Cinco territorios han recibido alrededor de 1,2 millones de dólares como resultado de los contratos de reducción de emisiones forestales.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Costa Rica (PNUD) y el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) anunciaron que el Territorio Indígena de Rey Curré (Yimba Cájc) validó el pasado sábado 27 de julio su Plan ambiental, forestal y territorial (PAFT) en una asamblea que contó con la participación de más de 100 personas, uniéndose a la lista de 12 territorios (la mitad de los territorios indígenas de Costa Rica) que han elaborado su PAFT y lo han validado en una asamblea territorial.

En esta lista se incluyen: Ujarrás, Talamanca Cabécar, Maleku, Abrojo Montezuma, Alto Laguna de Osa, Boruca, Cabagra, Kèköldi, Bajo Chirripó, Coto Brus y China Kichá.

Sobre estos avances el representante residente interino del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Costa Rica, Kifah Sasa Marín, señaló:

PNUD Costa Rica celebra este logro de los territorios indígenas porque hemos sido testigos de la libertad y la participación con que se ha construido cada uno de los planes. La identidad cultural de los pueblos indígenas en Costa Rica ha sido una aliada vital para la conservación de los bosques y los recursos naturales, por eso es importante que los pueblos indígenas reciban una retribución económica que no solamente es justa, sino que les permitirá atender necesidades e impulsar el desarrollo al que ellos aspiran”.

Por su parte, el jerarca de Minae, Franz Tatenbach Capra, añadió:

Los PAFT son una herramienta para planificar la inversión que realizará cada territorio cuando reciba recursos de las finanzas climáticas o del trabajo con las instituciones del Estado. Cada plan incluye las necesidades y los intereses identificados en reuniones participativas en cada territorio y que la comunidad priorizó dentro de las inversiones a realizar”.

¿Por qué se hicieron los PAFT?

La construcción de los PAFT es parte del proceso de consulta realizado por el Gobierno junto con los territorios indígenas que comenzó desde 2009. Estos instrumentos plasman los intereses y necesidades de cada territorio para gestionar mejor la planificación de la inversión de los recursos climáticos.

La consulta fue liderada por los territorios indígenas en conjunto con Gobierno de Costa Rica y permitió definir la forma en la que esta población deseaba participar en la Estrategia Nacional REDD+. Los territorios que cuenten con su PAFT pueden acceder a los contratos de reducción de emisiones forestales (CREF) y recibir fondos correspondientes a sus servicios ambientales de cuido de bosques de años pasados.

Dato D+: REDD+ significa reducción de emisiones por deforestación y degradación de los bosques; el + representa una vinculación con la gestión sostenible de los bosques con participación de población local, la restauración forestal y reforestación y el aumento de las reservas forestales de carbono.

A partir de 2021, el Proyecto REDD+ Pagos Basados en Resultados (PBR), implementado en Costa Rica por PNUD y con recursos del Fondo Verde del Clima, se unió a este trabajo. PNUD contrató en cada territorio a la asociación de desarrollo integral (ADI) y a una persona técnica para que facilitaran la elaboración del PAFT y redactaran el documento final, con base en una metodología definida por los mismos territorios. Complementariamente, se contrató la figura de mediador cultural en cada territorio para que interpretara en las reuniones, al idioma correspondiente, para quienes lo necesitaran, herramienta utilizada en la consulta de la Estrategia REDD+.

Durante estos procesos, se han realizado alrededor de 150 reuniones y sesiones de trabajo en los 12 territorios, con la participación de cerca de 1.200 personas y una inversión cercana a los 650.000 dólares. Los PAFT elaborados hasta la fecha incluyen alrededor de 300 proyectos.

La coordinadora del Proyecto REDD+PBR, Maureen Ballestero Vargas, explicó:

El proceso de construcción de los PAFT ha fortalecido la gobernanza de cada territorio, ha permitido la renovación de liderazgos y ha contado con una participación muy integral en la que se han escuchado las voces de personas mayores, grupos de jóvenes y mujeres, que tienen emprendimientos, metas, sueños para desarrollarse y prosperar en un paradigma de conservación, sostenibilidad y desarrollo, desde la mirada de las comunidades. Esta es la primera vez que PNUD Costa Rica trabaja simultáneamente con los 24 territorios indígenas y sin duda la experiencia ha sido muy enriquecedora y de aprendizaje para nosotros y nosotras también”.

Una visión a futuro

Cada PAFT refleja los intereses de cada territorio. Es así como Cabagra decidió que su prioridad es fortalecer los servicios esenciales, como el abastecimiento de agua, servicios de salud y los caminos. Boruca, por su parte, priorizó entre sus intereses fortalecer aspectos culturales, la economía indígena y la participación de las mujeres y jóvenes. Maleku priorizó la protección del agua y sus bosques, seguido por el fortalecimiento de organizaciones de mujeres. Coto Brus y Alto Laguna de Osa colocaron en primer lugar los proyectos dirigidos por y para mujeres. De igual manera, el resto de los territorios decide en este instrumento sus prioridades.

El indígena de Cabagra, Rafael Delgado, quien fungió como técnico en la construcción del PAFT de ese territorio, explicó:

El PAFT es una herramienta muy importante que nos hace planificar las actividades. Recordemos que naturalmente los pueblos indígenas no escribimos, sino basamos nuestros conocimientos en la oralidad. Entonces, uno de los principales aportes del PAFT es que nos hace mejores planificadores, ahora también forma escrita. Además, el PAFT nos permite ver las áreas más importantes desde el desarrollo comunal, establecer proyectos en tiempo y forma para alcanzar resultados”.

Delgado añadió que el PAFT “permite tener una caracterización particular de cómo cada territorio indígena visiona su mundo, su vida, su modelo de desarrollo hacia el futuro. Creo que estamos en un momento en la historia donde los pueblos indígenas tenemos que apropiarnos de estas herramientas. Los pueblos indígenas tenemos grandes capacidades para transformar nuestras realidades, fortaleciendo nuestras capacidades, nuestras identidades y construyendo un mejor legado para los jóvenes y los niños que tanto lo requieren”.

Por su parte Irena Montezuma, del Territorio Indígena de Coto Brus señaló:

Para nosotras, mujeres indígenas del territorio, es importante este plan porque tuvimos espacios para expresar nuestros propios proyectos. Se nos abrió la puerta para entrar al plan, agarrar valor y ánimo para implementar nuestros propios emprendimientos y proyectarnos, y eso nunca lo había visto yo”.

Montezuma agregó:

El PAFT es importante para nosotras para progresar y tener nuestro propio empleo y en este proyecto se pudieron implementar esos espacios. Ha habido muchas organizaciones y proyectos, pero nunca nos han dado un espacio así, toda esta experiencia ha sido muy importante para mí”.

Los 12 territorios indígenas que aún no han terminado su PAFT se encuentran en proceso de concretarlo. Todos han reafirmado la intención de continuar en el proceso y realizar actividades para concluirlos este año.