¡Qué rico es no quedarnos callados! Calladita más bonita, pero no en las redes sociales ni por el teléfono chocho. No es tener la última palabra, porque dios libre me quede sin publicar más, sino todo lo contrario. No importa seguir pasando información sin revisarla, sin estar seguros de que sea verídica, ni sentir responsabilidad alguna por confundir a los demás tontos que se tragan todo lo que les llega.
Está el caso de la persona muy conocida y muy metida en política; o sea, con seguidores que le admiran y comparten como repetidoras. Puso una foto de las favelas de Mumbay (India) y puso que «vean a lo que han llegado los gringos: vean la pobreza en Detroit (Michigan)». La realidad es que Detroit más bien se convirtió en enormes praderas urbanas, las cuales han sido aprovechadas para la agricultura.
Cuando me quejé del error, me dijo que es su muro de Facebook y en él puede poner lo que le venga en gana. ¿Incluso si no es verdad? ¿No crees que como líder político, tenés una cierta responsabilidad, porque hay gente que te sigue?; a lo que respondió «allá ellos, que revisen la veracidad de sus fuentes»…
Uno siempre reacciona con pesar ante la chiquita que anda desaparecida desde el 2018, y con admiración al ver la imagen de árboles floridos en La Diagonal de Barcelona, aunque sea una imagen editada digitalmente desde el 2019. ¿Cuántas veces ha muerto Macaulay Culkin? Ahora también inmolaron a José Luis Perales. De contenido engañoso también están los videítos de conspiración que siempre agarran una parte de verdad y la manipulan con su propia teoría.
No todo es malo. Hay doctores y expertos que demuestran a ciencia cierta, que debemos entrar a la ducha con la cabeza primero y los pies de último, y no al revés. Me preocupa haber comido aguacate sin aprovechar la semilla, pues aunque sea peligrosa, contiene más nutrientes que la fruta en sí, pero me tranquilizo con el vaso de agua antes de dormir, para evitar un ataque cardíaco. No sé qué hacer ante las vacunas, porque las farmacéuticas son un negociazo y no hay manera de saber cuáles vacunas vienen con el chip de Bill Gates que da autismo, ni cuáles interactúan con los enchufes de las secadoras de pelo.
Pensándolo bien, lo que más me molesta cuando ponen cosas que no son o que sucedieron hace años, es la reacción tan a la defensiva de esos pseudo-reporteros que no admiten haberse equivocado o no borran las tonteras que publican. La peor respuesta que he recibido fue cuando una argentina puso que Finlandia había aprobado una ley de medios con 28 periodistas arrestados (información falsa), fue la siguiente: «No veo que la “mentira”, siendo como es, que la ley finlandesa no admite la calumnia, sea tan terrible. No voy a borrar el posteo porque hay comentarios interesantes de otras personas, aunque sé que proviene de un twit falso. Eres libre de retirarme tu amistad. A mí nadie me da órdenes. Ya soy bastante grandecita. Como diría mi abuelita: “mostraste la hilacha” muy textil, por cierto».
¡Puro amor en las redes sociales!
Hace años existía la manipulación del lenguaje, para meternos gato por liebre. Luego apareció la libre interpretación de la ley escrita. Hoy día se usan ambas aunque ya no sea necesario, pues la manera descarada de no tener que disfrazar la interpretación y el bulo y el hoax, nos engaña todavía más.
Podríamos pensar que esa necesidad de poseer algo en la vida, es resultado de las imposiciones y restricciones institucionales en el diario vivir, pero lo cierto es que el nivel de embrutecimiento es relativo al nivel de agresividad en adultos que ejercen su libertad de expresión intransigente sobre asuntos que desconocen, o no existen.
Y punto. Si no nos gusta, salados.
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