Con el transcurso de los años las tecnologías de información y comunicación (TIC) presentan aceleradas actualizaciones, generando tanto oportunidades como desafíos a la región centroamerica para los sectores productivos, sociales, educativos y económicos. Con la llegada del internet en el año 1993 a la región inició un proceso de innovación, que ha mejorado de manera gradual la eficiencia y calidad de los servicios, con el intercambio de información, zonas más conectadas e interacción en tiempo real.

La evolución de las redes móviles ha experimentado notables avances desde sus primeras generaciones, permitiendo inicialmente el uso de llamadas, mensajes de texto (SMS) y la conexión a datos móviles; estos hitos marcaron un punto crucial en la conexión e interoperabilidad entre individuos a través de diversos dispositivos tecnológicos como teléfonos, computadoras y tabletas. A partir del año 2010, surge la cuarta generación, conocida como 4G, introduciendo mejoras significativas en la velocidad de transmisión de datos y descargas, proporcionando una experiencia mucho más rápida y eficiente para las personas usuarias (Castells, Joiner, y Adamowicz, 2023).

Sin embargo, no cabe duda de que cuando se habla de mejoramiento de las redes inalambricas es parte fundamental la aceleración; la más reciente actualización de las redes móviles corresponde a la 5G  que permite un mayor alcance en la generación y procesamiento de datos logrando tener un mundo más conectado de manera interna y externa, el cuál permite navegar 10 veces más rápido y en algunos casos, la red se percibe como herramienta que puede disminuir las diferentes brechas de acceso al internet en las diversas regiones del mundo.

La región centroamericana se ha visto beneficiada por medio de las TIC de una manera positiva, ya que ha abierto paso a una región más “conectada” lo cuál beneficia muchos de los procesos que se pueden generar, sin más, esto representa un desafío significativo que es lograr una gobernanza co-gestionada, que implica la toma de decisiones y la consecución de acuerdos para fomentar la colaboración desde un marco multilateral, con el único objetivo de fortalecer la posición de Centroamérica para así generar acciones regionales, que se fomenten por medio de la tecnología de una manera interoperabilizada. Sin embargo, existen dos variables que tienen influencia para que la integración centroamericana evolucione de manera efectiva y que se aborden desde las relaciones internacionales las cuales consisten en el proteccionismo que parte del trabajo interno de cada país y multilateralismo que inicia con la negociación comercial a nivel global, es decir, el trabajo externo de los países (Caldentey del Pozo, 2021).

Según el Índice Mundial de Innovación 2022, que evalúa cuatro áreas clave en cada país: inversiones en ciencia e innovación, progreso tecnológico, adopción de tecnologías e impacto económico, los datos regionales muestran lo siguiente a nivel mundial: Costa Rica ocupa el puesto 68, Panamá la posición 81, El Salvador el puesto 100, Nicaragua el 108, Guatemala el 110 y, finalmente, Honduras el 113. Como observamos, en Centroamerica se presenta una gran brecha donde la mayoría de países ocupan un puesto por encima del 100. La posición más alta la tiene Costa Rica que se encuentra con resultados acordes a su desarrollo; para las demás les espera un largo recorrido de planificación tecnológica. Con esta pequeña “fotografía” vemos que se necesita de manera articulado la generación de proyectos en la región para una atención cuidadosa y estratégica, reconociendo las fortalezas y debilidades de cada país.

Sin duda alguna, el hablar de integración regional siempre conlleva una serie de interrogantes para los ciudadanos y gobernantes, pero se debe trabajar en ello desde una gobernanza multinivel que facilite la coordinación entre los países de la región, permitiendo una comunicación más eficiente y una toma de decisiones más ágil, para que con ello se pueda disminuir las brechas digitales que afectan directamente a las poblaciones más vulnerables de los países en desarrollo, la implementación de las TICs implica una transformación positiva en las dinámicas regionales desde los económico, social y ambiental, al permitir la digitalización de procesos y la creación de nuevos servicios - oportunidades, acompañadas de iniciativas de capacitación y alfabetización digital para asegurar que la población pueda aprovechar al máximo los beneficios de la tecnología, promoviendo así el desarrollo de habilidades y competencias digitales necesarias en la era digital.

Los gobiernos de la región, junto con el sector privado y la sociedad civil, deben trabajar de manera colaborativa para identificar y adoptar nuevas tecnologías, creando proyectos regionales, con prácticas innovadoras que impulsen el desarrollo sostenible desde un enfoque multilateral y mulsectorial, ya que el ritmo de evolución tecnológica es rápido y que, sin una atención detallada, corremos el riesgo de quedarnos atrás.

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