El 24 de febrero pasado se cumplió un año de la invasión rusa a Ucrania. Una guerra a gran escala que ha causado miles de muertos y millones de refugiados, y el inicio de una época de incertidumbre y crisis que está causando una nueva carrera armamentista por toda Europa que se traduce en un aumento disparado de los presupuestos en defensa a nivel mundial.
La guerra en Ucrania ha despertado una nueva ola de lógica militarista para defender el statu quo. Ucrania se ha convertido en el escenario ideal para hablar de la importancia de la paz a través de un mayor gasto en armamento de guerra. Si verdaderamente amas la paz, pues la tendencia de nuestros días es armarse hasta los dientes.
A lo largo del último año Estados Unidos y sus aliados se han convertido en el salvavidas de Ucrania y con ello en los verdaderos garantes de la continuidad de la guerra. No es ninguna exageración afirmar que los envíos de armamento son una extensión del conflicto y con ello un fracaso político, a pesar de que representan la supervivencia del lado ucraniano. La apuesta por la guerra no solo aleja una futura solución política al conflicto. Se traduce también en un mayor costo de vidas humanas y recursos materiales insostenibles.
La solución de los conflictos por la vía militar representa la apuesta de la irracionalidad sobre un conflicto político que tarde o temprano necesitará de una apuesta racional para obtener un acuerdo que detenga el conflicto. Por ello cualquier alternativa que tenga como objetivo la búsqueda del diálogo y que se traduzca en cualquier escenario que detenga el conflicto es altamente superior a la continuación de la guerra.
El discurso pacifista no busca minimizar la complejidad de las causas que han ocasionado un punto de no retorno en la guerra de Ucrania, Julio Rodríguez, ex-militar y miembro de Podemos (España) recuerda un elemento esencial en el que el pacifismo se manifiesta en tiempos convulsos:
Hablar de paz es muy fácil en tiempos de paz, lo difícil es hacerlo en tiempos de guerra”.
Ahora bien, hablar de paz en Ucrania debería convertirse en una obsesión política para solucionar el conflicto. Mientras solo sigamos hablando de guerra y envío de armamento la solución a la guerra en Ucrania seguirá lejos.
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