Estancia hospitalaria de una persona adulta mayor en abandono era de 41 días en 2022.

La Universidad de Costa Rica (UCR) dio a conocer el tercer informe sobre personas adultas mayores en el que señaló que el abandono de miembros de ese grupo poblacional en centros hospitalarios aumentó en los últimos años.

El documento, presentado por la Cátedra de Envejecimiento y Sociedad de la Facultad de Medicina y el Centro de Investigación Observatorio del Desarrollo (CIOdD), detalló que la cantidad de egresos hospitalarios de personas mayores de 65 años debido a negligencia o abandono, en término de ocho años, pasó de 9 personas en 2014 (4 hombres y 5 mujeres) a 89 personas en 2022 (71% hombres).

Con respecto a la estancia hospitalaria, para el año 2014 el promedio por persona adulta mayor en esta condición era de 26,5 días; mientras que para el año 2022 este promedio se aumentó a 41 días.

El Director del CIOdD-UCR, Carlos Murillo Zamora, comentó a Delfino.cr que hay distintos tipos de abandono. Uno es, como él lo llama, un abandono diurno.

En este la persona adulta mayor tiene algún problema de movilidad o de salud y vive con uno de sus hijos. Cuando estos se van a trabajar, la persona adulta pasa en la casa todo el día, sola y, por temor a que entre a alguien o que se pierda, le dejan encerrada.

Es un tipo de abandono, porque en realidad no tiene mayor comunicación y en la noche llega la familia cansada y le dicen: acuéstese y nada más".

Un ejemplo más es cuando una familia no quiere a esa persona adulta mayor y le alquilan una casa para que viva sola; de vez en cuando le llevan algo de comida y la atienden, pero cotidianamente es un abandono total porque esa persona adulta mayor vive sola todos los días.

Murillo Zamora comentó que estos casos son registrados porque estas personas logran escaparse o llegan de alguna manera a los centros de salud y narran su situación a trabajadores sociales que toman el caso.

Una vez en los centros de salud, el destino puede variar. En ocasiones se logra hablar con la familia y llegar a acuerdos sobre el trato que se les debe dar, como por ejemplo dejarlos en los centros diurnos de atención y en la tarde regresar por ellos.

Hay casos en los que sí se se tienen que trasladar a un asilo, porque no se consiguen familiares que los reciban y algunos de esos casos también son de pacientes hospitalizados, que llegan y la familia los hospitalizan porque están enfermos y nadie vuelve a verlos en el hospital. Los abandonan en el hospital y el hospital tiene que buscar dónde reubicarlos".

Según las referencias de personas adultas mayores abandonadas recibidas en el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam) por parte de los Servicios de Trabajo Social de los Hospitales de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el abandono se intensifica ante la presencia de múltiples enfermedades crónicas, la limitada accesibilidad a la seguridad social, a recursos económicos y a redes formales e informales de apoyo.

El estudio de la UCR puntualizó que el abandono también constituye una consecuencia a la situación de pobreza y desempleo de sus familiares y cuidadores.

Esto denota que el abandono es una forma de exclusión, al no existir respuestas adecuadas para la atención de esta situación, y se perpetúan las desigualdades, limitando así el acceso a una calidad de vida adecuada y de participar a plenitud, según sus capacidades, en el proceso de desarrollo".

Además, la primera entrega de la investigación del Observatorio del Envejecimiento y el Centro de Investigación Observatorio del Desarrollo en junio de 2023, resaltó que 189.373 de las 710.417 personas de 65 años o más en el país viven en condiciones de pobreza.

Ese documento señaló que la retirada del mercado laboral en la vejez incrementa la vulnerabilidad económica y, muchas veces, las pensiones no son suficientes para cubrir las necesidades básicas.

Para el investigador esta problemática refleja una cuestión cultural que varió con respecto al siglo pasado. Antes, por lo general, las familias eran más grandes, los padres eran el centro de atención y había una persona que se dedicaba a cuidarlos en la vejez.

En la actualidad, con familias más reducidas, la mayoría de personas trabajan y nadie se queda en las casas. Además, se tiende a ver a los adultos mayores como una carga debido a que ya pasaron la vida económica-laboral útil.

Se ve mucho a esas personas adultas mayores como una carga, como un problema, sobre todo si sufre de alguna enfermedad que es un asunto que se vuelve más crítico porque ya no es solo que se tenga que quedar sola, sino que hay que atenderla porque está en una cama o situaciones similares".

Mencionó que otra realidad es que la familias no pueden cubrir los costos de hospedarla en casas de atención, donde pueden vivir toda la semana y es "prácticamente un hotel de lujo".

Enfermedades y un llamado al respeto

Otro tema abordado en el estudio es que un número importante de personas de 65 años y más, muestra un envejecimiento saludable. No obstante, otro grupo presenta enfermedades crónicas, comorbilidades, desnutrición, entre otros.

Por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares, las respiratorias agudas y los tumores, siguen siendo las principales causas de fallecimiento que enfrentan las personas mayores en el país.

