Costa Rica es un país único en el planeta. Se encuentra en la lista de países más biodiversos en el mundo y solo tiene 19,700 millas cuadradas (51,100 kilómetros cuadrados) de extensión, comparable al tamaño de Dinamarca o Virginia Occidental en los Estados Unidos. Con esa pequeña cantidad de tierra, sin embargo, hay una docena de ecosistemas, incluyendo la selva tropical de tierras bajas a la selva montañosa. El 25% de su territorio están protegido como parque nacionale o reserva de vida silvestre.
Costa Rica es también un ejemplo de energía renovable. Según el Centro Nacional de Control de Energía del país, Costa Rica ha estado funcionando con más del 98% de energía renovable desde 2014. El 67,5% de esta energía proviene de la energía hidroeléctrica, pero también la energía eólica genera el 17%, las fuentes geotérmicas representan el 13,5% y la biomasa y los paneles solares el 0,84%.
Con una población de solo 5 millones de personas, el 79% de la población vive en zonas urbanas, mientras el restante 20% lo hace en las zonas rurales. Las poblaciones rurales y urbanas, como el 100% de los hogares, tienen acceso a la electricidad generada a partir de fuentes renovables.
Además, el 82% de la población costarricense tiene acceso al agua potable, a pesar de que el 18% (principalmente indígenas, afrodescendientes y trabajadores migrantes) carece de acceso al agua potable debido a la escasez de infraestructura y la falta de apoyo gubernamental.
En 2015 Costa Rica se clasificó como el país más saludable de América Latina y el 24 en el mundo. El país tiene una de las mayores expectativas de vida, con un promedio de 80 años.
Según el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que es el índice utilizado por las Naciones Unidas para medir el progreso de un país, el IDH de Costa Rica en 2019 fue de 0,810, que coloca al país en la categoría de desarrollo humano muy alto y en el lugar 62 de 180 países y territorios.
Un factor clave que de hecho ha ayudado a Costa Rica a lograr estas características significativas fue la eliminación del ejército. En 1948, el presidente de Costa Rica, José Figueres, comúnmente conocido como "Don Pepe", anunció que el antiguo presupuesto militar de la nación se centraría específicamente en la salud, la educación y la protección del medio ambiente. Esta decisión liberó millones de dólares que ahora se invierten en programas sociales, generación de energía renovable y protección ambiental.
Desde la década de 1980 el gobierno costarricense implementó políticas para proteger sus bosques naturales. Durante los noventa el país creó los Pagos por Servicios Ambientales (PES) como parte de las políticas de protección que combaten la deforestación ayudando a los propietarios de tierras a recibir pagos directos por servicios ecológicos cuando adoptan técnicas que no afectan negativamente el medio ambiente y mantienen la calidad de vida. Estos servicios incluyen agua limpia, riego, producción de energía, biodiversidad y belleza paisajística, lo que permite a los agricultores obtener ingresos adicionales incluso durante temporadas no rentables.
Aunque Costa Rica se ha comprometido a eliminar los combustibles fósiles y convertirse en el primer estado descarbonizado del mundo, el país tiene un sistema de transportes totalmente colapsado. Gran parte de su infraestructura, incluidas las ciudades, está en malas condiciones. El Gobierno no ofrece soluciones para resolver la crisis del transporte público y la gente utiliza los automóviles como su principal opción de transporte.
De acuerdo con el informe del Estado de la Región de Costa Rica, hay 287 autos por cada 1000 personas. Menos del 2% de estos automóviles son híbridos o eléctricos, lo que significa que el país todavía exige grandes cantidades de combustibles fósiles para satisfacer sus necesidades de transporte.
Costa Rica no es una excepción al discurso tradicional del crecimiento económico. Los dirigentes políticos siguen hablando del crecimiento económico, la producción o incluso el consumo como base esencial para consolidar la asociación del bienestar social con el dinero.
El concepto de desarrollo como objetivo nacional, mediante una competencia frenética por crear nuevas "necesidades", producir más, estimular más la demanda y generar crecimiento, es una creencia compartida por todas las sociedades occidentales. En este caso, Costa Rica no es una excepción a la creencia de que el crecimiento económico es un principio clave para lograr el desarrollo como objetivo nacional.
