El Atlas Nacional de Innovación 2022 describe el Sistema Nacional de Innovación (SNI) al exponer las barreras y las mejoras inherentes al tema. El estudio identifica actores, que deben funcionar como engranaje, en función de que la idea costarricense se convierta en la expresión existencial de una población pensante. Esa expectativa evoca dos extremos, el individuo con potencial innovador y el SNI como plataforma. Ambos deben reconocerse como partes mejorables y adaptables, para dejar atrás la noción de ecosistema que existe rígido y separado.

El sistema construido en el Atlas requiere, entre otros, dos cambios: dotar al Sistema Nacional de Innovación de una estructura adecuada y proveerle de mayores interacciones.

Una concepción de innovación para el país

El marco institucional aporta al funcionamiento e interacción de las partes, pero se carece de un concepto de innovación consensuado en el SNI. En una de las concepciones, se emula la innovación con la idea. Esta abstracción es poco práctica, si se toman en cuenta los propósitos del sector financiero y la expectativa que podría tener una persona con una idea innovadora: ¿Es realmente financiable?

Existen otras dos nociones de innovación inconvenientes para el SNI, la primera equipara emprendedurismo e innovación. Confundir estos conceptos, podría hacer pensar que SNI no responde a las empresas, cuando la realidad es que la empresa es necesaria para la innovación, pero no es suficiente. En el otro extremo, se tiene la limitación del concepto, del cual se desprende el pensamiento erróneo que solo las grandes empresas, tienen lo que se necesita para innovar. Esto limita las posibilidades de reconocer los esfuerzos que tanto productores y consumidores de conocimiento, realizan dentro del sistema. Ante el escenario descrito, repensar la innovación desde su concepto, contribuirá a la mejora de estructura, pues da posibilidades que el Marco Institucional responda mejor a las realidades y expectativas de la Innovación Costarricense.

El reconocimiento del otro para el reconocimiento propio

Se detectó en la ejecución del Atlas de Innovación que la empresa no era reconocida en Costa Rica como el espacio habitual para la innovación. Esta particularidad responde a que existe una confusión entre los conceptos de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i ) e Innovación. Este error hace que la mayoría de la responsabilidad de las falencias del SIN se les achaque a las universidades, sin embargo, los centros de I+D son apenas una parte de este enfoque sistémico.

Esta misma falencia se detectó, en el hecho que el estudio contó con escasa participación del sector empresarial, lo que evidencia que el propio actor podría no estar consciente de su importancia en el SIN. Una de las acciones concretas que puede contribuir al movimiento propio del SNI, es el simple reconocimiento de otros actores, al mismo nivel de importancia, en lo que refiere a la propia existencia e interacción del sistema. Este aporte empieza por crear más y mejores espacios de interacción entre la academia y el sector productivo, y su debida divulgación.

El SNI proporciona la oportunidad y la obligación de crear espacios de articulación, donde el debate de la pertinencia se agota en el reconocimiento del otro, como promotor propio. Bajo esa lógica de sistema, los resultados favorables o no, también son compartidos e inequívocamente expuestos en el mercado, espacio donde se juzgan los resultados del país y que muestran, deterioro y estancamiento.

En ese sentido, el SNI no alienta divisiones; más bien, incentiva impostergables espacios de diálogo y de colaboración. Del mercado también se desprende la dualidad existencial del individuo como consumidor y como productor, en cuyo caso siempre la innovación beneficiará no solo la creación, sino todo el proceso para llegar a poner en el horizonte la posibilidad de un desarrollo social a nuestra medida y construido por nuestras propias manos.

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