Me llamó la atención el contenido del artículo titulado “Empleo informal no cede: domina en 7 actividades económicas”. Como siempre ocurre en algunos de los medios solo se informan resultados y no posibles soluciones. Falta más investigación por parte de estos periodistas. Aquí les muestro un análisis de varios artículos académicos de investigadores costarricenses que muestran cómo resolver este gran problema.
El problema de la informalidad es complejo y se han desarrollado diversos enfoques desde la teoría económica, con el fin de intentar entender el fenómeno, pero más importante, para proponer soluciones. Ulyssea (2018) mostró, en un estudio reciente, varios modelos conceptuales de diferentes tipos de empresas cuyas acciones promueven la informalidad de sus trabajadores: empresas que no se registran y por ende sus trabajadores automáticamente serán informales (e.g. margen extensivo), empresas registradas que contratan solo trabajadores de manera informal (no registrados en los libros contables) y empresas registradas que deciden solo emplear a trabajadores por contrato o servicios profesionales trasladando de esa manera la responsabilidad de las cargas sociales a estos trabajadores independientes (e.g. margen intensivo). Este último modelo fue revisado empíricamente para Costa Rica por Corrales (2021) encontrando que los incrementos sucesivos de la tasa del IVM (Invalidez, Vejez y Muerte) aprobados por la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) a partir del 2014 han incrementado en 10 puntos porcentuales la tasa de informalidad de los trabajadores independientes en el país.
Por otro lado, Mora (2020) presentó varias propuestas de política pública para disminuir el empleo informal en Costa Rica. Dentro de ellas destacan el ajuste y simplificación del salario mínimo y la reducción y reasignación de cargas sociales. Para esta última propuesta el autor arguye que las contribuciones a la seguridad social que recaen sobre el salario, las cuales, si bien son importantes para mantener el Estado social de derecho, incrementan el costo de emplear formalmente a las personas. Además, el porcentaje dedicado a la recaudación para otras instituciones (INA, IMAS, FODESAF, Banco Popular) es de 7,25% del salario, el cual es pagado por el empleador. Este monto es equivalente a cerca de un 27% del total del costo no salarial en que incurre cada empleador en Costa Rica. El autor concluye que las contribuciones sociales que recaen sobre el salario debieran ser solo aquellas que van destinadas a la seguridad social directa de los trabajadores (salud y pensión). Mientras que el financiamiento de otras instituciones debiera darse por medio de los impuestos generales (e.g., IVA, impuesto sobre la renta).
Zolezzi y Miranda (2021) mostraron que el tamaño de los salarios mínimos que existen en Costa Rica influye negativa y significativamente sobre el nivel de informalidad del mercado laboral. El BCCR (2021) concluyó, por su lado, que las empresas privadas disminuyen sus niveles de empleo en respuesta a salarios mínimos más altos.
El salario mínimo por grupo ocupacional
El BCCR publicó en noviembre de 2021 un estudio sobre la evolución de los salarios mínimos por grupo ocupacional que abarcaba el período 2006 – 2017. Ellos concluyeron que los salarios mínimos son relativamente altos (alcanzan en promedio el 70% del salario medio del grupo ocupacional, índice de Kaitz) y los incrementos de estos salarios son frecuentes y altos (promedio de 25% de incremento real y 118% nominal entre 2006-2017). La siguiente tabla y gráfico resumen sus hallazgos:
El BCCR (2021) concluye al final de su estudio que las empresas privadas disminuyeron sus niveles de empleo en respuesta a salarios mínimos más altos. Aunque la magnitud del efecto fue moderada, las empresas disminuyeron su ritmo de contratación considerablemente ante costos laborales más altos. Por último, recalcó que los incrementos en los salarios mínimos han repercutido negativamente en la creación de nuevas empresas y este menor ritmo de creación de nuevos negocios ha mermado el dinamismo del empleo agregado en el país.
También se puede concluir que los salarios mínimos no afectarían los niveles de pobreza por ingreso en Costa Rica. El estudio del BCCR (2021) mostró que los salarios mínimos subieron en promedio 25% en términos reales y 118% en términos nominales entre 2006 y 2017, sin embargo, el porcentaje de hogares en pobreza se mantuvo invariable entre el 20,2% (2006) y 20,0% (2017) de acuerdo con el INEC.
El efecto de los salarios mínimos en la tasa de informalidad del país
Zolezzi y Miranda (2021) construyeron una variable que llamaron distancia del salario mínimo con respecto al salario registrado en los microdatos de la Encuesta Continua de Empleo entre 2017 y 2020. Si esa distancia era positiva significaba que esos trabajadores ganaban más que el salario mínimo que les correspondían por ley. Si por el contrario esa distancia era negativa, ellos no ganaban el salario mínimo correspondiente.
La distribución de la distancia entre el salario mínimo y el registrado para los trabajadores por calificación:
Estos resultados implicaban que por ejemplo los trabajadores no calificados informales percibieron un salario promedio entre 2017 – 2020 equivalente al 52% del salario mínimo que le correspondía por ley (distancia = -48%). Esto implicaba que si sigue creciendo el salario mínimo para ese trabajador la distancia va a ser cada vez más negativa y su probabilidad de ser trabajador informal crecerá rápidamente. El gráfico muestra que la probabilidad directa de encontrar a un trabajador informal cuando se gana exactamente el salario mínimo es en promedio de 19,7% y ella crece muy aceleradamente mientras mayor sea el salario mínimo con respecto al salario percibido (e.g., distancia negativa, lado izquierdo del gráfico).
Probabilidad acumulada de identificar un trabajador informal
Los autores determinaron a través de una regresión discontinua que incrementos del salario mínimo tenían un efecto negativo y estadísticamente significativo sobre el empleo formal (e.g., altos salarios mínimos incrementaban la informalidad) en el mercado laboral de Costa Rica. Los resultados implicaban que mientras mayor sea la distancia entre el salario mínimo y el salario reportado, cuando el salario mínimo estaba por encima del salario reportado (distancia negativa), mayor era la probabilidad de que un trabajador se encontrase en el sector informal tal como lo muestra el gráfico de la probabilidad acumulada de identificar un trabajador informal. Finalmente, se estimó que una reducción del 10% en el salario mínimo reduciría la probabilidad de que un trabajador esté en el sector informal en más de 5 puntos porcentuales. Si por el contrario ocurre un incremento del 10% en el salario mínimo, se estimaba que aumentaría la probabilidad de que un trabajador esté en el sector informal en 9,8 puntos porcentuales.
Fijar un salario mínimo más bajo y competitivo que el actual probablemente permitiría incentivar la apertura de nuevas operaciones en zonas rurales del país en donde las oportunidades laborales formales son mucho más escasas que las del Gran Área Metropolitana del país. De acuerdo con la CNAA en enero de 2022 Costa Rica mostraba los salarios mínimos mensuales (en US$), para el sector agropecuario, más altos de América Latina.
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