De cara a la segunda ronda creo que debemos de considerar algunas cosas para no caer después en desengaños y, muy especialmente, cuál es la mentalidad que debemos de tener una vez se establezca quienes serán los encargados de llevar las riendas del gobierno en el próximo cuatrienio:

El tamaño de la deuda del país es muy grande (cerca de ₡3 billones). Es trascendental comprender bien esto para que las políticas públicas que se vayan a gestar en los próximos años tomen en cuenta esta realidad ineludible. No es cierto que en el sector público no se deban hacer ajustes en todos los niveles ya que, o si o si, los gastos del gobierno tendrán que seguir disminuyendo. Recordemos que lo que Costa Rica necesita para salir de la deuda que tenemos, equivalente al 68.34% del PIB, es recaudar más, por ende, producir más y disminuir gastos del aparato estatal.

Deberán existir mejores condiciones para que el sector privado pueda producir más y mejor y se genere la cantidad de empleo que se necesita para reactivar la economía. Esto será clave para que el país salga adelante, especialmente en el caso de la PYMES que representan el 34.5% del empleo en el país y el 37.7% del PIB.

El Estado no puede seguir funcionando de la misma forma. Hay instituciones que se deben de fusionar (por ejemplo, las más de 20 que existen para “atacar” la pobreza) y otras como Japdeva o Incop a las cuales se les han delegado funciones de carácter social que terminan diluyendo sus principales funciones en cuanto a facilitar el flujo de nuestras exportaciones e importaciones.

El gobierno deberá educar también, aquellas personas o familias que se les ayude deberán mostrar que también ponen de su parte. Si, por ejemplo, se les da beca de estudio para sus hijos e hijas ellos deben permanecer dentro del sistema educativo hasta que lleguen a alcanzar, al menos, una carrera técnica.

El Estado no debe seguir regalando casas. Las personas que reciban una ayuda de este tipo, al menos, deben pagar el precio de costo de la vivienda. Esta situación ha sido un círculo vicioso que, como un boomerang, más bien ha tenido el efecto de fomentar en muchos casos que generaciones tras generaciones vivan esperando que el Estado les resuelva sus dificultades sin un mínimo de esfuerzo. Esto puede sonar duro, pero es una realidad. Las personas deben de tener claro que su propio esfuerzo, junto con el empujón que les pueda dar el Estado, es la clave para mejorar y salir adelante.

El MEP debe ser una prioridad y si no se plantea una reestructuración y una forma diferente y osada de promover una educación que dé respuesta a las necesidades que enfrentarán nuestras jóvenes generaciones sería un despropósito dar el voto a los partidos que siguen pensando en una forma de educación que no responda a los desafíos del siglo XXI.

Es necesario que nuestros próximos gobernantes tengan un equipo competente y que el mismo genere confianza, especialmente para sentar las bases de una estabilidad que todos y todas las ciudadanas ansiamos percibir.

La próxima Asamblea Legislativa será clave en esto. Si los partidos allí representados llegan con la actitud de “pararse en la escoba” estamos perdidos.

Una última cosa: sea cual sea el resultado que den estas votaciones comportémonos como verdaderos patriotas. Basta ya de seguirnos comportando como liliputienses (y esto va tanto a para los políticos que resulten elegidos como a todos nosotros ciudadanos y ciudadanas). Demostremos madurez y asumamos el ideal de una Costa Rica desarrollada. Detengamos esa dependencia económica que nos hace tan “pedigüeños” a nivel internacional para verdaderamente pensarnos en un país desarrollado. Tengamos una visión de país que nos motive a dar lo mejor de nosotros mismos sea cual sea el lugar que ocupemos en nuestra sociedad. Tratemos de ser mejores en lo que hacemos y pensemos que con esto vamos a aportar para ser un mejor país. Seamos como aquel conserje al cual, en una visita hecha a la NASA en 1963, el presidente Kennedy le preguntó acerca de qué hacía él allí y cuya respuesta fue: “señor presidente, yo estoy ayudando a poner un hombre en la luna”. Eso es tener en la piel una visión de país grande.

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