Después de dos años y medio de no haber pisado tierra en mi país y una pandemia interminable, finalmente pude regresar a Costa Rica y visitar a mis seres queridos. El país me recibió y me despidió tres semanas después, con una explosión de colores, tanto las montañas, como la vegetación, las flores, los animales y el mar. También, pude admirar cada noche una infinidad de estrellas y planetas. Después de años de inviernos con escalas de colores grisáceas, mis cinco sentidos se vieron abrumados de la manera más mágica y deliciosa.

Durante la pandemia, con más tiempo a solas para invertir en nuevos intereses, me he dedicado a llamar a mi abuela para pedirle consejos sobre el cuido de las plantas (con las que procuro dar vida a mi pequeño apartamento). Me he dado a la tarea de investigar sobre las diferentes especies y motivos por los cuales crecen, enferman y vuelven a florecer. Durante estas vacaciones, fue impresionante ver la riqueza y la fuerza con la cual la flora crece en nuestro país, mientras mis cuatro plantas caseras sufren por el árido invierno europeo.

Ahora bien, independientemente de la latitud en el que las plantas y los árboles crezcan, es increíble pensar cómo se puede crear un ser viviente casi de la nada, simplemente haciendo uso de un simple gas: el dióxido de carbono. Esta “magia” ancestral se ha perpetuado por cientos de millones de años, mucho antes de nuestra época, creando en la Tierra todo tipo de vida. Desafortunadamente, hoy en día casi ninguno de nosotros se detiene a admirar y procurar prolongar este milagro que desencadenó el mundo natural de hoy, tal y como lo conocemos.

La fotosíntesis – le dice a sus estudiantes – es un milagro: una hazaña de ingeniería química que apuntala la catedral de la creación. Toda la aparatosidad de la vida en la Tierra es un polizón de ese acto mágico y sobrecogedor. El secreto de la vida: las plantas comen luz, aire y agua, y la energía almacenada se destina a elaborar y crear todas las cosas. Conduce a sus alumnos al santuario del misterio: cientos de moléculas de clorofila se reúnen para formar complejos antena, que se agrupan a su vez en unos discos llamados tilacoides que constituyen los cloroplastos. Más de cien de estas fábricas de energía solar hacen funcionar a una única célula de la planta. Varios millones de esas células pueden constituir una sola hoja. Y un millón de hojas se agitan en las gloriosas ramas de un solo ginkgo.

Demasiados ceros: los ojos de los estudiantes se nublan. Debe reconducirlos de nuevo hacia la delgadísima línea que separa el atontamiento del asombro.

—Hace miles de millones de años, una única célula azarosa y autorreplicante aprendió a convertir una estéril bola de gas venenoso y escoria volcánica en este poblado jardín. Y todo lo que esperan, temen y aman se hizo posible.

Ellos piensan que perdió la cabeza, pero a ella no le importa. Se conforma con enviar un recuerdo a sus respectivos futuros, unos futuros que dependerán de la inescrutable generosidad de los seres verdes. 

 –Richard Powers, El clamor de los bosques

Volviendo a mi visita, este viaje me sirvió para pasar tiempo de calidad con mi familia y mis amigos. Pero, también fue la primera vez que pude ver a Costa Rica a través de los ojos de un extranjero, ojos hambrientos de ver algo más allá que cemento y vidrio. Y con estos ojos, pasé constantemente asombrada y maravillada por la biodiversidad con la que se convive en Costa Rica, día a día.

Le tomé fotos y videos hasta a las iguanas y a los mapaches que visitan todas las noches la casa de mi tía en Guanacaste, en busca de comida y con la seguridad de que serán bienvenidos. Todo crece, respira y florece tan fácilmente en nuestro país… es un verdadero placer simplemente sentarse a observar el mundo natural en su esplendor.

Necesitamos proteger este tesoro natural a como dé lugar, no sólo nuestros más de veinte parques y refugios nacionales, sino también nuestros corredores biológicos, nuestras cuencas hidrográficas, nuestros mantos acuíferos, nuestras costas y tantas otras maravillas que adornan nuestro pequeño pero rico país. Cada planta que permitamos germinar y crecer es un capturador de dióxido de carbono. Cada rama y cada hoja se construyen con el carbono que secuestran del aire que nosotros respiramos. Cada vez que un árbol crece, lo hace limpiando nuestro aire del dióxido de carbono, el cual sabemos que genera el efecto invernadero que hace subir la temperatura media del planeta, generando todo tipo de efectos terribles para todos quienes lo habitamos.

Por eso, es importante que pongamos atención no solo a estas elecciones, sino a lo que viene después. ¿Qué están proponiendo los candidatos y las candidatas en sus planes de gobierno y, cómo nos aseguraremos de que cumplan lo que prometen? Aunque por ahora estemos enfocados en las encuestas, los debates y las visitas al Mercado Central, lo que realmente importa es lo que sigue después del 6 de febrero (o de la segunda ronda en abril). Nuestra responsabilidad no termina después de emitir el voto.

Es por esto también que se debe poner atención a lo que los candidatos nos quieren vender. Por ejemplo, cuando tenemos a candidatos proponiendo la exploración de petróleo, refiriéndose a la riqueza económica que esto podría generar, pensemos también adónde nos llevarían este tipo de propuestas a largo plazo.

Hoy en día, la mayoría de las naciones están tratando de descifrar lo que nosotros ya casi hemos resuelto: cómo llevar de la mano el progreso económico y la sostenibilidad ambiental. ¿Por qué querríamos considerar ideas tales como la explotación petrolera como ingreso económico, cuando el plan de los países más desarrollados consiste en más bien seguir nuestro ejemplo y abandonar una economía de carbono? Estaríamos abdicando nuestra posición de liderazgo en sostenibilidad, ecoturismo y respeto al medio ambiente por una estrategia anticuada, que estropearía la imagen que hemos trabajado tan fuerte por construir y llevar al mundo entero. Estaríamos copiando modelos de crecimiento obsoletos, copiando al viejo mundo industrializado y que tanto daño ha causado a nuestro planeta.

Nuestro país ha sido bastante golpeado por la pandemia; esto lo veo de manera personal con mi familia, con mis amigos y de manera general en las noticias. Pero el camino para salir de la pobreza, la inseguridad y la crisis fiscal no es adoptando soluciones que sólo consideren apagar fuegos a corto plazo. La solución es un plan de crecimiento económico sostenible, de la mano con la innovación y la naturaleza, para asegurar nuestra supervivencia, y la del planeta como lo conocemos, a largo plazo. Esto es lo que deberíamos estarle exigiendo a nuestros candidatos.

—Los árboles son una idea genial. Tan genial que la evolución sigue inventándolos una y otra vez.

Él le enseña a diferenciar un nogal americano de corteza conchosa de un nogal de corteza escamosa. En su colegio nadie distingue siquiera un nogal de un carpe, algo que a la niña le resulta inconcebible.

—Los niños de mi clase creen que un nogal negro es igual que un fresno blanco. ¿Están ciegos o qué?

—Están ciegos para las plantas. La maldición de Adán. Solo vemos las cosas que se parecen a nosotros. Una pena, ¿verdad, pequeña?"

Richard Powers, El clamor de los bosques

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