La relación de la humanidad con la planta del cannabis ha sido tan estrecha que en el linaje genético de esta especie pueden trazarse nuestros sueños y esperanzas desde un pasado que se remonta al menos diez milenios hacia atrás.
Sus flores fueron medicina para antiguos emperadores chinos, así como vehículo sagrado de trascendencia para místicos en la India. Su tallo dio vida a velas y cuerdas que movieron embarcaciones a través del Atlántico y su semilla, alimento para miles.
Sin embargo, intereses económicos con un claro tinte de discriminación racial condujeron a que la marihuana quedase restringida en una gran parte del mundo a partir de intervenciones políticas nacidas en los Estados Unidos del siglo pasado. Se llegó a alegar que los derivados del cannabis no tenían interés medicinal, y aunque aún enfrentamos las repercusiones de la anterior campaña de desinformación, al día de hoy la evidencia de la versatilidad y efectividad del cannabis es contundente.
Por fortuna, dentro de los cientos de moléculas que ofrece la planta del cannabis hay una que destaca entre todas por su excelente perfil de seguridad y sus múltiples beneficios: el cannabidiol (CBD). El CBD vino a convertirse en el embajador por excelencia del potencial de la medicina cannábica, a tal punto que no es extraño encontrarle en la actualidad en rincones variopintos del mercado.
Precisamente por esto es que resulta perentorio aclarar cuáles son algunos de los alcances y limitantes que rodean a este cannabinoide. A continuación, seis mitos frecuentes respecto al uso medicinal del CBD:
No hay evidencia científica sobre el CBD
Realidad: La investigación en medicina cannábica ha tenido un renacer, particularmente durante las últimas dos décadas. Es posible encontrar publicaciones científicas que involucran miles de pacientes, respaldando de manera concreta la utilidad del CBD como agente ansiolítico, anticonvulsivante, así como su efectividad en la disminución de náuseas durante la quimioterapia. Sus propiedades antinflamatorias, inmunomoduladoras y antioxidantes han sido bastamente estudiadas.
El CBD es adictivo
Realidad: No existe evidencia alguna que sugiera potencial adictivo para el CBD, y se postula que una de las razones alrededor de este fenómeno es que no produce estados de embriaguez. Más aún, se está estudiando su efectividad en el tratamiento de la adicción al tabaco y a los opioides.
El CBD genera alteraciones en la conciencia
Realidad: Las propiedades de acción del CBD en el sistema nervioso central incluyen propiedades antipsicóticas, anticonvulsivantes y ansiolíticas. También destaca por su utilidad en la modulación del sueño y del dolor. Esto quiere decir que el CBD tiene efectos en términos de regulación de las funciones de nuestro cerebro, pero no causa cambios en la percepción ni modifica el estado de conciencia como lo harían otros cannabinoides.
Todo el CBD es igual
Realidad: En el mercado es posible encontrar gran número de marcas y presentaciones de CBD, pero no todas cuentan con los permisos necesarios de producción ni ofrecen un modelo de producción o comercialización que garanticen trazabilidad, pureza y concentración apropiada. Antes de iniciar el uso de CBD es importante verificar su validación por el Ministerio de Salud y adquirirlo en un establecimiento confiable.
El CBD cura todo
Realidad: Cuando nos acercamos a la medicina cannábica debemos hacerlo con la misma responsabilidad y respeto que lo haríamos con cualquier otro fármaco. El CBD tiene, sin duda, un espacio muy especial en el arsenal terapéutico, sin embargo, es imprescindible valorar si la afección a tratar es sujeta a mejoría utilizando CBD, así como establecer un protocolo de dosificación personalizado, valorar si amerita acompañamiento médico durante el proceso y determinar el tiempo adecuado para finalizar la terapia. A pesar de que sus propiedades son muy amplias, el CBD no es una molécula para utilizar indiscriminadamente, pues no representa una cura mágica y cada persona puede responder a ella de manera diferente.
El CBD es la única parte útil del cannabis
Realidad: La planta del cannabis contiene más de cien cannabinoides, muchos de los cuales han exhibido fascinantes propiedades farmacológicas. A su vez, un gran número de sustancias conocidas como terpenos y flavonoides trabajan junto a los fitocannabinoides para potenciar de manera significativa sus efectos. A este fenómeno se le conoce como efecto séquito, y su comprensión es una de las grandes promesas de nuestro tiempo. Es de esperar que muchos nuevos usos medicinales del cannabis surjan de la investigación en curso.
El redescubrimiento de la medicina cannábica es una oportunidad maravillosa de arribar a un modelo de tratamiento que promete mayor autonomía en nuestra salud. En las últimas décadas hemos atestiguado el florecimiento de muchos descubrimientos que han podido constatar con técnicas modernas el legado descrito en tratados médicos milenarios, aun así, quedan muchos secretos por desentrañar. Ante estos vientos de cambio, es crucial abordar la desinformación y abrazar la evidencia, garantizando que los beneficios reales del cannabis estén a la mano con claridad y accesibilidad.
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