El continente africano vive momentos tensos. El golpe de Estado perpetrado en Níger, sumado al reciente golpe militar en Gabón, suma un total de 10 golpes de Estado en África en un total de cuatro años. La injerencia militar en la política no es algo novedoso en la geopolítica de la región. Durante los años sesenta, época en la cual muchas naciones africanas proclamaron su independencia, las juntas militares impusieron su ley. Ahora, décadas después los levantamientos militares recientes han desencadenado un efecto de contagio, principalmente en la región del Sahel, al cual diversos analistas denominan “epidemia por contagio”, que amenaza con desestabilizar aún más una región que ha sufrido en los últimos años un fuerte avance yihadista, sumado a décadas de miseria y pobreza.

El Sahel es una de las partes del mundo con mayores índices de pobreza extrema, y por ende con mayores índices migratorios. Desde el 2020, año en el cual ocurrió el golpe de estado en Malí, hasta el reciente golpe militar del pasado 26 de julio en Níger, sumado a dos golpes de estado en Burkina Faso, juntas militares reconocidas y apoyas entre sí han tomado el control político de estos países. Incluso todas las juntas militares de Malí, Burkina Faso y ahora Níger justifican sus acciones por la falta de un rumbo claro en la política antiterrorista, sumado a un fuerte sentimiento antifrancés que ha sido claramente utilizado por los militares para legitimar la instauración de juntas militares y aprovechado por Rusia para presentarse un como un nuevo aliado estratégico del Sahel.

Por otra parte la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), una organización que cuenta con la participación de Nigeria, principal potencia militar de la zona, lleva semanas discutiendo una posible intervención militar en Níger con el objetivo de restablecer el gobierno constitucional de dicho país. La Unión Europea por su cuenta busca agotar la vía diplomática para así evitar una nueva ola migratoria a su continente, pero incluso ha llegado a afirmar que respaldaría una intervención militar de la Cedeao si ese fuese su decisión final.

La junta militar de Níger, liderada por el general Abdourahamane Tchiani ha autorizado a los ejércitos de Malí y Burkina Faso a intervenir el territorio nigerino en caso de que se produjera la intervención militar.

Estos regímenes militares nacidos de los recientes golpes de estado han conformado un nuevo bloque de alianza que sumado a la posible intervención militar de la Cedeao amenaza con desestabilizar aún más la región, y con ello iniciar un nuevo conflicto armado en una de las zonas más desoladas del planeta.

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