Parte del proceso de ingreso de un nuevo trabajador, suele incluir la apertura de una cuenta en el banco con el que la empresa trabaja y a través de la cual se le hará el depósito del salario, cualquier bonificación o reembolso y, finalmente, la liquidación.
En algunas ocasiones, el Banco simplemente informa que no es posible abrir la cuenta y por más gestiones que se hagan, no se brinda más información al respecto, por temas de privacidad y confidencialidad. El trabajador usualmente no sabe porqué no le abren la cuenta y es difícil navegar la burocracia bancaria para dar con el motivo.
Esto genera todo un problema administrativo, porque la empresa rara vez estará dispuesta a hacer una excepción en la forma de pago del salario y teme, con razón, que, de hacerlo, se abra un portillo con un efecto en cascada, con personas solicitando pagos en cheque o en efectivo por diversos motivos, por ejemplo, eludir la aplicación de un embargo o una pensión alimentaria.
Pero volvamos al tema ¿Por qué no les abren la cuenta? A veces, el Banco responde solamente que el trabajador está bajo investigación.
Usualmente, estas investigaciones tienen que ver con las estafas bancarias telefónicas. Una vez que los estafadores sacan el dinero de la cuenta de la víctima lo pasan a otras cuentas y de ahí, hacen retiros en ventanilla o en cajeros automáticos, y se pierde el rastro del dinero.
El trabajador puede estar siendo investigado por ser el dueño de esa otra cuenta a donde llega el dinero estafado o por ser la persona que retira el dinero en el banco o en un cajero electrónico. No significa necesariamente que sea parte de la banda de estafadores. Puede ser que alguien más le pide el favor de usar su cuenta para recibir dinero que le van a depositar o le pide retirar el dinero a cambio de una comisión o propina.
Cuando la persona estafada pone la denuncia penal, las autoridades y el mismo banco tienen los datos para establecer a cuál cuenta se pasó el dinero o quién hizo el retiro. En este momento, el trabajador pasa a ser sospechoso de la estafa.
Esta dinámica explica además por qué es tan difícil identificar a los estafadores. Los casos penales suelen dirigirse contra estos intermediarios que permitieron el uso de sus cuentas o que retiraron el dinero y son procesos que duran dos o más años en resolverse. A veces estos intermediarios identifican a la persona que les pidió el favor o les pagó la propina. A veces no lo hacen, por temor a represalias. Algunos incluso llegan a un arreglo con las víctimas, pagando de su dinero parte de lo estafado para cerrar el tema.
Mientras tanto, el trabajador atravesará la pesadilla de no estar bancarizado. Financieramente no existe. No hay cómo pagarle el salario. Es poco probable que otro banco le abra una cuenta y este mismo problema surgirá cuando intente hacer cualquier trámite bancario.
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