Por eso fuimos a uno de los sitios con mayor tasa de ataques”, explicó la investigadora, quien atribuyó el fenómeno a la riqueza biológica del entorno tropical.
No existe una estrategia universalmente superior
Los resultados muestran que ninguna estrategia defensiva es efectiva en todos los contextos. Según Esquivel, el color de advertencia pierde efectividad en sitios con alta competencia entre depredadores.
“Ser aposemático funciona menos en lugares con mucha competencia entre depredadores. En esos sitios los animales están más dispuestos a probar presas que podrían saber mal o ser tóxicas. Ahí conviene más camuflarse”, detalló.
Sin embargo, el camuflaje tampoco garantiza supervivencia. En ambientes con mucha luz, las presas crípticas se vuelven más visibles. Además, cuando abundan especies camufladas, los depredadores aprenden a detectarlas con mayor rapidez.
“Los depredadores aprenden rápido; inclusive en ocho días pudimos ver cómo cambiaban los patrones de ataque”, añadió Esquivel. En Hacienda Barú, incluso algunos pájaros insectívoros comenzaron a seguir al equipo de investigación tras reconocer la rutina diaria de colocación de modelos.
Trabajo de campo en medio de la pandemia
La investigación se desarrolló a inicios de 2021, en pleno contexto de pandemia. Esquivel realizó ocho días consecutivos de muestreo, con tres recorridos diarios en un transecto de dos kilómetros dentro del bosque, sin asistentes disponibles por las restricciones sanitarias.
A este reto profesional se sumó uno personal:
“Tenía un bebé de un año. Fueron trece días continuos en campo. Yo estaba en lactancia y tenía que extraer leche cinco o seis veces al día, incluso en el bosque. Mis papás hicieron viajes solo para recoger la leche, y mi esposo se convirtió en mi apoyo en campo porque no había estudiantes disponibles”, relató.

Una confirmación del papel del contexto ecológico
El estudio confirma que la evolución del color defensivo depende directamente del entorno. Factores como:
- El tipo de depredadores.
- La abundancia de presas.
- La intensidad de la luz.
- La competencia por alimento.
determinan cuándo resulta más viable advertir con colores brillantes y cuándo conviene esconderse mediante el camuflaje.
“Algunas preguntas en ecología implican una gama tan amplia de variables que solo la colaboración global y la replicación pueden acercarnos a comprender cómo funciona la naturaleza”, concluyó Medina.




