Los conteos de lapas en 1994 reportaban 100 parejas de aves; en 2023 el conteo reporta hasta 400 parejas.
El programa de conservación de lapas rojas que comanda el Hotel Punta Leona, en el distrito de Tárcoles del cantón puntarenense de Garabito, ha logrado cuatriplicar la cantidad de parejas de estas aves que se encuentran en la zona, en los 30 años que el proyecto lleva operando.
Quizá usted al regresar del Pacífico Central y mientras espera en "la presa" previa a llegar al puente sobre el río Tárcoles, haya notado que hay más lapas rojas sobrevolando su carro que las que veía hace unas décadas: eso se debe a que, cuando empezó el programa de conversación, en 1994, los conteos en la zona reportaban la presencia de 100 parejas de aves, mientras que, a 2023, esos conteos reportan más de 400 parejas.
Y es que, según datos del hotel, hace 30 años en la zona se reportaba la presencia de entre 200 y 250 individuos, mientras que actualmente se estiman entre 750 y 800 lapas en toda la región, lo que ha significado un aumento en zonas como Orotina, Puntarenas, Jacó, Bijagual, Puriscal, el Parque Nacional La Cangreja, Carara y Tárcoles.
Según señaló el gerente de Relaciones Corporativas del Hotel, Cesar Vargas Acuña, el objetivo del proyecto es reproducir lapas en libertad para ampliar la cantidad de especies en la zona, de la forma más natural posible.
Para ello, el hotel ha gestionado la colocación de nidos artificiales en su reserva forestal privada con el objetivo de que las aves puedan anidar pichones de forma natural. Actualmente hay 8 nidos y todos los años entra una pareja nueva al espacio.
Este proyecto fue ideado por el biólogo Christopher Vaughan quien implementó los sistemas de nidos artificiales y monitoreo con cámaras 24/7. Además, científicos de la Universidad de Texas se encargan de pesar, medir y analizar datos biológicos de los pichones de lapa.
En el proceso de anidamiento, además, a las lapas no se les interviene a menos que alguna sufra algún percance como que se caiga de los nidos o sufra un ataque. En esos únicos casos es que se lleva a lo pichones a la zona de Jacó, donde son atendidas por servicios veterinarios.
Según Vargas:
Este turismo es muy importante para un sector que viene a ver aves y en el que Costa Rica está haciéndose un lugar. El hecho de que hayan tantas lapas en la zona invita al turista a hospedarse por acá y las cámaras nos ayudan mucho a ello, ya que la gente las ve y dice 'yo quiero ir a ver a las lapas'. Eso se suma a nuestro propósito genuino de proteger a las aves”.
El proyecto también ha trabajado la siembra de árboles de almendro para que las lapas se alimenten y ha desarrollado libros sobre la conservación de las aves y concientización contra la cacería ilegal, los cuales son repartidos en más de 30 escuelas públicas de la zona, alcanzando a más de 1500 estudiantes de cuarto, quinto y sexto año de primaria.
Arrecifes coralinos y museo subacuático
Según agregó César Vargas, el hotel ha implementado esta y otras iniciativas como parte de su programa de turismo regenerativo, el cual viene a reemplazar al turismo sostenible con el objetivo de "dejar el lugar, mejor de lo que lo encontramos".
El turismo sostenible se acabó. Funcionó durante un tiempo pero funcionó como “usted peca y reza” y eso te deja estancado. Nosotros desde el 2019 empezamos con proyectos para empezar con la filosofía del turismo regenerativo, el paso siguiente a la sostenibilidad, que lo que busca es dejar el lugar mejor de lo que lo encontramos para tratar de solventar , crecer y regenerar, ayudando no solo a la naturaleza si no también al ser humano, a la sociedad y a la economía”.
Lo que este tipo de turismo busca es restaurar el capital natural y sociocultural de las zonas en las que operan, creando más conexiones entre la comunidad y el turista.
Para ello, además del programa de conservación de Lapas, en Punta Leona también opera un proyecto de regeneración de arrecifes coralinos, el cual ha colocado más de 50 estructuras, elaboradas con un cemento especial, que permiten la adherencia de corales para que estos crezcan a partir de ahí.
Los 50 arrecifes están ubicados en Playa Blanca y se colocaron en conjunto con MareBlue, una organización que busca que los océanos, ríos y costas estén libres de plástico a través de expediciones de limpieza costera; y con el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) que ya certificó al hotel como jardineros de corales.
El objetivo es que los arrecifes provean de refugio, alimento y de un sitio de reproducción para diversas especies marinas y por eso, según señaló Vargas, han pasado de cuatro a 57 especies de peces en la zona, en un plazo de tres años:
Un estudio de la Universidad Nacional del año anterior demostró que pasamos de cuatro a 57 especies de peces en la zona, en un lapso de tres años, esto a partir de arrecifes de concreto hechos con cemento especial para facilitar la adherencia de los corales que ya están creciendo".
El siguiente paso del proyecto es que la iniciativa se replique a lo largo del Golfo de Nicoya, con el fin de construir un corredor biológico que favorezca la ecología y la pesca.
Finalmente y en esta línea, el hotel inauguró el primer Museo Subacuático de la región centroamericana y el segundo en Latinoamérica (solo Cozumel, en Cancún, tiene una iniciativa similar a esta) donde un grupo de esculturas buscan crear conciencia sobre la necesidad de conservar los recursos marinos naturales "a modo de plataforma de arte dinámica y viva".
Las obras, de tonelada y media de peso, fueron creadas por el artista plástico local Fabio Brenes y están ubicadas en la zona de Playa Blanca.
El museo tiene colocadas seis esculturas en este momento: un caballito de mar, una tortuga lora, un tiburón martillo, un cocodrilo, el Indio Garabito y una manta raya. En los próximos meses se espera colocar tres esculturas más que serán un pulpo, un pez globo y otra figura cuya forma aún está decidiéndose.
Los interesados pueden ingresar al museo de forma gratuita pues este está abierto al público, ya sea buceando o haciendo snorkeling, pues la distancia entre Playa Blanca y la esculturas es de 30 metros, cuando hay marea baja.
Además de lo anterior, el hotel cuenta con una reserva privada de 14 hectáreas, un mariposario de especies autóctonas y un vivero acuapónico, con el cual buscan promover la conservación de mariposas, la educación ambiental y el desarrollo de la investigación científica.
Nosotros queremos marcar una tendencia en el país para pasar al turismo regenerativo y aunque esto significa un negocio para nosotros, también hay que cuidar el 90% de lo que el turista viene a ver”, agregó Vargas.