El pasado 30 de noviembre dio inicio la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2023 (COP28) y ahora que nos encontramos en el final de este evento podemos resaltar que, sin duda, el tema con mayor cobertura fue el relacionado al abandono de los combustibles fósiles y el lobby petrolero presente en el evento.

Costa Rica no se quedó muy lejos de esto. Contrario a lo usual, nuestro país no sobresalió por su conocido internacionalmente liderazgo ambiental. Es que claro, en este momento nuestra imagen internacional en cuanto a conservación y desarrollo ambiental está, por decir poco o ser amable, en una “reestructuración”.

Recientemente se dio a conocer que Costa Rica no suscribió la declaración realizada por BOGA en la COP28. La realidad es que esto no nos toma por sorpresa pero¿por qué es noticia? En el año 2021, durante la COP26 en Glasgow,10 gobiernos nacionales y subnacionales liderados por Costa Rica y Dinamarca anunciaron el lanzamiento de Beyond Oil & Gas Alliance (BOGA o Alianza para ir Más Allá del Petróleo y el Gas Natural).

Esta ambiciosa propuesta catapultó la imagen país como líder y pionero en la transición energética y el cumplimiento de las metas establecidas en el acuerdo de París. La iniciativa busca lograr una transición justa y administrada de la producción de petróleo y gas.

Cada miembro de esta alianza se encuentra comprometido a establecer una fecha de finalización para la exploración y extracción de petróleo y gas, así como a reducir la concesión de nuevas licencias o emprender otras medidas importantes que contribuyan al alcance del objetivo de limitar el aumento promedio de la temperatura mundial.

BOGA aprovechó el impulso pionero de sus miembros para crear una comunidad internacional de práctica que pueda ayudar a los gobiernos a cumplir su compromiso de eliminar gradualmente la producción de petróleo y gas fomentando más y nuevas tecnologías innovadoras y sostenibles.

Es decir, mientras nuevos gobiernos como España, se unen las demandas de la Alianza, Costa Rica, país fundador del grupo, contrario a la proyección y posición que ha impulsado por años, retiró su apoyo y priorización a la causa. Este año 24 miembros de la coalición ven la oportunidad de imponer un punto de inflexión, de dar un paso adelante y mantener vivo el objetivo de 1.5 grados lo cual solo podrá lograrse mediante un balance global y recorriendo el camino de la disminución de la dependencia a los combustibles fósiles y la no concesión de nuevas licencias para la perforación. En Costa Rica, esto necesariamente pasa por la aprobación del proyecto de ley que busca declarar al país como territorio libre de exploración y explotación de petróleo y gas.

La explotación de petróleo y gas es una actividad que va en contra de los principios de sostenibilidad y desarrollo sostenible que Costa Rica ha adoptado. La extracción de estos recursos fósiles genera una serie de impactos ambientales negativos, como la contaminación del aire, el agua y el suelo, así como la emisión de gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático.

Algunos sectores sostienen que la explotación de petróleo y gas podría generar ingresos significativos para Costa Rica. Sin embargo, esta afirmación es errónea.

Empecemos por el hecho de que los recursos fósiles son finitos. Es decir, una vez que se agotan, el país no tendrá más ingresos de esta actividad y en todo caso es incierto el nivel de ingreso que podría significar esto para el país. En este aspecto cabe señalar la realidad de los países latinoamericanos sobre quienes y como explotan sus recursos naturales y el verdadero beneficio para las personas que habitan esos territorios, como ya bien se ha dicho, ¿Qué país en América Latina se ha hecho rico con la explotación de petróleo y gas? Asumimos las consecuencias y costos ambientales y sociales pero el beneficio, el beneficio es para otros pocos que aportan los capitales.

Una cruda realidad que es necesario poner sobre la mesa es que las personas que se verán más afectadas por el cambio climático son aquellas que ya son poblaciones vulnerables. Aunque muchos aún vivan en el oscurantismo en lo que respecta al cambio climático, la verdad es que el incremento en las temperaturas, la sequía y en general las afectaciones climáticas terminan golpeando de formas devastadoras a nuestros productores agrícolas, pilares de la seguridad alimentaria y estas personas no serán, desgraciadamente, las que podrán enriquecerse de la explotación de petróleo y gas en el territorio nacional. Podría ser interesante hacer el ejercicio de reflexionar sobre la capacidad de captura en la pesca de países que sufren las afectaciones por derrames de petróleo en sus mares o los niveles de visitación turística, actividades que si emplean a cientos de personas en Costa Rica.

La experiencia global nos ha enseñado que la bonanza económica basada en la extracción de petróleo y gas no es sostenible a largo plazo. Muchas naciones han quedado atrapadas en un ciclo de dependencia de los hidrocarburos, con impactos devastadores en sus entornos naturales y en la estabilidad económica. Costa Rica tiene la oportunidad de aprender de estos errores y trazar un camino diferente hacia el desarrollo.

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