Costa Rica es un país intertropical, con una tendencia inherente a la diversidad. En este país, convergen diferentes microclimas que posibilitan una variada tipología de bosques y ecosistemas. Ni qué decir de la biodiversidad en fauna y flora que se encarna desde los venados cola blanca en la región norte, hasta las ballenas en la zona sur; pasando por colibríes, trogones, panteras, osos perezosos, mariposas, ranas, cocodrilos y toda aquella criatura con acto de presencia natural.

Siendo así la composición orgánica de nuestra materia viva, tan diversa y variopinta, por qué de la naturaleza a la ley existe un filo divisor tan monovalente, tan monocromático y diversofóbico que exige modelos de vida basados en una moralidad oficial. Con certeza histórica, una explicación posible es la tradición religiosa y patriarcal de nuestros pilares liberales y sus correlatos en la derivada socialdemocracia y los espejismos del neolibe®alismo.

Con las administraciones conservadoras, se impone un ordenamiento mamífero de reproducción humana basado en arreglos de orden moral que terminan, consecuentemente, cuestionando toda aquella diversidad que no se quiera mamífera reproductiva. ¿Por qué? ¿Acaso un mamífero religioso es mejor que un plumífero? O también, ¿por qué un mamífero religioso pone las reglas de quién puede reproducirse y quién no, de quién puede ser salvado y quién no? ¿De quién es qué y por qué? ¿Qué es reproducirse? Asumamos un país diverso, ¿a qué le tememos? ¿A los pecados capitales más humanos, y no por ello más mamíferos?

Si los ideales de la República y el Estado son el homo religiosus, la concreción ultraconservadora del humanismo, hay que renunciar conceptualmente a esa concepción de humano. Preferiría ser una mariposa. Preferiría continuar multiplicándome en identidades y cuestionamientos, que asumir un tono solemne bajo una humanidad indolente e indiferenciada. No critico yo de credos, sino de dogmas y adoctrinamientos.

No es un secreto que en Costa Rica disputan dos visiones de mundo: la monocromática y la policromática. Una, devenida ojalá en negros y blancos sepias, termina siendo una estela poco visionaria de discriminación categórica y lingüística. La otra, con todas las posibilidades de su proliferación, una contención de diversidades, en constante lucha por la validación.

¿Por qué el Consejo Superior de Educación promueve políticas lingüísticas discriminatorias y trans excluyentes? ¿Le teme a la diversidad? O acaso ignora las disposiciones internacionales en Derechos Humanos sobre comunicación respetuosa e intercultural hacia poblaciones históricamente discriminadas.

Es una lástima que Costa Rica, un país de diversidad desbordante, sea administrada por políticas ideológicas sepias, monocromáticas y discriminatorias. Políticas incapaces de reconocer en su población humana la diversidad cultural y natural de ser, hacer y pensar. Una política de mamíferos religiosos para el ordenamiento estatal de una dictadura moralizante.

Efectivamente, de la naturaleza a la ley existe un proceso de cognición perceptual que está por el humano para el humano. Ya de por sí el lenguaje es incapaz de alcanzar a la naturaleza en su propia categorización sustantiva. Pero, ¿por qué extirpar la diversidad de la ley? ¿Por qué usar las categorías más monovalentes y poco inclusivas? ¿Por qué solo puede existir diversidad en las campañas publicitarias del turismo? ¿Por qué no ser también mariposas del paisaje?

El Estado, si siguiera políticas diversas, lepidópteras, tendría indicadores multinivel y multicéntricos para asegurar una cobertura, no solo material, sino también emocional y existencial de todos sus constituyentes vivos. Finalmente, los paradigmas recientes en política pública parecieran apuntar a un abordaje multisistémico de todo lo vivo en un territorio. ¿Qué nos distancia de un río y de un árbol si no es nuestra propia incapacidad de ser por nosotros mismos en un sistema de producción capitalista?

Dicho esto, me opongo a ser un modelo de ser humano basado en las prerrogativas ultraconservadoras de partidos como Nueva República o Progreso Social Democrático, por ejemplo. Prefiero ser una mariposa, o un mariposo, no me importa, brillante, tornasol, vivo, salaz, agudo, libre, ser quien soy, con plumas o sin plumas, con manchas o sin manchas, insecto, pájaro, acuario, pero nunca un mamífero monolectual de odio y discriminación.

¡Mucho ánimo a las generaciones venideras en sus metamorfosis!

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