Pero también Costa Rica no es una excepción a las alternativas que defienden un nuevo escenario post-capitalista. Los jóvenes y también los profesores académicos están empezando a compartir los valores del decrecimiento como una forma de reunir la conciencia de la necesidad de un cambio sustancial.
El decrecimiento ha ido ganando popularidad en los últimos años. En 2023, por ejemplo, el Parlamento Europeo reunió a activistas, responsables políticos y representantes de ONG para hablar sobre el decrecimiento como una oportunidad para un cambio sustancial en la situación actual de policrisis que el planeta enfrenta.
Pero, ¿es el decrecimiento una alternativa para la visión verde de Costa Rica? Una de las ventajas que tiene Costa Rica para impulsar los ideales de decrecimiento son sus sistemas de salud y educación. Sí, la desigualdad es sin duda uno de los principales problemas de este pequeño país, especialmente significativo si se consideran los niveles de ingresos entre las ciudades del Valle Central y la costa. Pero los costarricenses tienen un sentido de calidad de vida que no solo implica ingresos. El popular dicho "Pura Vida", es también el logotipo del país para el mundo, representa la palabra precisa que conecta el compromiso de Costa Rica de confiar en lo que la naturaleza tiene para ofrecer.
Si el decrecimiento implica un cambio en la vida cotidiana de las personas asociadas con una forma de vida amigable con el medio ambiente, el argumento de "Pura Vida" podría ser un reflejo de lo que es el decrecimiento. El dicho podría ser una contracción firme contra los valores del capitalismo y su obsesión con la generación de capital. "Pura Vida" se refleja principalmente en los elementos que generan alegría en la vida. No hay reflexión entre ingreso y felicidad, y con este argumento el dicho costarricense podría ser una respuesta a la lógica neoliberal que retoma que cuanto más trabajemos, más dinero tengamos y más bienes materiales podamos consumir, más felices seremos.
Considerando que tenemos que asumir que para tener un planeta habitable necesitamos reducir nuestros niveles de consumo, especialmente en los países del norte que son los principales responsables del estado climático actual, el ejemplo de Costa Rica podría ser un escenario positivo a tomar en consideración.
Si el decrecimiento representa una dinámica de cambio, que primero busca generar conciencia del impacto social y ecológico que el neoliberalismo tiene en nuestro planeta, el sentido de vida "Pura Vida" podría ser un primer punto de partida para promover los valores del decrecimiento: ralentizar y relajarse para disfrutar de lo que la vida tiene para ofrecer.
Por otro lado, Costa Rica aún tiene varios desafíos por delante para promover un modelo económico alternativo. El país necesita reconsiderar sus estrategias y políticas basadas en el aumento del crecimiento económico como principal vía para luchar contra la pobreza y la desigualdad. El crecimiento económico es importante en los países del sur, pero no podemos olvidar que el proceso de desarrollo y crecimiento económico es violento en sí mismo. Promover el decrecimiento como modelo económico alternativo permitiría a Costa Rica reestructurar su sociedad en una relación más holística con su imagen verde.
En segundo lugar, la sociedad costarricense necesita iniciar una conversación sobre el futuro y la implementación de un modelo económico alternativo. Esta conversación tiene que considerar que los actores políticos no son los únicos protagonistas clave para producir un cambio real. Reunir a los movimientos sociales y las organizaciones comunitarias en la conversación permitiría a la gente entender la importancia de crear un nuevo cambio social desde el nivel local, donde las relaciones comunitarias y las organizaciones pueden empezar a centrarse en nuevas estrategias para un nuevo escenario de decrecimiento.
Tercero, los costarricenses como todos los demás ciudadanos del mundo, necesitan entender la necesidad de un cambio sustancial en nuestra rutina de vida diaria. Tenemos que asumir que tenemos que reducir nuestros niveles de consumo para seguir teniendo un planeta habitable, y así disminuir los efectos del cambio climático. Desde este punto de vista, el decrecimiento nos invita a reconsiderar el neoliberalismo desde un punto de vista aceptable para nuestra conciencia, y a través de un cambio en la vida cotidiana de las personas cuya forma de vida ya está en buenos términos con el medio ambiente y cuya perspectiva busca resolver todo lo que ha sido abandonado por los ideales de crecimiento económico.
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