Es probablemente uno de los temas más comunes de conversación entre los profesores universitarios: la nueva generación de estudiantes. Aunque hay excepciones, las personas que están ingresando a la educación superior se distinguen por tener, comparativamente respecto a generaciones anteriores, bajo nivel de conocimientos. En matemática y ciencias, por ejemplo, tienen un nivel similar al noveno de secundaria. Además, tienen un menor nivel de madurez emocional.
En general, esta nueva generación presenta serios problemas de comprensión de lectura. Tienen considerables limitaciones, por ejemplo, para entender una pregunta simple. Preocupa también las reducidas capacidades de comunicación oral y escrita: el escaso vocabulario, uso de pocos verbos, ideas inconexas y textos incomprensibles. Así como la capacidad de retención de información. Otra característica común de esta generación es la sobreestimación de las capacidades propias a un punto casi irreal. Se debe entender, por ejemplo, que, con solo ver un video, nadie domina el arte de andar en bici.
Es notable el aumento en la ansiedad y depresión en muchas personas de esta generación, así como su baja tolerancia a la frustración. La adicción a los dispositivos móviles. Otra característica sobre las relaciones entre estudiantes es su baja capacidad para afrontar y resolver conflictos. Además, se percibe una falta de independencia para lidiar y resolver las dificultades de la vida diaria. ¡Hay casos de estudiantes que traen a sus papás para que les ayuden a reclamar notas!
Cuando se indaga en las posibles causas de esta situación, las universidades podrían achacar la culpa a deficiencias en la educación recibida en los colegios, los del colegio trasladarían la responsabilidad a la escuela y los de la escuela a los hogares. Ciertamente todos tendrán su cuota. Lo importante es que la situación es la que es y hay que atenderla urgentemente. En este sentido, se proponen dos acciones puntuales.
En primer lugar, se debe restablecer, cuanto antes, una prueba tipo bachillerato, que evalúe de manera estandarizada el nivel de conocimientos de quienes concluyen la educación secundaria. La universidad debería ser solamente para aquellas personas que se esfuerzan, estudian y demuestran tener un nivel básico de conocimientos. Independientemente del lugar de donde vengan o la condición socioeconómica.
Debe evitarse bajar el nivel. Por el contrario, se deben establecer acciones que permitan subir el nivel a aquellas poblaciones estudiantiles más desfavorecidas.
En segundo lugar, que se instaure el duodécimo año de manera general. Un año más para madurar y adquirir nuevas destrezas. Que el último bloque desde décimo se restructure para incluir español e inglés con mayor profundidad. Este último a nivel de B2. Incluir también módulos de educación vial, educación financiera y orientación vocacional. Por último, trabajar en el desarrollo de habilidades blandas como manejo del tiempo, pensamiento crítico, trabajo en equipo y resolución de conflictos.
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