En mi trayectoria de cinco años por el Poder Judicial, cuatro de ellos como magistrada suplente y aproximadamente dos años como magistrada en ejercicio en plaza vacante, mi conclusión es que la independencia judicial es un espejismo.
Cuando ingreso al Poder Judicial en el año 2017 lo hago con la ilusión de llevar a cabo la noble labor de ser jueza de la república: impartir justicia, dar a cada quien lo que corresponde. Una vez que logro ser designada como jueza descubro a personas juzgadoras y demás funcionarios auxiliares de un compromiso institucional inquebrantable. Sin embargo, cuando asumo el ejercicio de la magistratura, uno de los mayores honores profesionales en mi trayectoria, paso a ser también integrante de Corte Plena.
¿Cómo imaginarse la trama de poder que se vive en esa instancia judicial? Pero bueno, había que enfrentarla. Me correspondió una de las épocas mas oscuras del Poder Judicial, los expedientes de un exmagistrado, cuatro de ellos y la investigación de la Sala Tercera por irregularidades en la tramitación de un expediente. Hoy, ya con varios años de haber sobrevivido esos lamentables momentos, tengo claro que, si algo hace frágil el sistema judicial, es el voto secreto cuando se utiliza en Corte Plena.
Creo que fui una magistrada suplente independiente porque nunca me dejé influenciar por ningún grupo de poder de la Corte y por ello, me pasaron la factura en noviembre del año 2021. El desorden y el voto secreto fueron los ganadores en ese proceso. El tema pasó desapercibido por la prensa e igualmente por los supuestos defensores de la independencia judicial. Muy pocos medios de opinión lo analizaron, puedo pensar únicamente en dos de ellos y una organización a lo sumo dos del Poder Judicial. Pero en ese proceso de destitución no estuve sola. También fue destituido el juez superior Mauricio Chacón, uno de los mejores jueces de familia que he conocido, pero con un defecto dentro de ese contexto, ser juez independiente.
Haciendo un recuento de la trayectoria de corte de los magistrados suplentes, fuimos varios los que conocimos las causas más complejas y quienes estuvimos en esos procesos de serios cuestionamientos del sistema judicial. Hoy son muy pocos los que se mantienen, la mayoría fuimos descartados. Lástima que nuestros votos no fueron reflejados en las actas de Corte Plena, así la población costarricense entendería como se maneja la Corte Plena.
Menciono el término destitución porque la propia Constitución Política señala que, los magistrados suplentes deben tener las mismas garantías que los titulares. Eso es totalmente razonable, si no fuera así, la independencia de los titulares sería mayor a la de los suplentes. Sin embargo, el sistema está construido desde fabricaciones interpretativas para que el poder de los titulares sobre los suplentes sea indiscutible. Primer filtro en la propia Sala y segundo filtro en Corte Plena. Es más fácil doblar rodillas cuando se pasa por 3 filtros que por uno. Y para quienes hemos tenido la audacia de condenar a magistrados titulares en la redacción de resoluciones judiciales la posibilidad de continuar sin lugar a dudas disminuye.
En mi caso particular hoy me pregunto si los magistrados que en algún momento condené por mora judicial, incluyendo la Sala Constitucional no debieron inhibirse de votar en mi caso particular y el de don Mauricio Chacón, quien también participó en la sentencia que determinó un atraso excesivo de dicha Sala en la resolución de una acción de inconstitucionalidad. Si el Poder Judicial verdaderamente quiere que se respete la independencia judicial debe ser un actor en las reformas para eliminar la votación secreta en materia disciplinaria y dejar de utilizarla de forma antojadiza para ciertas designaciones.
Debo señalar que algunos magistrados y magistradas han hecho esfuerzos por el cambio, pero de repente se ven frustrados ante la maquinaria que no quiere que se avance. Mejor ejemplo de ello, el proyecto del gobierno judicial, una de las mejores propuestas para que Corte Plena deje de administrar y se dedique a su verdadero norte, la política judicial y el problema de la mora judicial. Hasta que no se comprenda que la transparencia debe ser el eje central de la casa de la justicia, pero con hechos más que discurso, la independencia judicial no solo será frágil, será un espejismo.
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