Esto concuerda con los diagnósticos más frecuentes en esta población, en donde se presentan cifras preocupantes en relación con enfermedades transmisibles y no transmisibles, como son: las infecciones respiratorias agudas (no incluye COVID-19), la diarrea, la neumonía, la infección nosocomial, la parasitosis intestinal, la hipertensión arterial y la diabetes mellitus.

En el caso de la tasa de mortalidad tanto por hipertensión arterial como por diabetes mellitus en el grupo de personas de 65 años y más, registró un incremento en ambas afecciones en los años 2018, 2019 y 2020.

La institución académica compartió que, aunque se ha evidenciado que un alto porcentaje de personas adultas mayores sobrevive un mayor tiempo de su vida con factores de riesgo como la hipertensión arterial o la diabetes mellitus, esta sobrevivencia se debe a los controles por los servicios de salud y seguidos por las personas pacientes.

No obstante, aseguraron que se deben realizar esfuerzos para implementar hábitos saludables que puedan prevenir estos padecimientos, inclusive desde edades muy tempranas.

Como ya se ha indicado, las acciones relacionadas con actividades de promoción y prevención de la salud, así como una mayor eficiencia en la gestión de los servicios de salud públicos pueden continuar apoyando la disminución en los índices de mortalidad. Asimismo, estas acciones pueden lograr más sobrevida a la mayoría de las morbilidades que caracterizan el perfil epidemiológico de las personas adultas mayores".

En relación con los servicios de atención en salud, se muestra que, en la consulta externa, el número de personas adultas mayores atendidas se ha incrementado en los últimos cuatro años, en contraste con una disminución de estos servicios en personas ubicadas entre los 0 y 14 años.

Para el año 2022, el 21% de las consultas externas correspondió a personas de 65 años y más. Las mujeres adultas mayores superan en un 15% las consultas de los hombres adultos mayores.

Por su parte, para el año 2021, en el caso de personas adultas mayores, los egresos hospitalarios representaron un 22%, aproximadamente, y las cinco causas de los egresos provienen de: medicina, cirugía vespertina, cirugía ambulatoria, cirugía y unidad de cuidados intensivos (UCI).

En medio del envejecimiento acelerado que vive la población de Costa Rica, la UCR urgió a tener presente que los servicios de atención en salud para las personas adultas mayores sean una garantía para el cumplimiento de sus derechos humanos, así también, representan un componente importante en las acciones destinadas a fomentar un envejecimiento saludable.

El decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Costa Rica, Fernando Morales Martínez, comentó que:

Conocer algunas características sobre los servicios que se ofrecen a las personas adultas mayores, así como la información sobre su estado de salud, representa una oportunidad para replantear mejoras o para diseñar acciones de política pública que permitan incrementar su bienestar y promover un envejecimiento saludable”.

También señalaron que en la información presentada sobresale la gran cantidad de personas adultas mayores y la presión que estas generan por servicios de salud con calidad.

Para el director del CIOdD de la UCR, Murillo Zamora, las demandas que plantean las personas adultas mayores en el ámbito de la salud deben ser abordadas con un gran compromiso y un mayor esfuerzo por parte de todos los actores sociales.

El fin consiste en buscar y elaborar nuevas alternativas de intervención, acordes a las nuevas exigencias. Requiere excelencia en el desempeño de quienes tienen bajo su responsabilidad la tarea de ofrecer servicios de salud, más dignos y con enfoque de derechos; más eficaces y centrados en la persona; y, por supuesto, sostenibles”.

Un claro ejemplo de estas demandas es el llamado que hacen las personas adultas mayores y las personas pensionadas y jubiladas del Magisterio Nacional en el Manifiesto Público, en el sentido de que se respete su dignidad y el derecho de vivir una vejez plena y satisfactoria hasta el último día.

El investigador principal y responsable del Proyecto Observatorio del Envejecimiento, Agustín Gómez Meléndez, indicó que:

El acceso a los servicios de salud garantiza un derecho humano y fundamental, lo que implica contar con acciones dirigidas a la promoción, prevención, atención de la enfermedad en todas las etapas, la rehabilitación y los cuidados paliativos, con el fin de propiciar, en el caso de las personas adultas mayores, el disfrute al más alto nivel de bienestar, físico, mental y social”.

Para los expertos el gran desafío consiste en ofrecer un envejecimiento activo, exitoso y saludable, en donde se brinden mejores condiciones de vida a las personas adultas mayores, sus familias y sus comunidades.

Por lo tanto, en el documento presentado se concluye que la CCSS, en su condición de ser la principal responsable en la prestación de los servicios públicos en salud, debe visualizar el panorama y prepararse para este desafío, disponiendo de una estructura asistencial y de apoyo que contemple las necesidades y requerimientos de las personas adultas mayores en el país.

Añadieron que la propuesta de mejores servicios debe ir acompañados de esfuerzos en infraestructura accesible, recurso humano óptimamente capacitado, así como programas de prevención y promoción de la salud, entre otros.