“Amamantar y trabajar: ¡hagamos que sea posible!”, ese fue el lema de la semana mundial de lactancia que concluyó hace una semana.

La lactancia es un proceso personal y muy íntimo entre mamá y bebé, pero también necesitamos verlo como un proceso social que debemos proteger y potenciar más. A hoy, cada vez menos mujeres y sus niños logran acceder adecuadamente a la lactancia por falta de recursos, conocimiento, barreras sociales o laborales.

En los primeros días después del nacimiento, la lactancia es un reto, usualmente duele y se ocupa de mucho apoyo profesional para superar el desafío. Pero los retos no concluyen ahí, y en nuestro sistema, aproximadamente tres meses después del nacimiento, mamás y bebés se enfrentan a otra prueba, quizá más difícil; el regreso de mamá a su vida laboral.

En este tiempo, bebé aún se alimenta exclusivamente de leche materna, y en esa etapa la producción de leche se puede ver comprometida. Para el que no está tan familiarizado con el tema, básicamente el cuerpo de mamá genera la cantidad de leche que su bebé necesita y ello se relaciona de manera directa con la cantidad de veces que su bebé logra mamar. A mayor amamantamiento, más leche, a menor amamantamiento, menos leche y, por ende, menos alimento natural para su bebé.

Para hacernos una idea, a la edad de 3 meses los bebés pueden tomar pecho cada dos o tres horas, y en estas épocas los pediatras recomiendan que la ingesta sea a libre demanda por parte del menor; es decir, cada vez que este lo necesite. Entonces el regreso al trabajo se vuelve un reto porque de la noche a la mañana, bebé pasó de poder alimentarse directamente del pecho de su madre, a tener que iniciar una lactancia diferida o el consumo de la llamada "fórmula".

Muchas veces es en esta etapa que inicia el proceso de destete, de forma muy anticipada a lo que la naturaleza había previsto y a las recomendaciones de los profesionales en salud.

Es por esto último que ocupamos proteger el proceso de lactancia y entender que proteger y promover la lactancia materna es invertir en la sociedad.

Los niños amamantados se desarrollan mejor, tienden a no padecer sobrepeso o desarrollar algunas enfermedades crónicas como diabetes, además, es indiscutible cómo el pecho aporta a la seguridad emocional del desarrollo social. Además, brinda beneficios a la madre en la época postparto y en su salud incluso años después de haber amamantado, ya que otorga protección contra cánceres como el de seno u ovario. Entonces, si la lactancia permite el desarrollo de mejores seres humanos, y previene enfermedades que después deben ser abordadas por el sistema de salud pública, ¿por qué mejor no invertir en ella?

En el ámbito laboral, las organizaciones que apoyan a sus trabajadoras en periodo de lactancia logran obtener un mayor compromiso por parte de estas, e incluso, aumentan su producción y desempeño laboral a causa de la empatía generada y el apoyo recibido por parte de sus patronos.

La lactancia materna sólo tiene beneficios, pero como mencioné anteriormente, es un privilegio que solo pueden aprovechar algunas madres y bebés dependiendo de factores como su situación económica, nivel educativo o puesto de trabajo. Por tanto, la conciliación entre la vida laboral y la lactancia materna no es un terreno que esté arado, por el contrario, nuestro sistema está hecho para dificultar la reincorporación de la madre cuando esta quiere continuar amamantando.

Una madre no debería tener que elegir entre continuar con la lactancia o retornar al trabajo, de ahí que sea necesario que desarrollemos mayores esquemas de flexibilidad laboral a partir de las buenas prácticas de responsabilidad social, con el fin de garantizar un derecho efectivo para el infante y su madre.

Desde esta perspectiva, la reciente reforma a los artículos 94 y siguientes del Código de Trabajo, que oficializaron la posibilidad de tomar una hora de ingreso tardía o salida temprana remunerada, así como la eliminación del umbral de 30 mujeres para tener que facilitar una sala de lactancia, aportan a la causa, pero no logran ser suficientes para lograr una conciliación absoluta.

Si bien Costa Rica facilita una licencia de 120 días, otros países latinoamericanos como Venezuela, Chile o Cuba nos llevan la delantera con más de 150 días de licencia. Pero al final no se trata solo de la cantidad de días, sino también de que tarde o temprano, cuando la licencia termine y el retorno al trabajo sea un hecho, la madre pueda contar con un espacio de seguridad laboral que le garantice no ser discriminada por su condición y en donde la cultura organizacional se haya trabajado para visualizar a la lactancia materna no solo como una condición propia de madre y el bebé, sino también como una inversión social.

En ese sentido, el tema representa una gran oportunidad para complementar las estrategias de sostenibilidad corporativa, algunas empresas, además de cumplir con los beneficios establecidos en la ley, incorporan modelos de ingreso progresivo al trabajo, en donde, por ejemplo, una vez concluida la licencia establecen una jornada laboral reducida (con 100% de pago) y van aumentando las horas de trabajo mensualmente hasta llegar a la jornada completa. Otro beneficio usual es el otorgamiento de un subsidio para el cuido, y el ajuste del puesto de trabajo para permitir el teletrabajo uno o varios días por semana, o incluso, la posibilidad de tener algunas horas no remuneradas pero autorizadas para la conciliación entre la nueva dinámica familiar con el ámbito laboral, o bien, remuneradas con la posibilidad de reponer el tiempo de trabajo en otro horario.

La reincorporación de la madre al ámbito laboral, pasa no solo por estos ajustes, sino también por temas de salud ocupacional y prevención de riesgos laborales dado que la producción de leche se puede ver afectada por aspectos como: la exposición a sustancias tóxicas, metales pesados, agentes biológicos, carga mental, ruido excesivo o estrés térmico. Por ello, es importante que los profesionales en salud ocupacional verifiquen las consideraciones necesarias para garantizar la reubicación temporal de la madre en otro puesto en caso de que se requiera.

La lactancia materna trasciende el ámbito privado y llega a ser indispensable para criar seres humanos sanos y felices, y, en el caso de las organizaciones representa una oportunidad para ser socialmente responsables con sus trabajadoras, promoviendo y protegiendo la lactancia materna como beneficio para todos.

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