Me surgió la necesidad de escribir estas líneas y de proponer ideas, solo eso, de proponer ideas, sin afán de una polémica. Surge este pequeñito análisis tan coartado por el formato y la extensión, de una reciente lectura que estuve haciendo, sobre la historia de las doctrinas económicas, ahí se expone a Sir Willian Petty como el primer economista en proponer formalmente una teoría moderna del impuesto, o de la recaudación pública, como quiera llamársele.
Petty estaba inundado del pensamiento hobbesiano, se plantea que la recaudación pública debía ser algo análogo a la supeditación de nuestra seguridad al soberano.
Petty creía como algunos pensadores ya lo habían hecho que el príncipe o soberano, debía tener una reserva, que se creaba a base de cargas impositivas sobre los gobernados. Esa reserva podría ser utilizada en caso de una guerra, por ejemplo, podríamos limitar el financiamiento del soberano sólo a tener la capacidad de intervención, donde la capacidad del individuo se vea mermada.
Ahora mi impulso a escribir esto, surgió de pensar el ideal del caso costarricense a la luz de Petty, el Estado costarricense nace de fuertes dinámicas mercantiles, derivadas de la colonia y del capitalismo incipiente del liberalismo fundador de la República, pero justo en el siglo XX con el advenimiento de las garantías sociales y la guerra civil, podríamos decir que la dinámica de la recaudación pública cambia.
El soberano costarricense, o sea el Estado, ha planteado casi desde su aparición las garantías sociales y la abolición del ejército con una finalidad diferente —en cierto aspecto—. Estas finalidades más que ser las del realismo político responden a valores ilustrados de justicia social.
Este soberano, siguiendo las dinámicas del Estado moderno ha generado cargas impositivas, que se dicen responde a una renuncia a la fuerza armada, por ejemplo, para la inversión en educación.
Pero siguiendo la lógica del proteccionismo del tejido productivo, el soberano costarricense no invierte en una fuerza armada especializada, porque le es completamente innecesaria, en todo caso el soberano debe redirigir la recaudación pública a la educación, con el único objetivo de mantener la maquinaria productiva del capitalismo, tanto para capacitar al futuro trabajador, como para servir de guardería y quitar el peso de la responsabilidad doméstica.
La mezcla de la visión de la educación como misión social, no solo por el ideal igualitario si no también el liberal de dignificar a través de la educación, todo esto solo es una capa del velo ideológico que la República necesitó y necesita para fundarse y refundarse.
Aquí no quiero hacer un ataque posmoderno a los valores que sostienen estos discursos, los del liberalismo y los de la justicia social. Mi propuesta más bien es desenmascarar estos ideales como verdadera búsqueda de la dignidad humana, ¿puede el Estado crear ciudadanos dignos y que sirvan al tejido productivo? ¿Hay que desembarazarse de esta alienación? ¿Deberíamos volver al ocio formativo de los clásicos?
Para esta deriva idealista solo hay una alternativa el cambio de modelo productivo, en palabras de Fischer ¡No hay alternativa!
Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio. Delfino.CR es un medio independiente, abierto a la opinión de sus lectores. Si desea publicar en Teclado Abierto, consulte nuestra guía para averiguar cómo hacerlo.