La columna de este mes encuentra inspiración en la producción “Formas tontas de cargarse al mundo. El video forma parte de una campaña patrocinada por la empresa Ecovidrio en España que presenta de manera creativa aquellas actividades cotidianas, poco sostenibles y perjudiciales para el planeta como pueden ser la extracción y uso excesivo de combustibles fósiles, la indiferencia ante el consumo desmedido y la mala gestión de los residuos, por citar solo tres de los ejemplos mostrados.  Esta producción audiovisual es a su vez una adaptación del vídeo “Formas tontas de morir” (Dumb Ways to Die), que fue una exitosa herramienta de comunicación utilizada por el metro de Melbourne en 2013 para sensibilizar a la población sobre accidentes y riesgos relacionados con este sistema de transporte.

El término “cargarse”, según el diccionario de la Real Academia Española, admite múltiples definiciones, en el caso del título de este video se utiliza con la connotación negativa de cansar, romper, estropear o anular. El mensaje es claro y nos mueve a preguntarnos reflexivamente ¿qué tanto nos estamos cargando el mundo con nuestras acciones?

Cierto es que vivimos en una coyuntura muy particular en la cual los estímulos externos abundan, un contexto que combina la salida de la cuarta ola de COVID-19 y el levantamiento de las restricciones sanitarias, la carrera por la reactivación de actividades económicas; la recta final para la elección presidencial de 2022-2026, y en el campo internacional, ahora, el conflicto bélico que tiene al mundo en vilo por los ataques de Rusia contra Ucrania.  Sin embargo, detrás de estos temas que acaparan los titulares, viene de crecida, como un tsunami silencioso, la crisis climática que nos afectará de mil maneras sin importar el rincón del planeta en el que vivamos.

A pesar de lo complejo del entorno, no podemos perder el norte y evadir nuestra esfera de autoconciencia y responsabilidad individual. Si queremos salir del embate de esta difícil realidad, debemos mantenernos fieles a nuestros valores, porque cuando las prioridades son claras, las decisiones son naturales.

Si nos distraemos, ¿cuáles podrían ser entonces 10 posibles formas de cargarse a Costa Rica?

  1. No ir a votar.
  2. Ir a votar con el hígado y no con la cabeza conectada al corazón.
  3. Prestar oídos a los mensajes mesiánicos, populistas o violentos que siembran cizaña y alimentan el miedo, y prestarse a difundirlos sin cuestionar su contenido.
  4. Difundir información falsa, incompleta o no verificada.
  5. Personalizar en el partido de turno los problemas estructurales y de larga data.
  6. Pensar solo en mí y en mi bienestar inmediato y no en el bien común a largo plazo.
  7. Buscar culpables sin hacernos responsables.
  8. No hacer siempre el máximo esfuerzo, ser perezosos, no confiables y mediocres.
  9. Exigir el cambio, pero no estar dispuestos a cambiar.
  10. Olvidar nuestro himno nacional y la convicción de que el mejor y único futuro posible para Costa Rica, nuestra madre patria querida, debe ser la protección de la naturaleza, la defensa de la democracia y la paz social.

¡Salve, oh madre de amor! Cuando alguno pretenda tu gloria manchar, verás a tu pueblo, valiente y viril, la tosca herramienta en arma trocar. ¡Salve, oh patria!, tu pródigo suelo, dulce abrigo y sustento nos da; bajo el límpido azul de tu cielo, ¡vivan siempre el trabajo y la paz!

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